En octubre
del 1943 el enemigo concentró una gran cantidad de bombarderos en los
aeródromos muy cercanos a la línea del frente en la región de Mogilev,
para poder realizar desde allí ataques masivos sobre nuestros objetivos
estratégicos.
Nuestro
servicio de reconocimiento detectó unos bombarderos nocturnos Ju-88 que
actuaban desde el aeródromo de Mogilev.
Nuestro
regimiento estaba dotado de aviones tipo A-20. Estábamos emplazados en
el aeródromo Lipitsy (ciudad de Serpujov).
En la noche
del 13 de octubre recibimos el objetivo de la misión: bloquear el
aeródromo de Mogilev con una pareja de bombarderos, en el tramo de
tiempo desde las 00.30 horas, hasta las 01.00 horas y atacando desde
300-400m de altitud.
Las
condiciones meteorológicas en la ruta y en el sector del objetivo eran
favorables, el cielo estaba despejado y había luna llena. La
visibilidad hasta 5km.
Nuestra
tripulación estaba formada por el piloto podpolkovnik Borisov, el
navegador mayor Kindyushev (yo) y el artillero/operador de radio
starshina Kurochkin.
Despegamos a
las 23:40 horas. Al cruzar la línea del frente, en el sector del
objetivo detectamos una serie de luces y unos cohetes de color amarillo
y blanco, lanzados periódicamente. Ese lugar era el aeródromo enemigo
(Fig.36).

Fig.36
El aeródromo
tenia forma de círculo, de unos 1500m de diámetro. Sus límites estaban
indicados mediante hogueras, separadas 50-75m entre cada una de ellas.
En la mitad del “circulo” se encontraba la pista de despegue, marcada
por hogueras también, separadas 30-50m entre cada una de ellas, y
marcada también mediante una línea de bombillas.
En el momento
de nuestra llegada en el aeródromo aterrizaba un grupo de aviones, que
acababan de realizar una misión. Los aviones enemigos entraban en el
“circulo” a 400m de altitud, activaban las luces de navegación y
realizaban el aterrizaje en la pista, iluminada mediante cohetes
lanzados desde la tierra. El aeródromo no estaba dotado de focos de
aterrizaje.
Los aviones
aterrizaban con un intervalo de 3-5 minutos. Después de aterrizar,
apagaban las luces de navegación y giraban a la izquierda para
estacionarse.
Nuestra
presencia no fue detectada, dado que nosotros apagamos las luces de
navegación y nos pusimos en la formación de los aviones alemanes que
daban vueltas encima del aeródromo.
Realizamos un
circulo y decidimos primero atacar al avión que iba aterrizando, y
seguidamente durante la segunda pasada atacar el aeródromo. El alemán
estaba realizando el vuelo en planeo. Nos pusimos detrás y cuando el
alemán estaba a 50m de altitud abrimos fuego desde 75m de distancia con
los cuatro cañones y dos ametralladoras. El avión no quedo envuelto en
llamas e intentó realizar el segundo círculo, pero después de recibir la
segunda ráfaga cayó detrás del aeródromo. Por lo visto aquel avión quedó
muy dañado al recibir nuestras ráfagas.
Mientras
tanto, la tripulación de nuestro segundo avión atacó el otro avión
alemán que estaba en el aire. El alemán quedó envuelto en llamas y se
estrelló contra el suelo. El resto de aviones que se encontraban dentro
del “circulo” seguramente habrán recibido ordenes desde tierra para
apagar las luces de navegación y retirarse de la zona.
En el
aeródromo dejaron de lanzar los cohetes. Nosotros realizamos la segunda
pasada para atacar con cañones y ametralladoras el Puesto de Mando y los
aparcamientos.
La altitud
del segundo ataque fue de 200m. Primero disparamos con 4 cohetes “RS”,
que explotaron en la zona del Puesto de Mando. Posteriormente acatamos
los aparcamientos de aviones con los cañones y ametralladoras. Justo
después se apagaron las luces eléctricas que delimitaban la pista de
despegue. El resto de luces permanecieron encendidas durante 10-12
minutos.
En el
aeródromo de Mogilev no hubo ni un solo aterrizaje más durante el resto
de la noche.
En el momento
del ataque no nos encontramos con ningún tipo de oposición desde tierra.
Cuando estábamos de vuelta a nuestra base, íbamos en trepada, hasta
alcanzar 1300m para cruzar la línea del frente a una altitud segura.
Unos momentos
después, a 1300m de altitud, a nuestras “seis” detectamos a un avión
Me-110 que se encontraba a 50-70m de distancia y unos 10m por debajo.
Enseguida abrimos fuego con las ametralladoras de gran calibre de la
semiesfera trasera. El Me-110 también nos disparó (las trazadoras
pasaron por encima de nuestro avión). Posteriormente el alemán realizó
un giro a derecha y en trepada se dirigió en la dirección de la luna
(Fig.37). Nosotros nos estábamos retirando en descenso y en dirección
izquierda respecto de la luna.

Fig.37
El avión
enemigo se colocó en una posición de desventaja para el, dado que era
perfectamente visible en contraste con la luz de la luna, lo que nos ha
permitido abrir fuego de precisión. Con una larga ráfaga de
ametralladora de gran calibre prendimos fuego al Me-110. El alemán cayó
al suelo en la región de Lyubinichi.
El vuelo duró
5 horas y 00 minutos en total.
CONCLUSIONES
El enemigo no
esperaba nuestra aparición en su retaguardia.
Las atrevidas
y decididas acciones de nuestras tripulaciones confundieron al enemigo
hasta tal punto que no ha podido mostrar ninguna oposición.
Una buena
circunspección y el hecho de saber aprovechar la luz de la luna para
poder ocultarnos de forma eficaz nos posibilitaron derribar un avión más
durante nuestro regreso.
La
preparación y el entrenamiento de los tripulantes de bombarderos
nocturnos tienen que garantizar que éstos siempre estén preparados para
una posible oposición aérea por parte del enemigo. Así mismo tienen que
estar preparados para aprovechar los errores del enemigo para actuar de
forma decidida y sin dudar ni un solo instante para cumplir la misión
con éxito.
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