La ciudad
de Vilnius estaba envuelta en un espeso humo negro. Nuestras tropas
avanzan por la ciudad.
La
aviación alemana aparecía aquí y allá, intentando causar daños a
nuestras tropas de vanguardia.
El día 10
de julio de 1944 la escuadrilla que lideraba y formada por mí, por
el Starshiy Leytenant de la Guardia Kobyakov, Leytenant de la
Guardia Bychkov y Leytenant de la Guardia Len, fue lanzada al aire
por orden del Comandante de Cuerpo, que en aquel momento se
encontraba en la estación de guiado.
Tas ganar
altitud sobre el aeródromo, recibí por radio la siguiente orden: “ir
a máxima velocidad hacia la ciudad de Vilnius”. Las condiciones
meteorológicas eran favorables: ni una sola nube. Tras tomar rumbo
hacia Vilnius, incrementé las revoluciones del motor y comencé a
ganar altitud. Mis puntos me seguían, pero de repente vi que en el
avión de Kobyakov no se había plegado el tren de aterrizaje. Ordené
por radio: “Kobyakov, vuelve a la base”. Seguí con la misión con los
3 Yak-9 restantes, volando a 2.000m de altitud.
Cuando
nos estábamos acercando a Vilnius, detecté a 8 cazas alemanes FW-190,
que patrullaban sobre la ciudad en 2 cuartetos, y con escalonamiento
de altitud. El cuarteto inferior se encontraba prácticamente a la
misma altitud que nosotros, mientas que el segundo cuarteto se
encontraba 300-400m más alto.
La
superioridad numérica alemana nos exigía realizar un ataque por
sorpresa, se necesitaba el compañerismo y apoyo mutuo durante el
combate. Mis puntos tenían una gran experiencia bélica, y yo
confiaba en ellos.
Decidí
atacar por la parte del sol y desde arriba. Incrementé nuestra
altitud, colocándome a 400-500m por encima del cuarteto enemigo
superior, y tras realizar un medio tonel, entré en picado y comencé
el ataque.
El líder
del cuarteto superior, tras detectar que nos estábamos acercando,
comenzó a girar rápidamente en nuestra dirección. Pero ya era tarde.
Durante el giro, el alemán expuso toda la superficie de su avión en
mi colimador, representando una excelente diana. Tras una ráfaga del
cañón de 37mm el FW-190 se desintegró en el aire.
Tras
finalizar el ataque comencé a retirarme en dirección al sol,
realizando el “giro de combate” a izquierdas; miré hacia abajo y vi
cómo uno de los FW-190 estaba colocándose en la cola de Bychkov.
Realicé “medio tonel” y entré en picado para ayudar a mi compañero,
pero cuando el FW-190 vio que me estaba acercando, realizó
bruscamente un “medio tonel” y se retiró en picado. Yo decidí no
perseguirle para conservar mi ventaja en altitud. En este momento el
Leytenant Len incendió un FW-190, que se fue al suelo, desprendiendo
un rastro de humo negro.
Los cazas
alemanes estaban por todos lados. Miré hacia atrás y vi cómo uno de
los FW-190 estaba picando a por mí. Al mismo instante, desde la
estación de guiado me transmitieron:
“Kuliev,
aborta el combate con los cazas: desde el suroeste se dirigen los
“Junkers”. ¡Atácales!”.
Yo acabé
en una situación desfavorable. Tenia que esquivar el ataque enemigo,
reunir rápidamente a todo el grupo y tomar la decisión apropiada.
Pero es difícil razonar cuando tienes a un enemigo en tu cola.
Realicé un giro brusco y entré en un espiral pronunciado, intentando
esquivar el golpe. El FW-190 comenzó a perseguirme. Mientras estaba
en el espiral, vi que los 9 “Junkers” giraban lentamente hacia la
ciudad de Vilnius.
Por
segunda vez recibí por radio la orden de atacar a los bombarderos de
inmediato. Entonces, salí de la espiral y comencé a picar
directamente sobre los bombarderos, a pesar de que tenía al alemán
detrás persiguiéndome. Cuando el FW-190 me perseguía durante las
maniobras, no podía abrir fuego con precisión, pero ahora si que
tenía esta posibilidad. Pero por alguna razón el FW-190 no
disparaba. Seguramente, porque tenía miedo de dañar a sus propios
bombarderos, dado que yo me acercaba hacia ellos en picado.
A pesar
del brutal fuego abierto por los artilleros aéreos, me acerqué al
“Junkers” derecho, le entré por la izquierda, por detrás y desde
arriba, y con un escorzo de ¼ (15º) le disparé una ráfaga con el
cañón de 37mm. Pasé pegado al grupo de los “Junkers”, salí
bruscamente del picado y entré en una “montaña”.
Miré
hacia abajo y vi una gran cantidad de humo negro y fuego, provocados
por la explosión del “Junkers” (posiblemente le detonaron sus
bombas). El FW-190 que me estaba persiguiendo, fue derribado por el
Leytenant Bychkov en el momento de la salida del picado.
Los
“Junkers”, cuando nos han visto y tras ver que uno de los aviones de
su grupo había explotado en el aire, lanzaron sus bombas en el
campo, algunos sobre sus propias tropas, y en vuelo rasante se
retiraron de forma desordenada en dirección al oeste. Cuando gané
altitud realizando una “montaña”, los pilotos Bychkov y Len se
pusieron en formación conmigo. Nos quedamos solos. Los cazas
enemigos salieron del combate de forma desordenada y se retiraron
hacia su territorio.
Una buena
calidad de los cazas soviéticos y de su armamento aéreo, así como un
gran sentimiento el deber nos ayudaron a ganar un combate aéreo en
inferioridad numérica, derribando a 4 aviones enemigos y sin haber
sufrido ninguna baja por nuestra parte, y lo que es más importante,
logramos frustrar el ataque de los “Junkers”.
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