El 10 de
junio de 1944, en el istmo de Karelia, nuestro ejército comenzó con
éxito la ofensiva de verano.
El istmo
de Karelia representa un estrecho espacio entre el lago de Ládoga y
Golfo de Finlandia. Prácticamente todo el istmo estaba cubierto por
bosques. En las cercanías de Vyborg, la zona de pantanos se
convierte en una zona de colinas, llena de pequeños lagos y rocas.
Aprovechando las ventajosas características del terreno, los
finlandeses y alemanes crearon una serie de cinturones defensivos,
que representaban un serio obstáculo para nuestras tropas. Para
garantizar el éxito de la ofensiva de nuestras tropas terrestres, el
día del ataque comenzó con una fuerte preparación llevada a cabo por
las fuerzas aéreas.
En los
ataques masivos, realizados sobre las fortificaciones enemigas,
participaron simultáneamente varios centenares de aviones.
A fecha
de nuestra ofensiva, los finlandeses disponían de poca cantidad de
aviones, y durante los 2 o 3 primeros días del comienzo de la
operación, prácticamente no oponían ninguna resistencia.
En los
días siguientes, los alemanes trasladaron desde Estonia a la zona de
Vyborg varias unidades de caza. Por eso, a partir del día 15 o 16 de
junio, la aviacion enemiga comenzó a mostrar actividad, causando
daños a nuestra aviacion, sobre todo a la aviacion de asalto y de
bombardeo.
La
táctica de la aviacion de caza enemiga era la siguiente: grupos de
cazas volaban bajo las nubes y, ocultándose en vuelo rasante sobre
el fondo de los bosques y elevadas zonas del terreno, atacaban por
sorpresa a nuestros aviones, que actuaban sobre sus objetivos.
El día 21
de junio nuestras tropas tomaron la ciudad de Vyborg. Los
finlandeses, intentando salvar su armamento y sus tropas,
retrocedían por las carreteras en dirección al norte de Vyborg.
Nuestro
grupo, formado por 4 IL-2, bajo mando del comandante de escuadrón,
Starshiy Leytenant Ponyakov, recibió la orden de realizar la
siguiente misión: atacar a la columna de tropas enemigas que se
retiraban por la carretera, actuando de forma independiente, y sin
escolta de cazas. Cuando estábamos diseñando el modelo del ataque,
elaboramos varios escenarios, con un posible resultado de éxito y de
fracaso, y llegamos a la conclusión de que para hacer frente a los
cazas enemigos, la mejor alternativa sería actuar en vuelo rasante,
y volando en “formación de escalón derecho frontal”.
Despegamos y nos pusimos en “formación de escalón derecho”. El
comandante me ordenó ocupar el puesto del cuarto punto. Cruzamos la
línea del frente en vuelo rasante. No habíamos detectado ningún caza
enemigo en el aire.
Realizamos 2 ataques sobre el objetivo. El líder comenzó a realizar
el tercer atraque, yo también comencé a efectuar el giro, cuando en
los auriculares oí la voz del artillero: “¡Desde el cerro salen 4 FW-190,
nos van a atacar!”. El líder nos dio la señal: “¡reunión!”.
Giré
hacia la derecha y vi detrás de nosotros a una pareja de FW-190 que
iban a una distancia de 800-900m y que se ponían en nuestra cola. La
segunda pareja ocupó la posición de espera a la derecha de la
formación, a una distancia de 800-900m. Nuestro líder del grupo
disminuyó la velocidad y todos los puntos nos pusimos rápidamente en
formación, con un intervalo de 15-20m. Los alemanes decidieron
atacarnos desde la cola: esto era beneficioso para nosotros, dado
que nosotros íbamos en vuelo rasante, lo que evitaba la posibilidad
de que nos ataquen por debajo y desde atrás; además, una serie de
cerros y barrancos nos posibilitaban realizar maniobras de esquiva
para evitar que el enemigo pudiera abrir fuego con precisión.
Cuando
uno de los FW-190 se me acercó a unos 600m de distancia para
atacarme, mi artillero y los artilleros de otros aviones abrieron
fuego de detención. Los alemanes seguían acercándose, confiando en
poder reducir la distancia para poder disparar de más cerca. El FW-190
que me iba a atacar, procuraba en todo momento mantenerse en un
sector seguro (Fig.73). Yo seguía las órdenes de mi artillero aéreo,
girando el avión a la derecha y a la izquierda, dándole la
oportunidad al artillero de abrir el fuego de precisión sobre el
caza enemigo. Al mismo tiempo yo procuraba mantener mi puesto en la
formación.
MANIOBRAS DEL IL-2 ATACADO POR LA COLA

Fig.73 (pulsar para
ampliar)
El alemán
abrió fuego con los cañones justo en aquel momento, cuando bajé a la
mínima altitud posible, y sus ráfagas pasaron por encima de mi
avión, solamente rompiendo el soporte de la antena. El FW-190 salió
del ataque a la derecha y en trepada.
Posteriormente, la misma pareja nos atacó desde la cola por segunda
vez. En esta ocasión el ataque acabó peor para los alemanes: uno de
los FW-190 fue derribado por mi artillero aéreo, St. Serzhant
Dudatin (Dudatin le disparó una ráfaga directamente en el morro del
avión) justo cuando pasábamos sobre uno de los lagos. Yo bajé a la
mínima altitud posible, creando las condiciones idóneas para que mi
artillero pueda disparar (Fig.74). El segundo FW-190, viendo cómo
acabó el ataque de su compañero, no se atrevió atacarnos y se retiró
del combate definitivamente.
La
segunda pareja de FW-190 que ocupaba la posición de espera, comenzó
el ataque.
EL EPISODIO DEL SEGUNGO
ATAQUE REALIZADO POR LA PRIMERA PAREJA DE FW-190

Fig.74 (pulsar para
ampliar)
Los
alemanes recurrieron a un método muy poco utilizado por ellos. El
método consistía en salir del sector de tiro de los artilleros
aéreos, entrar por el flanco en rumbo paralelo, girar y realizar el
ataque, aprovechando la zona muerta (Fig.75). En este escenario,
nosotros realizamos la maniobra que consistía en efectuar un giro
con todo el grupo, para que los artilleros puedan abrir fuego de
precisión. Los artilleros abrieron fuego intensivo y rechazaron dos
ataques.
MANIOBRA DEL GRUPO DE IL-2 DURANTE EL
ATAQUE DE FW-190 REALIZADO POR LOS FLANCOS

Fig.75 (pulsar para
ampliar)
Tras
realizar varios ataques en pareja sin éxito, los alemanes realizaron
varios ataques laterales, atacando simultáneamente desde ambos
lados. Las ráfagas de sus cañones eran disparadas con deflexión
frontal y desde arriba hacia abajo, dirigidas al centro de nuestra
formación, con el objetivo de separar al avión que cerraba la
formación, romper nuestra formación y acabar con nosotros uno a uno.
Esa era la intención (fig.76). Ellos también esperaban que nosotros
nos metiéramos por casualidad entre una sus ráfagas.
En el
momento justo cuando una ráfaga tenía que converger con mi avión,
tiré bruscamente de la palanca y evité impactar con la ráfaga, a
pesar de que 2 proyectiles alcanzaron mi avión, provocando el
despliegue de una de las patas del tren de aterrizaje.
ATAQUE SIMULTÁNEO POR LOS FLANCOS

Fig.76 (pulsar para
ampliar)
Ya
llevábamos en combate 10 minutos, y hasta nuestro territorio
faltaban 2 o 3 kilómetros. Los alemanes, por lo visto, se quedaron
sin munición y se retiraron del combate. Nosotros volvimos a nuestra
base sin incidencias. Yo realicé el aterrizaje con éxito sobre una
pata del tren de aterrizaje.
Aquel
combate me causó una gran impresión, dado que en aquel entonces yo
era un piloto de poca experiencia y aun tenía poca fe en la eficacia
de la maniobra. Aquel combate también me convenció de que el hecho
de mantenerse en formación y respetar una velocidad adecuada permite
obtener la victoria en un combate aéreo. Una vez más se ha
demostrado, que en un combate aéreo defensivo, llevado a cabo por
los IL-2, en situaciones cuando no existe la posibilidad de formar
“circulo” o “serpiente”, la formación de combate que resulta ser la
más eficaz es la formación de “escalón”, volando a una velocidad
reducida.
Los
alemanes no lograron éxito alguno, porque acercarse a una corta
distancia les impedía el fuego coordinado de nuestros artilleros.
Por otro lado, es muy difícil acertar desde una gran distancia en un
avión que realiza maniobras.
Realizando una serie de maniobras, nosotros salimos victoriosos de
aquel combate, derribando a uno de los cazas FW-190 y sin sufrir
ninguna baja por nuestra parte.
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