Antes del
comienzo de la operación Yassco-Kishinevskaya me tocó por primera vez
realizar una misión que consistía en realizar la fotografía en
perspectiva. La misión era encargada por el mando de las tropas
acorazadas y caballería.
Teníamos que
fotografiar los sectores predeterminados por donde se planificaba romper
las líneas de defensa enemiga: Tyrgu – Frumoe, Tyrgu-Pyamo. Teníamos que
fotografiar las bandas del terreno en profundidad siguiendo los ejes de
avance previstos de las tropas mencionadas anteriormente.
Para
fotografiar se utilizaron aerofotocámaras AFA-IM (cuatro aerofotocámaras
por avión) orientadas hacia delante. Estaban instaladas en los aviones
IL-2. Las fotografías fueron tomadas desde 25m de altitud.
Las 4
aerofotocámaras estaban instaladas de siguiente manera: 2 en las
góndolas del tren de aterrizaje y 2 en el fuselaje, en la cabina del
artillero. La inclinación del eje óptico frontal era de 5-17°.
Para realizar
la misión fue preparado un grupo de 6-8 aviones IL-2, dos de los cuales
(el mío y el de mi líder) estaban dotados de dichas aerofotocámaras.
El grupo
tenia que ir en formación de escalón derecho o izquierdo, dependiendo de
los giros realizados durante la ruta y durante las maniobras sobre el
objetivo.
Antes de
despegar, todos los participantes estudiaron rigurosamente la ruta de
vuelo y los sectores que había que fotografiar (Fig.87).

Fig.87 (Clicar
imagen para ampliar)
En el tramo
de la ruta que pasaba por encima de nuestro territorio todo el grupo
volaba a 800-1000m de altitud.
Cuando
faltaban unos 10-15 km para la línea del frente, yo y mi punto pasamos a
vuelo rasante, dejando al resto del grupo a la misma altitud (incluyendo
a mi suplente). Ellos seguían la ruta preestablecida.
Mi pareja
tenía que volar exactamente la ruta predeterminada y fotografiar todos
los sectores preestablecidos.
Sacábamos las
fotografías, coordinando nuestras acciones por radio. También
manteníamos la comunicación con el líder del grupo principal.
Dado que el
objetivo estaba cubierto por una gran cantidad de antiaéreos, la misión
del grupo principal consistía en atraer todo el fuego de artillería
antiaérea y en neutralizar a las baterías antiaéreas al detectarlas.
Dado que
desde un vuelo rasante es difícil orientarse con precisión, existía
riesgo de desviarse de la ruta, y en consecuencia los sectores
predeterminados podían no ser fotografiados (era aun más difícil
orientarse cuando se trataba de terreno accidentado). Para evitar ese
riesgo, el líder del grupo superior efectuaba la orientación exacta y
controlaba mi posición, corrigiéndome por radio cuando me estaba
desviando de la ruta.
Para tener
mayor seguridad frente al fuego de los antiaéreos y otro tipo de
armamento, yo y mi punto hacíamos lo siguiente: mientras uno de los dos
fotografiaba el terreno, el otro disparaba con las ametralladoras hacia
delante ráfagas cortas. Los artilleros de ambos aviones también abrían
fuego lateral con sus ametralladoras. De esta forma obligábamos a
refugiarse al personal de los antiaéreos que encontrábamos sobre la ruta.
Posteriormente nos escondíamos, aprovechando las irregularidades del
terreno y montes existentes en la zona, fotografiando al mismo tiempo
toda la ruta.
Al terminar
la fotografía aérea, pusimos el rumbo hacia nuestro territorio, entramos
en la zona segura (bosques y pantanos), ganamos altitud, reunimos el
grupo y nos dirigimos a nuestra base, siguiendo una ruta distinta.
Nuestra
formación estaba escoltada por cazas La-5, que iban a ambos lados y por
encima de nuestro grupo.
CONCLUSION
El éxito de
aquellas misiones dependía íntegramente de la exactitud de entrada al
punto de inicio de la ruta a fotografiar, y del seguimiento estricto de
la propia ruta.
Para lograrlo,
tuvimos que realizar una rigurosa preparación, simulando todos los
escenarios posibles. Se había estudiado con el mínimo detalle el relieve
del terreno de la zona fotografiada. Para ello utilizamos un cajón lleno
de arena. Esto me ha posibilitado en un vuelo rasante realizar una
orientación precisa y fotografiar exactamente aquellos sectores que se
requería, dado que yo conocía la localización de cada arbusto y cada
roca.
También era
de crucial importancia la comunicación por radio entre todas las
tripulaciones.
Otra fuente
del éxito fue la composición fija de nuestro grupo, lo que garantizaba
una buena cohesión entre los pilotos. La composición del grupo de los
cazas de escolta también era fija, y era el grupo que siempre nos
escoltaba. La cohesión entre pilotos y la comprensión mutua en un
combate aéreo son los pilares del éxito de la misión.
Los
resultados de nuestra misión fueron reproducidos en múltiples copias y
enviados a los Estados Mayores de las unidades de caballería y de
infantería. Las fotografías obtenidas resultaron ser de gran calidad y
tuvieron una gran utilidad.
Las
fotografías en perspectiva de gran formato se leen con facilidad y son
fáciles de utilizar por las tropas de tierra.
La fotografía
en perspectiva jugó un importante papel y tuvo repercusiones positivas
en el éxito obtenido durante la rotura de las fuertes líneas de defensa
enemiga en la operación Yassko-Kishinevskaya.
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