El grupo de 6
aviones IL-2 bajo mi mando recibió el objetivo de la misión: prestar
apoyo aéreo a nuestras tropas en la zona que se encontraba a 25 km al
noroeste de Kenigsberg.
Acordamos
todos los detalles y despegamos para escoltar a nuestra infantería. El
grupo estaba bien cohesionado dado que era fijo: su composición no
variaba desde hace un mes y medio.
Cuando
estábamos a punto de cruzar la línea del frente, la estación de guiado
nos reorientó hacia un nuevo objetivo. La nueva misión consistía en
rechazar el ataque de los tanques enemigos que comenzaban el
contraataque.
Cuando
llegamos al sector, descubrimos unos 30 tanques enemigos atacando a
nuestras tropas que en aquel momento estaban avanzando.
Tomé la
siguiente decisión: atacar a los tanques enemigos desde su retaguardia,
es decir, entrando desde el territorio enemigo para salir hacia nuestro
territorio al finalizar el ataque.
Di la orden
para formar “el circulo”. Seguidamente realicé la primera pasada “en
blanco” para marcar el objetivo y para que el grupo cierre el “circulo”.
Al mismo tiempo solicité a la base por radio el apoyo de un grupo
adicional de IL-2 cargados con bombas PTAB. Posteriormente comenzamos el
ataque. La calidad de la comunicación por radio con la base era buena.
Realizamos
seis ataques. Eliminamos 6 tanques y matamos hasta una compañía de
infantería. Posteriormente giramos hacia nuestra base. El contraataque
de los tanques enemigos fue frustrado.
En la tarde
del mismo día a nuestro destacamento llegó el telegrama del mando de las
tropas de tierra, agradeciendo el trabajo realizado.
CONCLUSION
Para poder
rechazar un contraataque de los tanques de forma eficaz es necesario:
- que cada
uno de los pilotos sepa distinguir nuestros tanques de los tanques
enemigos;
- que conozca
las características tácticas y técnicas de los tanques enemigos: su
velocidad, su armamento y sus partes más vulnerables;
- que sepa
localizarlos rápidamente;
- que sepa
realizar una entrada al objetivo de forma correcta para comenzar el
ataque.
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