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LAS FUERZAS AÉREAS SOVIÉTICAS EN LA GRAN GUERRA PATRIA DE LOS AÑOS 1941-1945

 

Conclusiones Generales

 

 

La Gran Guerra Patria, que duró casi cuatro años, terminó con la victoria completa de la Unión Soviética sobre la Alemania fascista. En la lucha heroica, el pueblo soviético y sus valerosas Fuerzas Armadas, bajo la dirección del Partido Comunista y del Gobierno Soviético, defendieron el honor, la libertad y la indepen­dencia del primer Estado socialista del mundo y libraron a la hu­manidad de la amenaza de esclavitud fascista.

 

A consecuencia de la victoria de la Unión Soviética se pro­dujeron cambios cardinales en la correlación de fuerzas en el ám­bito mundial. Una serie de países de la Europa oriental y central se desprendieron del sistema capitalista y emprendieron la vía de la construcción socialista, y encabezados por la Unión Soviética formaron el campo socialista, unido, poderoso y en constante cre­cimiento. El socialismo se convirtió en sistema mundial.

 

En la Gran Guerra Patria, las Fuerzas Aéreas soviéticas, con­juntamente con el resto de las Fuerzas Armadas de la URSS, li­braron una encarnizada lucha contra los invasores fascistas ale­manes. A pesar de las condiciones desfavorables que se crearon a consecuencia de las sorpresivas agresiones de la Alemania fas­cista a nuestra Patria, nuestras Fuerzas Aéreas fueron capaces de mantener al principio de la guerra su capacidad combativa y en condiciones increíblemente difíciles aprendieron el manejo de nuevos procedimientos de combate más eficaces y, en definitiva, infligieron una derrota demoledora a la aviación alemana.

 

Durante los años de la Gran Guerra Patria se revelaron a ple­nitud las posibilidades combativas de la aviación como arma inde­pendiente de las Fuerzas Armadas. Los principales esfuerzos de la aviación en la guerra fueron orientados al cumplimiento de tres tareas fundamentales: la lucha por el dominio en el aire, el apoyo a las tropas terrestres y a la Marina de Guerra y el reconocimiento aéreo. Además del apoyo directo a las tropas de los frentes, nuestra aviación asestó golpes sistemáticos a los objetivos administrativos, políticos y militares situados en la retaguardia profunda del ene­migo y atacó los transportes ferroviarios y las reservas estratégicas de los fascistas.

 

Las Fuerzas Aéreas participaron activamente en todas las ope­raciones defensivas y ofensivas de la Gran Guerra Patria. Para apoyar a las tropas terrestres, luchar contra la aviación alemana, realizar el reconocimiento aéreo, ayudar a los guerrilleros y cumplir otros tipos de tareas, fueron realizadas 3.124.000 misiones. La aviación soviética arrojó sobre el enemigo 30.450.000 bombas de diverso calibre, con un peso superior a las 600.000 t.

 

Las Fuerzas Aéreas soviéticas destrozaron y averiaron muchos tanques, cañones autopropulsados, cañones, morteros, navíos, embarcaciones de transporte y submarinos, y muchos miles de ca­miones, vagones y locomotoras, gran cantidad de material bélico y puso fuera de combate a grandes contingentes de tropas fascistas. En los años 1941-1945, las Fuerzas Aéreas, la aviación de la Marina de Guerra y la aviación de la Defensa Antiaérea, destru­yeron en el aire y en los aeródromos 57.000 aviones alemanes. El total de pérdidas del enemigo en el frente soviético-alemán, as­cendió a 77.000 aparatos, mientras que en todos los demás frentes de la guerra no llegó al 40% de esta cifra. Por consiguiente, la aviación alemana fue destrozada fundamentalmente en el frente soviético-alemán.

 

La lucha por el dominio en el aire fue durante toda la guerra la tarea más importante y difícil de nuestra aviación. En esa lucha, la aviación de los frentes realizó más del 35% del total de las misiones. La guerra pasada confirmó que sin tener el do­minio en el aire no se puede confiar en el éxito en las operaciones ni en la guerra en general. Del desenlace de la pelea en el aire habría de depender en gran medida el éxito de las tropas terres­tres y de la Marina de Guerra y también el cumplimiento de otras tareas de la aviación.

 

Desde los primeros días de la guerra se libró la lucha contra la aviación enemiga en todo el frente soviético-alemán, que se ca­racterizó por su gran tensión. Sin embargo, en el primer pe­ríodo de la guerra la superioridad en el aire en las principales direcciones del frente estuvo de parte de la aviación fascista. Esto se debió ante todo a que los fascistas, gracias a lo imprevisto de sus ataques en los primeros días de la contienda consiguieron destruir un gran número de aparatos soviéticos en los aeródromos y en el aire. Además, la lucha por el dominio en el aire se hacía más fácil por el predominio cuantitativo de los alemanes, ya que disponían de miles y miles de aparatos modernos, poseían expe­riencia, tenían personal de vuelo bien preparado y contaban con la mejor y más fuerte aviación de los países capitalistas. No obs­tante, fracasó el plan de mando alemán, consistente en destruir a las Fuerzas Aéreas soviéticas con golpes masivos a los aeródromos con el fin de proporcionar libertad de acción a las divisiones de tanques y motorizadas y, con ello, acabar la guerra rápidamente. La aviación soviética sólo sufrió grandes pérdidas en las zonas fronterizas. La aviación de bombardeo de largo radio de acción, subordinada al Alto Mando Supremo, y las Fuerzas Aéreas de las regiones militares del interior, que se encontraban estacionadas lejos de las fronteras, apenas sufrieron las incursiones de la aviación enemiga. El enemigo carecía de fuerzas para atacar también a las fábricas y escuelas de aviación, que constituían la base para reponer las pérdidas. Además, el personal de vuelo de las Fuerzas Aéreas soviéticas apenas sufrió bajas a consecuencia de los ataques a los aeródromos. Los aviadores que quedaron sin aparatos fueron destinados a los regimientos y divisiones de aviación de nueva formación.

 

Pese a las difíciles condiciones de la situación, la aviación soviética mantuvo su capacidad combativa y luchó tenazmente contra la aviación enemiga, destruyendo en el primer período de la guerra más de 15 000 aparatos fascistas y aniquilando a sus mejores pilotos. En algunos de los sectores más importantes del frente, gracias al hábil empleo masivo de la aviación, conseguimos temporalmente arrebatar al enemigo la superioridad en el aire, como ocurrió en la contraofensiva realizada en los alrededores de Moscú. Las grandes pérdidas sufridas por el enemigo en aviones y en personal de vuelo en el primer período de la guerra, unido a las crecientes posibilidades de las Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo, crearon las condiciones para imprimir un viraje radical en la lucha por el dominio en el aire.

 

El segundo período de la guerra se caracterizó por el inicio de un viraje radical en la lucha por el dominio en el aire, que fue logrado definitivamente en el verano de 1943. En las operaciones del invierno de 1942 y en la campaña de la primavera y verano de 1943, sobre todo en la contraofensiva de Stalingrado, en los combates aéreos sobre el Kubán y en la batalla de Kursk, las Fuerzas Aéreas soviéticas asestaron golpes muy potentes a la aviación enemiga, causaron enormes pérdidas a sus principales agrupaciones del frente soviético-alemán y aniquilaron al personal de vuelo más preparado y experto.

 

A consecuencia de las cuantiosas pérdidas de aparatos sufridas por la aviación alemana en el frente soviético-alemán desde el principio de la guerra hasta el 1° de julio de 1943, se redujeron sus contingentes al 40%. A la vez descendieron bruscamente las cualidades morales y volitivas de sus pilotos. Después de la batalla de Kursk, en la que en el transcurso de mes y medio las Fuerzas Aéreas alemanas perdieron unos 3.700 aparatos, nuestra aviación se apoderó completamente del dominio en el aire en el frente soviético-alemán.

 

Gracias a esto, a nuestras tropas terrestres y la Marina de Guerra se les crearon condiciones favorables para operar. Asimismo las Fuerzas Aéreas pudieron realizar acciones más resueltas y la re­taguardia del país estuvo a salvo de las amenazas de bombardeos. En lo sucesivo crecieron sin cesar las posibilidades y la actividad de la aviación soviética. En comparación con la campaña de ve­rano y otoño de 1941, el número de misiones realizadas por la aviación soviética del frente aumentó en 1943 en el 20% y en 1945 se duplicó.254

 

Entre tanto, las Fuerzas Aéreas alemanas, al pasar a la de­fensiva, redujeron su actividad y ya no pudieron influir como en el pasado en el desarrollo de las operaciones en tierra y en el mar. Mientras que en 1942 la aviación enemiga realizó un promedio de 41.000 misiones mensuales, en 1945 esa cifra se redujo a unos 15.700 misiones.255

 

El paso de la aviación alemana a las acciones defensivas se hace también evidente al examinar las proporciones de los di­versos tipos de aviación. Mientras que al empezar la guerra predominaban en las Fuerzas Aéreas alemanas los aparatos de bombardeo (el 52,5%) y a la aviación de caza le correspondía solamente el 32% del parque total de aviones, a finales de 1944 se había reducido en gran medida la proporción de los bombar­deros y crecido la de los cazas. Todo esto se explica por el paso de las tropas y la aviación fascista a la defensa estratégica, por las enormes pérdidas sufridas por las escuadras de bombarderos y por las dificultades con que tropezaban para reponerlas, y lo que es más importante, por haberse apoderado nuestra aviación del dominio en el aire.

 

Al conquistar el dominio en el aire aumentaron las pérdidas de la aviación enemiga, en tanto disminuyeron las de nuestra aviación. En 1941, a cada uno de nuestros aviones perdidos co­rrespondían 32 misiones; en 1943, 72, y en 1945, 165. Y en lo que se refiere a la aviación fascista ocurrió lo contrario: en 1942, a cada avión alemán derribado correspondían 25,5 mi­siones; en 1943, 22,5, y en 1945, 11 misiones.256

 

Los falsificadores burgueses de la historia de la Segunda Guerra Mundial tratan por todos los medios de menospreciar el papel de la aviación soviética en la derrota de las Fuerzas Aéreas ale­manas. Esa gente afirma que la potencia de la aviación hitle­riana fue quebrantada a consecuencia de los ataques de la aviación anglo-norteamericana a las fábricas de aviación de Alemania. Sin embargo, los documentos históricos y los hechos refutan esta inconsistente afirmación. Hasta 1943, cuando la aviación ale­mana era muy fuerte y se decidía la suerte de la lucha por el dominio en el aire, las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos e Inglaterra casi no habían atacado los objetivos de la aviación de Alemania. En 1943 sólo el 2% de las bombas fueron arrojadas contra objetivos de la aviación, y el resultado de sus incursiones fue mezquino.

 

La apertura del segundo frente en Europa en el verano de 1944 influyó muy poco en la lucha de nuestras Fuerzas Aéreas con la aviación alemana. La intensificación de las acciones de la aviación anglo-norteamericana en 1944 contra los objetivos in­dustriales de Alemania (comprendidos los de la aviación), no dieron los resultados apetecidos. En 1944 Alemania aumentó la producción de aviones, en relación con el año 1943, de 24.365 a 40.482. Los golpes más sensibles de la aviación anglo-norte­americana fueron asestados a las fábricas de combustible sinté­tico en 1945, pero esto ocurrió cuando la Alemania fascista se hallaba ya al borde de la catástrofe.

 

A pesar de las enormes pérdidas sufridas, los alemanes pu­dieron mantener después de la apertura del segundo frente la agrupación de aviación que poseían antes en el frente soviético alemán, donde se hallaba la parte fundamental de las unidades y grandes unidades de aviación con mayor capacidad de combate. El 30% de la aviación alemana, que se encontraba en el occi­dente y en otros teatros de operaciones, constituía en realidad la reserva del mundo hitleriano.

 

De este modo, la pérdida del dominio en el aire por parte de la aviación alemana en 1943 no se debió a las incursiones de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos e Inglaterra a las fá­bricas de aviación alemana, sino a la derrota de sus mejores es­cuadras aéreas en el frente soviético-alemán.

 

En el primer semestre de 1944, las Fuerzas Aéreas soviéticas habían triplicado con creces su parque de aviones y superaban cuantitativamente en casi cuatro veces a la aviación enemiga. El incremento ulterior del poderío de la aviación soviética per­mitió a éste cumplir con éxito la tarea de destruir definitivamente a las Fuerzas Aéreas fascistas sin el concurso de la aviación anglo-­norteamericana.

 

En el transcurso de la guerra, la aviación soviética cumplió también con éxito la segunda tarea que era de suma importancia: apoyar a las tropas terrestres. Esto fue logrado mediante las acciones conjuntas y en estrecha cooperación táctica y operativa con ellas. El apoyo a las tropas se llevó a cabo fundamentalmente con la aviación de los frentes, que dedicó al cumplimiento de esta tarea el 46,5% de las misiones. Pero, además, la aviación de bombardeo de largo radio de acción, también cooperó con las tropas terrestres, y en las regiones del litoral, la aviación de la Marina de Guerra. En algunos casos, sobre todo en el primer período de la guerra, la aviación de caza de la Defensa antiaérea apoyó también a las tropas.

 

En las operaciones defensivas y ofensivas de la última guerra, la aviación soviética se dedicó preferentemente a atacar a las tropas y al material bélico del enemigo en el campo de batalla y en la profundidad operativa próxima. La insuficiencia de aviación de bombardeo de los frentes, obligó a dedicar el 43% de las misiones de la aviación de bombardeo de largo radio de acción, al aniquilamiento de las tropas fascistas en el campo de batalla.

 

La poca profundidad de las acciones de combate de nuestra aviación de bombardeo y asalto al apoyar a las tropas terrestres, se debió al propio carácter de la lucha en el frente soviético alemán. Tanto en la ofensiva como en el ataque, las tropas ene­migas tenían un dispositivo operativo poco profundo. La masa principal de sus fuerzas se encontraba en el campo de batalla, y de la derrota de éstas dependía el éxito de nuestras tropas.

 

Al apoyar a las tropas, las Fuerzas Aéreas soviéticas operaban en forma masiva en las direcciones principales y en los sectores del frente en los que se cumplían las tareas más importantes. Se tuvo las condiciones más óptimas para el empleo masivo de la aviación desde mayo de 1942, al ser creados los ejércitos aéreos en las direcciones de los golpes principales de las tropas te­rrestres, en las que se concentraba hasta el 80-95% de la aviación. Esto se lograba mediante la concentración en estas direcciones de casi todas las fuerzas de la aviación del frente, la maniobra de las grandes unidades de aviación de la reserva entre diversos frentes y el empleo de gran número de aparatos de la aviación de bombardeo de largo radio de acción.

 

En las mayores operaciones ofensivas del segundo y tercer período de la guerra, en los sectores relativamente reducidos del frente en los que las tropas terrestres asestaban el golpe prin­cipal, operaban simultáneamente de 1.500 a 2.000 aviones, e incluso más. Esto aseguraba el éxito en la ruptura de la defensa y el desarrollo de la operación de las tropas. También se elevó la actividad de la aviación mediante el aumento de la tensión, ya que los aviones realizaban dos o tres vuelos cada día.

 

Las acciones de las Fuerzas Aéreas en las operaciones ofen­sivas de los años 1943-1945, que se realizaban en forma de ofen­siva de la aviación, emprendidas al final del primer período de la guerra, constituyeron una nueva etapa en el desarrollo del arle operativo de las Fuerzas Aéreas. En el transcurso de estas ofensivas se libraban cruentos combates aéreos, ya que ambas partes concentraban sobre el campo de batalla grandes masas de aviación, que luchaban encarnizadamente por alcanzar el do­minio en el aire.

 

En el transcurso de la guerra, la aviación del frente adquirió una gran experiencia en cuanto a la cooperación con las tropas terrestres. Esa cooperación era un medio de apoyo, de alta capa­cidad de maniobra, a las tropas terrestres y ejércitos de tanques, lo que contribuía a la rápida ruptura de las líneas intermedias de defensa, al exitoso rechazamiento de los contraataques del ene­migo, al cruce sobre la marcha de importantes obstáculos flu­viales y a la impetuosa persecución, cerco y aniquilamiento de grandes agrupaciones del enemigo.

 

El reconocimiento aéreo fue una de las tareas más impor­tantes de las Fuerzas Aéreas. Al descubrir oportunamente las agrupaciones de tropas, la Marina de Guerra y la aviación del enemigo, su sistema de defensa, la maniobra de las reservas, la ubicación de los estados mayores y de otros centros de dirección, el reconocimiento aéreo prestó una gran ayuda al mando sovié­tico en la determinación de los propósitos del enemigo y en el empleo más adecuado de las tropas y la aviación para derrotar al enemigo. En el cumplimiento de esta tarea, la aviación de los frentes realizó más del 11 % del total de misiones.

 

A lo largo de la guerra se perfeccionaron los procedimientos del reconocimiento aéreo y mejoró su organización. Además de la observación visual se empleó ampliamente la fotografía de la defensa y de los objetivos más importantes del enemigo. La pro­porción de las fotografías realizadas en 1945 aumentó en compa­ración con 1941, del 10 % al 87 %. Durante toda la guerra fue fotografiada una superficie equivalente a 6,5 millones de km2, es decir, 1.000.000 de km2 más que la superficie que ocupa la parte europea de la URSS.

 

La acertada combinación de los diversos tipos de reconoci­miento y el amplio empleo de la fotografía, la utilización de medios especiales de trasmisión radial por los aviones de recono­cimiento, la buena organización de la trasmisión y recepción de los datos acerca del enemigo y la elevación de la maestría del personal de vuelo, fueron factores que contribuyeron a asegurar una información fidedigna y operativa del reconocimiento aéreo. A lo largo de la guerra fue creciendo su importancia y su papel.

 

En los años 1941-1945, las Fuerzas Aéreas soviéticas adqui­rieron una rica experiencia en la lucha contra los transportes ope­rativos y el desplazamiento de las reservas del enemigo. En ciertos casos, en esta lucha se empleó a unos cuantos ejércitos aéreos y a la aviación de bombardeo de largo radio de acción. En general, esta lucha se libró con fuerzas limitadas, al no disponer de un gran número de aviones de bombardeo y al hecho de que una gran parte de éstos era destinada, en lo fundamental, al apoyo a las tropas terrestres. En el cumplimiento de esta tarea, la aviación de los frentes y la aviación de bombardeo de largo radio de acción realizaron 168.000 misiones en los años 1941-1945, es decir, el 5,4 % del número total.257

 

Durante la pasada guerra, las unidades y grandes unidades de la aviación de bombardeo de largo radio de acción y la aviación de la Marina de Guerra, atacaron sistemáticamente los objetivos administrativos, políticos, industriales y militares, los puertos y las bases navales, las vías férreas, las reservas y otros objetivos en la retaguardia profunda del enemigo.

 

Ya en los meses de junio y julio de 1941, la aviación de bombardeo de largo radio de acción del Alto Mando Supremo, conjuntamente con las grandes unidades de las Fuerzas Aéreas de las Flotas Navales del Mar Negro y del mar Báltico, bombardearon los objetivos de la industria petrolera de Rumania y de Ucrania occidental y los objetivos industriales y militares de Koenigsberg y Dantzig. Desde el 8 de agosto de 1941, nuestros bombarderos atacaron en diversas ocasiones a Berlín, capital de la Alemania fascista. En lo sucesivo, y ante todo en el tercer período de la guerra, se incrementaron los golpes de las Fuerzas Aéreas sovié­ticas a los centros militares, industriales y administrativos del enemigo. En algunas ocasiones esos ataques se convirtieron en operaciones aéreas.

 

Las acciones de nuestra aviación contra los objetivos de la retaguardia profunda del enemigo, le causaron daños materiales, pero, además, obligaron al mando fascista alemán a emplear una buena parte de las fuerzas y medios de la Defensa Antiaérea a fin de proteger importantes objetivos en la retaguardia profunda, de­bilitando con eso la protección a sus tropas en el campo de batalla.

 

Nuestra aviación, por primera vez en la historia de las guerras, fue empleada en vasta escala para cooperar con la exitosa lucha de los guerrilleros en la retaguardia del enemigo. Las Fuerzas Aéreas del frente, la aviación de bombardeo de largo radio de acción y las unidades de la Aviación Civil realizaron más de 109.000 mi­siones en la retaguardia del enemigo, y en 13.000 casos aterri­zaron en aeródromos o explanadas preparados por los guerrilleros. Sólo la aviación de bombardeo de largo radio de acción y las unidades de la Aviación Civil, transportaron 17.000 t de muni­ciones, armamento, víveres, trasmisores de radio, medicamentos, correspondencia y otras cargas. Fueron evacuadas de los desta­camentos guerrilleros y llevadas de nuevo a ellos más de 83.000 personas. La evacuación desde la retaguardia enemiga de los he­ridos graves y enfermos permitió salvar a decenas de miles de valerosos patriotas.

 

Con el transporte de cargas diversas a la retaguardia del ene­migo, el apoyo a los guerrilleros, la evacuación de heridos, en­fermos y niños, el reconocimiento aéreo y el lanzamiento de millones de octavillas, la aviación soviética prestó una gran ayuda en la organización y desarrollo del movimiento guerrillero, elevó la capacidad combativa y la maniobrabilidad de las unidades y grandes unidades guerrilleras, incrementó la eficacia de sus golpes, contribuyó a elevar la moral de los vengadores populares y les inspiró en la lucha implacable con los invasores fascistas alemanes.

 

Junto con las Fuerzas Aéreas soviéticas lucharon contra los hitlerianos los patriotas franceses pilotos del regimiento «Normandía-Niemen». En el verano de 1944 se incorporaron a la lucha contra la aviación fascista los intrépidos pilotos voluntarios de Polonia y Checoslovaquia. Después de la liberación de Ru­mania y Bulgaria, conjuntamente con la aviación soviética pe­learon contra los hitlerianos, las unidades de aviación rumanas y búlgaras. El Gobierno soviético evaluó altamente los méritos com­bativos de los pilotos de los países amigos que se distinguieron en la lucha, condecorándolos con órdenes y medallas de la URSS.

 

La solicitud del Partido Comunista y del Gobierno soviéticos, por el desarrollo y fortalecimiento de las Fuerzas Aéreas, fue con­dición decisiva de su exitosa actividad. La producción masiva de tipos diversos de aviones, de armamento y dispositivos de tiro per­mitieron que nuestra aviación cumpliera importantísimas tareas en las operaciones de las tropas terrestres y en la guerra en general.

 

En el desarrollo de la aviación y de la técnica de la cohetería tuvo extraordinaria importancia el trabajo de los institutos indus­triales, academias y organizaciones científicas y de experimen­tación de las Fuerzas Aéreas.

 

En el perfeccionamiento de la aviación jugó un papel trascen­dental la modificación de los cazas. En la fase final de la guerra, la aviación de caza de las Fuerzas Aéreas disponía de los aparatos Yak-3 y La-7. El primero, con el motor  VK-105PF, alcanzaba la velocidad máxima de 650 km/h, y el La-7 llegaba a los 670 km/h. Estos aviones, por su velocidad y capacidad de maniobra, supe­raban a los aparatos alemanes Bf-109 y FW-190. Los hitlerianos cifraban grandes esperanzas en el avión a reacción Me-262, cuya velocidad máxima era de 800 km/h. Sin embargo, al ser em­pleado en la operación de Berlín no dio los resultados apetecidos.

 

En el período final de la guerra nuestra técnica de aviación se hallaba en el umbral de un gran salto en su desarrollo: el paso a los motores a reacción, a las velocidades de vuelo superiores a la del sonido, el empleo de armas a reacción y dispositivos automá­ticos en los sistemas de conducción.

 

En el transcurso de la guerra fue cumplida con éxito la tarea de crear grandes reservas de aviación. A medida que se incrementó la producción masiva de la técnica de aviación aumentó también la formación de cuerpos de aviación del Alto Mando Supremo. Desde el otoño de 1942 hasta finales de 1944 fueron formados 30 cuerpos, provistos de los más modernos aviones de bombardeo, asalto y caza. La proporción del parque de los cuerpos de aviación de reserva creció desde el 20 de noviembre de 1942 hasta el 1° de enero de 1945 del 32 al 43%.238 Esto permitió maniobrar ampliamente con la aviación y crear rápidamente grandes agru­paciones en las direcciones más importantes del frente soviético alemán.

 

En las operaciones de liberación de la margen derecha del Dniéper en Ucrania participaron 2.300 aparatos; en la operación de Bielorrusia, unos 6.000, y en la operación de Berlín, 7.500. La creación de tan grandes agrupaciones, gracias a las reservas, proporcionó una gran superioridad en aviones sobre el enemigo y contribuyó a cumplir con éxito las tareas de nuestra aviación.

 

Las brigadas y regimientos de reserva de las Fuerzas Aéreas de las regiones militares del interior del país, realizaron un gran trabajo. Gracias a su tenaz actividad cotidiana y al heroísmo la­boral del personal, cumplieron satisfactoriamente la tarea de com­pletar y preparar nuevos regimientos de aviación. En los años 1941-1945, sólo las unidades y grandes unidades de la aviación de reserva prepararon y enviaron al frente unas 2.000 unidades y pequeñas unidades.259

 

A lo largo de la guerra fue resuelto con éxito el problema de la formación de cuadros altamente cualificados para las Fuerzas Aéreas. En 1941-1945, la Academia Militar de Aviación, conde­corada con la orden de la Bandera Roja, la Academia Militar de Ingenieros Profesor Zhukovski, condecorada con la orden Lenin, la Academia Militar de Ingenieros de Aviación A. Mozaiski y los centros militares de preparación media formaron grandes con­tingentes de personal de mando, de vuelo e ingenieros y técnicos que cubrieron plenamente las necesidades de cuadros en las Fuerzas Aéreas.260

 

La movilización de los trabajadores de la retaguardia para la producción masiva de aviones y de medios materiales y técnicos y la exitosa preparación de cuadros de aviación y reservas, fue uno de los principales factores de la victoria de la aviación en la última guerra. El pueblo soviético prestó la máxima cooperación al for­talecimiento de la aviación. Con sus ahorros, donados al Fondo de Defensa, fueron adquiridos para las Fuerzas Aéreas 2.565 aviones.

 

En los encarnizados combates y batallas por la libertad e inde­pendencia de la Patria socialista, los jefes, instructores políticos, pilotos, observadores, ametralladores, radiotelegrafistas, ingenieros, técnicos y motoristas revelaron heroísmo masivo y dieron ejemplo de firmeza e intrepidez, cumpliendo honrosamente su sagrado deber para con la Patria y escribieron brillantes páginas en los anales de la gloria combativa de nuestra aviación.

 

La experiencia de la guerra demostró que las elevadas cuali­dades morales, la comprensión del deber y la actividad creadora del personal de las Fuerzas Aéreas, fue una de las condiciones deci­sivas, del exitoso cumplimiento por ellas de las tareas planteadas.

 

«A nuestro juicio —dijo Lenin— el Estado es fuerte cuando las masas son conscientes. Es fuerte cuando las masas lo saben todo, pueden juzgarlo todo y lo hacen todo conscientemente.»261 En el transcurso de la guerra, el miembro del Consejo Militar de las Fuerzas Aéreas general N. Shasmánov y los adjuntos de los coman­dantes en jefe de los ejércitos aéreos para el trabajo político, gene­rales V. Alekséev, N. Babak, F. Viérov, A. Vijorev, A. Vinográdov, A. Vivolokin, A. Grúbich, G. Guriánov, A. Ivanov, I. Litvinenko, S. Romazánov, A. Rítov, I. Seguéiev, V. Smirnov, M. Sulímov, M. Sujachov y V. Tomachov, realizaron un gran trabajo para cumplir las decisiones e indicaciones del Comité Central del Par­tido Comunista, acerca del mejoramiento ulterior de la educación del personal de las Fuerzas Aéreas. La explicación constante al personal de las decisiones del Partido y del Gobierno, de la si­tuación en el frente y de las tareas planteadas; las reuniones, mítines y charlas celebradas sistemáticamente y la propaganda de la experiencia de vanguardia y del heroísmo masivo, educaron a los combatientes y les infundieron ánimos para realizar proezas y glorificar a la Patria.

 

A lo largo de la guerra, el mando, los organismos políticos y las organizaciones del Partido y del Komsomol educaron una plé­yade de intrépidos y valerosos aviadores. La educación diaria en el espíritu del cumplimiento incondicional del deber militar de la manifestación de heroísmo, de la ayuda mutua, del ingenio y la aspiración a cumplir honrosamente las tareas de combate, ejer­cieron una gran influencia en la elevación de la capacidad com­bativa de las unidades y grandes unidades de aviación y en el cumplimiento exitoso de las tareas.

 

Impulsados por la aspiración de aniquilar, al precio que fuere, al enemigo, los pilotos soviéticos despreciaron el peligro, se lan­zaron a menudo a la embestida. En el primer período de la guerra, el más duro, realizaron más de 200 embestidas, multi­plicando con ello las tradiciones combativas de nuestra aviación. Su valentía y heroísmo testimoniaron su fervoroso amor a la Patria socialista y su disposición a dar la vida por su indepen­dencia. Sólo los pilotos soviéticos fueron capaces de tales hazañas, y con firmeza y valentía soportaron todos los sacrificios y priva­ciones de la vida del frente en aras del logro de la victoria sobre el enemigo.

 

Los nobles y liberadores fines de la guerra los inspiraron al heroísmo masivo, a las proezas sin precedente en los cruentos com­bates que libraban. La Patria valoró altamente los méritos com­bativos del personal de las Fuerzas Aéreas. Durante los años de la guerra, 288 grandes unidades, y pequeñas unidades de aviación de los frentes y de la aviación de bombardeo de largo radio de acción, fueron convertidas en grandes unidades, unidades y pe­queñas unidades de la guardia; 897 fueron condecoradas y 708 recibieron denominaciones honoríficas. Condecoraron con órdenes y medallas a 197.849 aviadores, y 2.420 pilotos fueron galardonados con el honroso título de Héroes de la Unión Soviética. De ellos, 65 recibieron ese título dos veces, y otros 2, tres veces.

 

En las batallas y combates aéreos contra los invasores fascistas alemanes perecieron muchos valerosos pilotos soviéticos. Sus nom­bres y sus hazañas han sido inscritos con letras de oro en los anales de la tradición combativa de nuestra aviación. El pueblo soviético y los combatientes de las Fuerzas Armadas veneran la memoria de los caídos en los combates por la Patria socialista. Para perpetuar la memoria de muchos de ellos, sus nombres fueron inscritos en las relaciones de personal de las unidades en que sirvieron. Y cada día, al pasar lista en estas unidades, se les menciona. Acerca de algunos de ellos se han escrito libros y artículos, se han compuesto canciones, se han rodado películas y se ­les ha erigido monumentos. Se ha dado su nombre a muchas calles y plazas en las ciudades y a empresas y koljoses de vanguardia. Los que cayeron como los valientes en los combates con el enemigo vivirán eternamente en la memoria del agradecido pueblo soviético.

 

La pasada guerra fue una escuela práctica de comprobación de la preparación integral de los cuadros de aviación. La expe­riencia demostró que todo el personal de las Fuerzas Aéreas había adquirido una rica experiencia en la organización y realización de las acciones de combate, había aprendido a golpear al enemigo de acuerdo con todas las reglas de la ciencia militar soviética que había hecho una gran aportación al desarrollo de la teoría del arte operativo de las Fuerzas Aéreas, y de la táctica de las acciones de los diversos tipos de aviación. La experiencia comba­tiva acumulada por los cuadros de aviación prestó una gran ayuda en el desarrollo ulterior y el fortalecimiento de la potencia de las Fuerzas Aéreas y en la elevación de su preparación combativa en el período de la posguerra.

 

Durante la Gran Guerra Patria se formaron destacados mandos militares y jefes de aviación, que mostraron en la práctica cómo había que emplear las Fuerzas Aéreas en los combates y opera­ciones e hicieron una gran aportación al desarrollo del arte ope­rativo de las Fuerzas Aéreas y de la táctica de los distintos tipos de aviación. Entre los jefes más ilustres de las Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo figuran el coronel general de aviación P. Zhigariov y el mariscal principal de aviación A. Nóvikov, el coman­dante en jefe de la aviación de bombardeo de largo radio de acción A. Golovánov, los adjuntos de los comandantes en jefe de las Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo y de la aviación de bom­bardeo de largo radio de acción, mariscales de aviación G. Vorozheikin, F. Falaléiev, S. Judiakov, N. Skripko y el coronel general de aviación A. Nikitin; los comandantes en jefe de los ejércitos aéreos, en la actualidad mariscal principal de aviación K. Vershínin y mariscales de aviación, S. Crasovski, S. Rudenko, V. Sudets y los generales S. Goriunov, M. Grómov, V. Zhdánov, I. Zhuravliov, N. Naumenko, F. Polinin, N. Papavin, S. Ribalchenko, I. Sokólov y T. Jriukin. Se revelaron como jefes de ta­lento y gran fuerza de voluntad los jefes de cuerpos de aviación, en la actualidad mariscales de aviación F. Agaltsov, E. Loguínov, E. Savitski, y los generales V. Alandinski, I. Anloshkin, P. Arjanguelski, G. Baidukov, K. Bcletski, A. Blagovesehenski, M. Borisenko, N. Buyanski, N. Vólkov, I. Gueórguiev, D. Galunov, M. Golovniá, M. Gorlaeheiiko, S. Danílov, F. Zherebchenko, G. Ivanov, N. Kamanin, A. Karavatski, V. Néstertsev, I. Podgorni, I. Polbin, V. Raziánov, B. Sídnev, V. Stepichov, G. Schétchikov, O. Tolstikov, B. Tókarev, G. Tupikov, V. Ushakov, A. Utin, V. Filin y D. Yujánov.

 

En el período de preparación y realización de las acciones de combate de las Fuerzas Aéreas durante la Gran Guerra Patria, efectuaron un gran trabajo de organización y aseguramiento de la dirección constante de la aviación y de su cooperación con las tropas terrestres, los estados mayores de los ejércitos aéreos bajo la dirección de los generales N. Abrámov, A. Alexéiev, I. Bielov, P. Braiko, N. Dagáev, N. Korsakov, F. Kachov, N. Permínov, A. Pronin, A. Sakovnin, B. Svéshnikov, N. Selezniov, S. Siniakov, V. Storozhenko, K. Telnov y A. Ustínov.

 

La rica experiencia combativa adquirida por las Fuerzas Aéreas en los años de la guerra sigue siendo de gran valor en la actua­lidad para instruir y educar al personal. Esa experiencia ayuda a los oficiales y generales de las Fuerzas Aéreas a comprender el desarrollo de los procedimientos de organización, realización y ase­guramiento de las acciones de combate de la aviación y los medios para conseguir la victoria, a descubrir las insuficiencias y errores cometidos en la pasada guerra, a ampliar el horizonte militar y a elaborar hábitos de enfoque creador en el cumplimiento práctico de las tareas. Esta experiencia combativa contribuye a mantener y multiplicar las gloriosas tradiciones y a educar a todo el per­sonal de las Fuerzas Aéreas en el espíritu del patriotismo soviético.

 

En el período de la posguerra continúa el impetuoso desa­rrollo de la ciencia y la técnica de la aviación. El pertrechamiento de nuestra aviación con los tipos más modernos de aviones a reacción y con armamento nuclear y cohetes, permite el aumento ulterior de su potencia de ataque. No obstante, sería erróneo menospreciar la experiencia de la última guerra.

 

En la actualidad, no han dejado de ser importantes cuestiones tales como el mantenimiento de una constante y elevada prepa­ración combativa de las unidades y grandes unidades de las Fuerzas Aéreas, la preparación de reservas y de cuadros, el vasto empleo de las cualidades de maniobrabilidad de la aviación, la cooperación de la aviación y las tropas terrestres en las opera­ciones ofensivas, el aseguramiento de la dirección permanente y de la interacción entre los diversos tipos de aviación y muchas otras.

 

Hoy en día son mayores las exigencias en cuanto a la organi­zación, realización y aseguramiento de las acciones de combate de la aviación, lo que requiere el desarrollo ulterior de la teoría. Al elaborar nuevos problemas del empleo de la aviación, los gene­rales y oficiales de las Fuerzas Aéreas deben estudiar profunda­mente, tener en cuenta la experiencia de la pasada guerra y prestar una atención especial a las peculiaridades características de la preparación y realización de las acciones de combate aplicables en las condiciones actuales. Esto permite comprender las formas y procedimientos adecuados para alcanzar la victoria sobre un po­deroso enemigo en las diversas condiciones de la actual situación y puede ser una importante base para resolver los problemas teóricos que se plantean a la teoría militar, la práctica operativa y la preparación combativa de las Fuerzas Aéreas. Lenin de­mostró una insuperable capacidad en la aplicación de la experiencia histórica en el cumplimiento de las tareas prácticas de la contem­poraneidad. Lenin indicó que «no se puede aprender a cumplir hoy nuestras tareas con procedimientos nuevos si la experiencia del pasado no nos abre los ojos acerca de lo desacertado de los viejos procedimientos».262

 

La experiencia de la Gran Guerra Patria tiene gran impor­tancia para infundir en el personal de las Fuerzas Aéreas, ele­vadas cualidades morales y una fidelidad sin límites a la Patria socialista. El heroísmo masivo, la aspiración a cumplir con honor el deber militar para con la Patria y la elevada disciplina en las más difíciles condiciones, sobre todo en su período inicial, son fuentes inagotables de la educación de muchas generaciones de aviadores.

 

La hábil y constante aplicación y la amplia propaganda de las gloriosas tradiciones de las Fuerzas Aéreas en la educación de los aviadores y de la juventud, es una de las tareas más impor­tantes de los organismos políticos y de las organizaciones del Partido y del Komsomol. Las principales formas de propaganda de la experiencia de la Gran Guerra Patria son los informes, conferencias y charlas, la celebración de fechas conmemorativas de las grandes unidades y unidades de aviación, la organización de encuentros de veteranos de la guerra y combatientes de las Fuerzas Aéreas, la asistencia a los museos y monumentos, la pro­yección de documentales y películas de argumento y otras medidas.

 

En los años de la posguerra llegan nuevos contingentes de alumnos a las escuelas de aviación. A los jóvenes combatientes les interesan vivamente las tradiciones heroicas de los aviadores de la vieja generación, que veneran y multiplican constantemente. El ejemplo de los viejos compañeros de armas inspiran a los aviadores al cumplimiento exitoso del deber militar y les estimula al perfeccionamiento de la maestría combativa, a la asimilación de la complicada técnica reactiva y coheteril de que dispone la aviación.

 

RKKA_OverG y HR_Tokarev

 

 

 

 

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