En los años 30 la mayoría de los proyectos
soviéticos “exóticos”, que tenían que ver con el armamento de bombardeo
y que no pasaron a la práctica o que fueron poco útiles, tuvieron su
origen en decisiones precipitadas. En particular, muchos derivan del
posterior desarrollo “ruso” de la doctrina del General italiano Giulio
Douhet (para los que entiendan el ruso se recomienda el libro titulado
“El dominio aéreo” (St. Peterburg, 2003), el cual no solo incluye las
obras de Douhet “El dominio aéreo” y “Formas probables de la futura
guerra”, sino también trabajos de otros autores, como el Coronel Paul
Vauthier “La doctrina militar del General Douhet” o el autor ruso
Aleksandr Lapchinskiy “Fuerzas aéreas en combate y operaciones aéreas”
que es una recopilación de sus trabajos, tales como “Táctica de aviación,
1926”, “Fuerzas Aéreas en combate y operaciones aéreas, 1932” , “El
combate aéreo, 1934”, “Aviación de bombardeo, 1937”, “Reconocimiento
aéreo, 1938”, “Ejercito del aire, 1939”, y otros).
Lo interesante es que la doctrina del general
Douhet en la URSS fue vista desde ambas perspectivas: desde la parte
atacante y desde la parte atacada. Algunos proponían implementarla,
adaptándola a las condiciones actuales, mientras que otros no dudaban
que el enemigo iba a implementar esta doctrina, con lo cual había que
estar preparado y tomar medidas defensivas oportunas.
En 1932-1933 se consideraba seriamente que los
bombarderos multimotor pesados y de largo alcance tipo TB, DB y TK
tenían que ser adaptados en primer lugar para transportar a larga
distancia enormes cantidades de ampollas de cristal AK-125 y AK-260,
armadas con componentes tóxicos. Precisamente para este tipo de
armamento se crearon los contenedores de submuniciones que
afortunadamente no fueron usados para tal fin, sino que se emplearon
para lanzar las submuniciones estándar, tales como bombas de
fragmentación o incendiarias de pequeño calibre.
Una propuesta aún más radical se hizo en 1934 en la
fábrica ¹39 de Menzhinskiy: allí comenzaron los trabajos para
desarrollar una bomba química de 2.000kg de calibre. Analizando la
correspondencia del Comisariado de la Industria Pesada que trata este
tema se puede concluir que esta munición no solo existía sobre el papel.
Estos son algunos ejemplos de desarrollos derivados
directamente de la doctrina del general italiano. Cabe mencionar que la
doctrina afectó indirectamente también a otros ámbitos de abastecimiento
técnico de VVS. Por ejemplo, la Dirección Química de UVVS RKKA tuvo en
cuenta el escenario, en el cual los bombarderos tenían que sobrepasar
las zonas de defensa antiaérea enemiga: los fragmentos de proyectiles
antiaéreos o balas de los cazas podían llegar a perforar las armas
químicas (ampollas de vidrio) que se encontraban en las bodegas.
Probablemente en 1937 se efectuaron vuelos de prueba en los bombarderos,
cuyos pilotos estaban dotados de mascaras antiguas (primero se usaron
las mascaras estándar); esto se explica por el hecho que en este periodo
de tiempo se comenzó a desarrollar varios modelos de mascaras antigás
especiales para pilotos, con el sistema de fijación de filtros en la
cintura, en los pies y en los brazos. Las largas horas de vuelo también
exigían aumentar el tamaño de los cristales de la mascara, reducir el
diámetro de la manguera, incrementar su flexibilidad, etc. Dado que este
tema se sale de la temática del artículo, no lo analizaremos en detalle.
Solo cabe recordar que en la URSS de los años 30 el armamento químico en
VVS era una de las prioridades. Referente a las mascaras antigás, al
comienzo de la Gran Guerra Patriótica, estas pasaron las pruebas de
vuelo en el polígono, pero mostraron resultados poco satisfactorios.
Al mismo tiempo, los ingenieros prestaban bastante
atención al desarrollo de los medios de lucha contra la doctrina del
general Douhet, visto desde la perspectiva de la parte atacada. Los más
capacitados para rechazar ataques masivos de la aviación enemiga sobre
los centros industriales y administrativos de la URSS eran las fuerzas
de MPVO NKVD de la URSS (Defensa Antiaérea Local), así como las unidades
de aviación de caza de VVS RKKA. Pero, aparte de los métodos antiaéreos
tradicionales, como la artillería antiaérea, reflectores antiaéreos,
aeróstatos de barrera, servicio de VNOS (observación, alerta y
comunicación), así como bomberos, brigadas especiales y demás, se pensó
luchar contra las grandes formaciones de bombarderos enemigos
mediante bombarderos cazadores.
Sin entrar en más detalle, cabe mencionar a los
bombarderos veloces “SB”, transformados en cazas pesados de PVO (Defensa
Antiaérea), dotándoles de proyectiles a reacción (cohetes,
coloquialmente hablando) de calibre 132mm. Por otro lado, se
desarrollaron diversos esquemas de “bombardeo antia-avión”; estos
métodos fueron estudiados seriamente por los ingenieros durante bastante
tiempo. El lanzamiento de bombas estándar sobre los aviones enemigos en
vuelo fue propuesto ya a finales de los años 20, pero lamentablemente
los trabajos correspondientes a este periodo de tiempo no están lo
suficientemente documentados. Pero podemos suponer que debido a la nula
probabilidad de un impacto directo de una bomba en un avión en pleno
vuelo, se deberían usar municiones de fragmentación estándar, no dotados
con espoletas de contacto sino con detonadores a distancia.
El lanzador eléctrico ESBR-1, así como el ESBR-2 y
ESBR-3 permitían bombardear tanto en salvas como en series, con
intervalos de tiempo programables. Pero este método exigía que el piloto
tuviera una alta precisión visual, ya que la altitud de vuelo de los
objetivos tenia que ser determinada visualmente y además con suficiente
antelación para poder colocarse a una altitud adecuada, condicionada por
el tiempo de los detonadores a distancia de las bombas, fijado
previamente. En caso de error, el piloto no solo corría el riesgo de
fallar sino también de recibir daños.
BOMBA ANTIAÉREA
Otra versión del “bombardeo antiaéreo” que se
desarrollaba a mediados de los años 30 prometía una probabilidad de
impacto en un objetivo aéreo bastante mas elevada, tanto en rumbos
opuestos como en coincidentes (semiesfera delantera o trasera,
respectivamente). La idea consistía en lo siguiente: el bombardero
“cazabombarderos” colocaba una barrera temporal, formada por municiones
especiales. Cada una de estas municiones estaba formada por un peso,
atado a una cuerda de varias decenas de metros y dotada de un pequeño
paracaídas en el otro extremo. Bajo la cúpula del paracaídas, mediante
anillas, se fijaba una pequeña bomba de fragmentación con una espoleta
de contacto. Se preveía que la “cortina” iba a ser bastante densa y que
el avión enemigo chocaría inevitablemente contra la cuerda, estirada por
el peso de la carga. Tras entrar en contacto, se abría el cierre del
portabombas, la bomba se desenganchaba de la cúpula del paracaídas y,
guiada por la cuerda, caía encima del avión.

Uno de los métodos de colocación de la barrera con
bombas antiaéreas usando el bombardero cazador TB-3
COHETE ANTIAÉREO
En 1938 en el NII-3 del NKOP (Instituto de
Investigación Científica del Comisariado Popular de la Industria de
Defensa ¹ 3) el proyecto de la bomba antiaérea se llevó a la practica. Y
no solo esto: gracias al empleo de materiales modernos, los ingenieros
lograron ubicar esta munición en la cabeza del proyectil a reacción de
artillería antiaérea RZS-132; es mas, el proyectil incluso fue dotado de
un paracaídas propio, para que sea posible recuperar el cuerpo del
RZS-132 y su motor tras su descenso a tierra. Pero no vamos a entrar en
detalle hablando sobre el RZS-132 y sobre su uso como medio para poner
barreras antiaéreas, tal vez lo haremos más adelante. Pero si cabe
mencionar que se desarrolló otra versión del RZS para ser instalada en
un avión: en este caso ocupaba menos espacio (la mitad), ya que en este
caso no necesitaba un motor tan potente como para el caso de ser lanzado
desde tierra.

Principio de funcionamiento de los cohetes
antiaéreos a reacción (análogos de las bombas antiaéreas).
Volvemos a la munición antiaérea en si. La cuerda,
prevista al principio, fue sustituida por un hilo de gran resistencia de
500m de largo, mientras que el paracaídas de algodón fue reemplazado por
uno de seda o de mitcal. En un TB-3 se podía cargar varios centenares de
estas bombas antiaéreas. Los ingenieros trabajaron seriamente con el
sistema de lanzamiento, desarrollando uno que evitaba un “desenganche”
prematuro del elemento destructor (parte que lleva el explosivo) en el
momento cuando se produce el tirón (apertura del paracaídas), así como
resolvieron el problema del armado de la espoleta.
Según los cálculos, un solo avión-colocador de
barreras en un breve periodo de tiempo era capaz de levantar una barrera
con altitud de 600m y longitud de 1.000m. Para estas dimensiones de la
barrera, su densidad era calculada de tal forma que un avión bimotor
tenía que entrar en contacto como mínimo con 2 de estas municiones.

El juego completo de la bomba antiaérea, extraída
del cassete.
Es obvio que utilizar dichas barreras contra
objetivos solitarios o contra pequeños grupos de aviones no era
eficiente, pero en caso de darse la situación que “profetizaba” el
general Giulio Douhet, es decir, en caso de que el país sea atacado por
“armadas de bombarderos”, dichas barreras representarían un buen medio
complementario a las redes de barreras aerostáticas. A pesar de que el
sistema fue creado, la VVS RKKA no tuvo oportunidad de usarlo en combate.
Esto se confirma por los planes de pedidos del armamento aéreo: durante
los 5 años previos a la guerra, estas municiones no se llegaron a
fabricar ni siquiera en pequeñas series.
Fuentes:
1) S.N.
Reznichenko: “Armamento a reacción de VVS en
los años 1930-1945” |