Durante
la Guerra Patriótica en varias ocasiones participé en los ataques
sobre aeródromos enemigos. El ataque sobre un aeródromo se considera
como una de las misiones más complicadas para la aviacion de asalto.
La mayoría de los aeródromos enemigos se encuentran muy alejados de
la línea del frente, por tanto los Shturmovik están obligados a
traspasar toda la banda táctica de la defensa enemiga, repleta de la
artillería antiaérea y de puestos de observación antiaérea.
Como
norma general, los aeródromos están fuertemente defendidos por la
artillería antiaérea y los cazas de defensa aérea, sobre todo cuando
se trata de una agrupación de aeródromos formando un importante
núcleo aéreo, cuando se encuentran en las cercanías de una gran
ciudad o cuando se encuentran al lado de un nudo de comunicación
terrestre.
Todos
estos factores incrementan muy considerablemente el nivel de
dificultad del ataque para los Shturmovik. La probabilidad de
encontrarse con los cazas enemigos aumenta. La artillería antiaérea
dispone de suficiente tiempo para prepararse para rechazar el
ataque.
Por
tanto, es necesario recurrir a diversas tácticas de desorientación
para engañar y confundir al enemigo, realizando un ataque sorpresa y
causando el máximo daño posible.
Recuerdo
una serie de ataques sobre los aeródromos de Kharkov-Aleshki y
Kharkov-Sokolniki, muy característicos por su metodología y eficacia.
Entre
ambos ataques pasaron 3 meses, y por tanto la situación en el frente
había cambiado radicalmente.
El primer
ataque fue realizado 6 de mayo del 1943. Atacamos el aeródromo
Kharkov-Aleshki. Era el momento cuando los alemanes se preparaban
frenéticamente para tomar la revancha en Stalingrado y concentraban
enormes medios materiales y tropas en la zona de Belgorod-Kursk.
Nuestra
aviacion de reconocimiento había detectado una gran concentración de
aviones enemigos en los aeródromos del núcleo aéreo de Kharkov.
Nuestro
regimiento estaba emplazado en el aeródromo de Solonets-Polyana (Nuevo
Oskop). Recibimos órdenes para realizar la siguiente misión:
destruir los bienes materiales, aviones y aniquilar al personal del
aeródromo Harkov-Aleshki.
El núcleo
aéreo de Kharkov estaba fuertemente defendido por la artillería
antiaérea. Sobre sus aeródromos permanentemente estaban patrullando
los cazas Me-109 y FW-190.
El
enemigo utilizaba parte de su aviacion de forma periódica contra
nuestras tropas y vías de comunicación, por consiguiente, la mayor
parte de su aviacion solía encontrarse en el aire. Además, el
enemigo defendía con los cazas las posiciones de sus tropas de
tierra. Por tanto, teníamos que atacar en el momento adecuado,
cuando los aviones enemigos se encuentren estacionados en el
aeródromo, evitando al mismo tiempo el encuentro con sus cazas.
Por otro
lado, había que tener en cuenta la gran saturación de tropas
enemigas en la zona táctica que teníamos que sobrevolar, y por
consiguiente, la gran cantidad de medios de defensa antiaérea.
Adicionalmente, la propia defensa antiaérea de Kharkov era muy
densa.
Todos
estos factores creaban dificultades añadidas.
El
comandante de regimiento tomó la siguiente decisión: el grupo tenia
que despegar antes del amanecer para realizar el ataque antes del
comienzo de la actividad en el aeródromo, llegando en aquel momento
cuanto todos los aviones enemigos estén estacionados en tierra. De
esta manera podíamos causar el mayor daño posible y evitar el
encuentro con sus cazas.
Me
encargaron liderar el grupo de 12 aviones IL-2, escoltados por 12
cazas Yak-1. Éramos muy conscientes de la complejidad de la misión,
por lo cual el día anterior realizamos una minuciosa preparación.
Otro
factor que creaba dificultad adicional era el despegue en la
oscuridad, la reunión del grupo y la orientación en oscuridad sobre
la ruta.
En la
tarde del día anterior realizamos una minuciosa preparación,
simulando diversos escenarios de combate, tanto para el grupo de los
IL-2 como para el grupo de escolta. Los cazas de escolta estaban
emplazados en nuestro aeródromo. Cada uno de los pilotos analizó los
planos del aeródromo enemigo. Cada escuadrilla del grupo tenia
asignado su propio objetivo. Se había asignado una escuadrilla de
IL-2 especialmente para neutralizar la artillería antiaérea. Esta
escuadrilla debía atacar a los antiaéreos con bombas de pequeño
calibre, con los cañones y ametralladoras.
Despegamos en la oscuridad sin incidencias, gracias a que para la
misión se había seleccionado a los pilotos y comandantes de
escuadrilla con mayor experiencia; utilizamos reflectores antiaéreos
y hogueras para iluminar las pistas, los líderes de escuadrillas
llevaban puestas las luces de navegación.

Fig.55 (pulsar para abrir)
La
formación de vuelo era la siguiente: dos grupos de 6 IL-2 iban en
columna, y cada uno de estos grupos estaba formado por “cuña de
escuadrillas”. Dicha formación nos garantizaba una mejor defensa
contra los cazas, los artilleros podían actuar de forma coordinada y
conjunta. Dicha formación también nos permitía efectuar el bombardeo
con mayor densidad.
Los cazas
de escolta iban detrás de nuestra formación, colocándose por los
flancos y casi a la misma altitud que nosotros para evitar perdernos
en la oscuridad.
Hasta la
línea del frente íbamos ganando altitud, llegando alcanzar 1500m
(Fig.55).
Cuando
cruzamos la línea del frente el grupo comenzó el descenso, para:
- incrementar la velocidad de vuelo;
- para permanecer el menor tiempo posible sobre el territorio
enemigo;
- para poder realizar mejor las maniobras de esquiva de los
antiaéreos.
Los
antiaéreos enemigos abrieron fuego en varias ocasiones, pero no
llegaron a alcanzar a ningún avión: todas las explosiones quedaban
detrás de nuestra formación.
Nos
acercamos al aeródromo enemigo a 800-900m de altitud. Desde esta
altitud comenzamos el ataque, realizado en planeo con un ángulo de
30 grados hasta alcanzar 200-300 de altitud. Lanzamos las bombas,
los cohetes RS, disparamos con los cañones y ametralladoras.
Cada
escuadrilla atacó su propio objetivo que había sido asignado
previamente.
La
retirada del objetivo al finalizar el ataque fue realizada con un
giro a derechas y con el posterior descenso hasta pasar a vuelo
rasante, volando en dirección al bosque que se encontraba al este
del aeródromo.
Cuando
estábamos sobre el objetivo, la artillería antiaérea abrió un fuego
de gran intensidad. Pero no sufrimos ni una sola baja, dado que el
grupo podía maniobrar bien gracias a:
-
la buena reserva de velocidad;
- el picado poco pronunciado;
-
la maniobrabilidad individual de cada tripulación;
- y
la realización de la retirada del objetivo mediante un giro a
derechas.
Durante
la retirada del objetivo un grupo de 8 Me-109 intentó atacarnos,
pero nuestros cazas de escolta trabaron en combate a 6 de ellos. Los
otros dos intentaron atacarnos, pero nuestros artilleros rechazaron
su ataque, derribando a uno de ellos. Ni los IL-2 ni los Yak-1 no
sufrieron ni una sola baja a causa de los cazas (Fig.56).
Durante
el ataque detectamos en el aeródromo entre 10 y 15 Ju-88, hasta 25
Me-109 y 10 aviones de modelo no identificado.
Como
resultado de nuestro ataque, eliminamos a 2 Ju-88 y 9 Me-109. Los
incendios de estos aviones fueron observados por los artilleros
aéreos y por los cazas de escolta.
También
hubo explosiones de bombas de pequeño calibre en el aparcamiento de
la parte norte del aeródromo, donde se encontraban estacionados 15
aviones. La escuadrilla destinada para neutralizar la artillería
antiaérea cumplió su misión con éxito, neutralizando a dos baterías
antiaéreas.
La carga
bélica del grupo fue constituida por FAB-100, FAB-50, M-9, AO-25,
PTAB, el fuego de los cañones, ametralladoras y cohetes RS.
En la
ruta de vuelta sobre el territorio enemigo, el vuelo era realizado
“en olas” (a 150m de altitud) para poder garantizar la
maniobrabilidad y al mismo tiempo para tener la posibilidad de
disparar con el armamento delantero sobre todo aquello que nos
disparaba desde la tierra durante toda la ruta de vuelta. Las piezas
de artillería antiaérea que nos encontrábamos por el camino eran
neutralizadas con éxito mediante el armamento delantero de los IL-2.
Este
ataque demuestra que una correcta valoración de la situación y una
buena planificación, sobre todo en cuanto a la selección del momento
de ataque y el método de ataque, una minuciosa preparación de vuelo,
la correcta selección de la ruta y del perfil del vuelo, las
decididas acciones de las tripulaciones – todo esto ha permitido
cumplir nuestra misión con éxito.

Fig.56 (pulsar para abrir)
He de
destacar que las posteriores misiones no eran una copia de la misión
anterior. Al cabo de 3 meses tuve que participar en otra misión de
ataque sobre el mismo núcleo aereo, pero debido a que la situación
se había cambiado por completo, en el plan de la misión fueron
introducidas diversas modificaciones.
EL ATAQUE SOBRE EL
AERÓDROMO KHARKOV- SOKOLNIKI DEL 10 DE AGOSTO DE 1943.
La
situación era muy diferente a la de hace 3 meses. El enemigo sufrió
una derrota en Belgorod-Kursk y se iba retirando hacia Kharkov,
oponiendo una fuerte resistencia.
La
situación era muy tensa, tanto en la tierra como en el aire. Los
alemanes continuamente lanzaban al combate nuevas unidades. Lo mismo
pasaba en el aire.
Recibimos
la orden de atacar al aeródromo por la noche. Pero la experiencia
obtenida en los duros combates anteriores nos posibilitó prepararnos
para el vuelo en un plazo muy breve y con todo el rigor.
Se
planificaba atacar el aeródromo con un grupo de 18 aviones IL-2,
escoltados por 12 cazas Yak-1.
Despegamos al amanecer. En el aire el grupo fue reunido sobre el
aeródromo.
Nos
pusimos en formación de tres grupos de 6 IL-2 en cada uno, puestos
en columna. Cada grupo iba en formación de “cuña de escuadrillas”.
Seguidamente todo el grupo se dirigió en trepada hacia el otro
aeródromo donde estaban emplazados los cazas de escolta. El
aeródromo de los cazas se encontraba a 40km de nuestro aeródromo. A
pesar de que en el aeródromo de los cazas se encontraba el Oficial
de Comunicaciones dotado de un canal de comunicación telefónico con
nuestro aeródromo, el encuentro con los cazas de escolta fue
efectuado con grandes dificultades, derivadas de la pésima
visibilidad. Para encontrar a los cazas, tuvimos que usar la radio.
Era una medida extrema, dado que no era recomendado utilizar los
radiotransmisores (para ocultar mejor nuestro ataque).
El vuelo
fue muy tenso. A pesar de las previsiones meteorológicas, cuando
cruzamos la línea del frente, por delante de nosotros a un rango de
altitud de 110-1.200m apareció nubosidad. Pero esta nubosidad fue
aprovechada por nosotros.
El frente
de las nubes empezaba desde las vías ferroviarias Kharkov-Belgorod e
iba dirigido hacia el oeste. Los IL-2 ganamos altitud hasta alcanzar
1400-1500m y sobrevolamos la cota superior de la nubosidad. Todo el
territorio al este de las vías ferroviarias y de la carretera era
perfectamente visible, lo que nos facilitaba una buena orientación.
Configuramos la ruta de vuelo de la forma para poder aparecer sobre
el aeródromo de Sokolniki por noroeste, desde la retaguardia
enemiga, al mismo tiempo evitando sobrevolar el aeródromo de Aleshki
que estaba ubicado sobre nuestro camino.
La salida
de ataque tenía que ser realizada con un giro a izquierdas (Fig.57).
Cuando
estábamos seleccionando las maniobras de entrada, tuvimos en cuenta
los errores cometidos en las anteriores misiones. Para poder
acercarse al aeródromo sin ser detectados, cambiamos de táctica. En
la otra ocasión entramos por el Este, y los aviones eran visibles
sobre la parte clara del horizonte, por lo que la artillería
antiaérea nos pudo detectar con antelación. Esta vez decidimos
entrar por el Oeste, por la parte oscura del horizonte. Esta táctica
había funcionado bien.
Cuando
nuestro grupo se acercó al aeródromo, los antiaéreos no pudieron
abrir fuego de precisión porque nos descubrieron demasiado tarde.
Solamente pudieron abrir fuego de barrera, pero nosotros superábamos
esas barreras fácilmente, realizando pequeños cambios de rumbo para
esquivarlas.
Nuestro
ataque fue realizado totalmente por sorpresa. La ciudad de Kharkov
era perfectamente visible, lo que nos ayudó a la hora de localizar
el aeródromo.
Realizamos el ataque en grupos de 6, en un picado pronunciado de
hasta 40 grados. Por lo visto, a estas horas en el aeródromo ya
había comenzado el trabajo, dado que había movimiento y muchos
aviones estaban rodando por las pistas de maniobra o estaban
estacionados en pista preparados para efectuar el despegue. Además,
se había concentrado una gran cantidad de aviones en los
aparcamientos, sobre todo cerca de los hangares de la parte
occidental del aeródromo.
Los
Shturmovik realizaron una serie de ataques en cadena, en grupos de
6, utilizando todo el potencial destructivo del armamento del IL-2.

Fig.57 (pulsar para abrir)
Dado que
no era la primera vez que atacábamos los aeródromos, el enemigo
estaba en alerta. En el aire se encontraba una gran cantidad de
cazas, y además (según las observaciones de los cazas de nuestra
escolta) los alemanes pusieron en el aire cazas de los aeródromos
vecinos.
Pero
nuestra táctica de ataque por sorpresa impidió al enemigo a
aprovechar sus ventajas. Nuestro grupo fue atacado por los cazas
cuando ya estábamos efectuando la salida del ataque. La estrecha
formación de los IL-2 y el fuego coordinado de los artilleros aéreos
impidieron al enemigo a causarnos daños significativos. Solamente
uno de nuestros IL-2 sufrió daños, y además fue por su propia culpa,
dado que se separó del resto del grupo durante el ataque alemán.
Los cazas
de nuestra escolta trabaron en combate a los cazas enemigos. Aquel
IL-2 que se separó de la formación, alcanzó al resto del grupo
rápidamente para refugiarse de los ataques de los cazas, y
posteriormente pudo aterrizar en nuestro territorio sin mayores
dificultades.
A
destacar el hecho que cuando nuestro grupo iba de camino a la base,
fuimos acompañados hasta la línea del frente por 3 parejas de
Me-109. Pero los alemanes no realizaron ni un solo ataque, a pesar
de que con los IL-2 solamente se quedaron 2 cazas de escolta Yak-1.
El líder
del grupo dio la orden por radio a estrechar la formación y a pasar
a vuelo rasante. Los artilleros de forma coordinada no dejaban a los
alemanes a acercarse al grupo a una distancia de tiro. Sobre todo
destacaron dos escuadrillas de flanco, que siguiendo la orden del
líder de grupo, iban pasando de un flanco a otro, rechazando los
ataques de los cazas con su armamento delantero. Durante todo el
tiempo que íbamos hacia la base, los cazas enemigos nos estaban
siguiendo, manteniéndose a una distancia prudencial y en los
flancos. Seguramente estaban esperando a que alguno de nuestros
aviones se separara de la formación.
La
actuación de la artillería antiaérea enemiga no fue efectiva,
posiblemente porque estuviera desorganizada desde el principio
gracias a nuestro ataque por sorpresa, y posteriormente por la
presencia en la zona de los propios cazas alemanes.
El
resultado de nuestra misión se debe considerar como exitoso. Fueron
dañados 3 hangares y se detectaron numerosos incendios y explosiones
de los aviones estacionados en tierra. Además, el enemigo sufrió
importantes bajas en el aire, dado que nuestros cazas de escolta
derribaron a 3 aviones Me-109.
La
eficacia de nuestros ataques (misiones similares también fueron
realizadas por otros regimientos) se demuestra por el hecho de que
hasta el mediodía ningún avión enemigo atacó a nuestras tropas de
tierra.
Los
resultados de nuestros ataques fueron confirmados cuando nuestras
tropas liberaron la ciudad de Kharkov. Lo vimos personalmente. En el
aeródromo se encontraban aviones y otros bienes materiales
destrozados. Por otro lado, los resultados fueron confirmados por
los residentes locales, que vieron explosiones e incendios en el
aeródromo, que duraron varias horas tras nuestro ataque.
Recordando nuestro trabajo en el frente, considero que aquellas
misiones eran ejemplares en cuanto a la exactitud de realización, la
organización del ataque y la firmeza de las tripulaciones en una
situación muy compleja y de gran tensión. Estábamos muy orgullosos.
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