Balance y deducciones
En el tercer período de la guerra, las Fuerzas Aéreas
operaron teniendo objetivos más importantes. Prestaron una gran ayuda a
las tropas terrestres en la liberación de la región de Leningrado, de la
margen derecha del río Dniéper en Ucrania, de Crimea, Bielorrusia, de
las regiones occidentales de Ucrania, del litoral del Báltico, del sur
de Carelia, de la zona polar, de la parte oriental de Polonia, de
Checoslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria y Yugoslavia.
Los éxitos obtenidos por el Ejército Rojo, sobre todo a
principios del año 1944, demostraron a todo el mundo que él solo era
capaz de derrotar definitivamente al ejército fascista alemán. Y esto
fue precisamente lo que obligó a Estados Unidos e Inglaterra a abrir el
segundo frente en Europa. Sin embargo, aun después de abierto el segundo
frente apenas cambió la situación en el frente soviético-alemán, ya que
el grueso de las fuerzas de las tropas terrestres y de la aviación
alemana se mantuvo en el oriente, donde se decidía de hecho el desenlace
de la guerra.
En la etapa final de la guerra, las Fuerzas Aéreas
soviéticas prestaron una gran ayuda a las fuerzas terrestres para
apresar o aniquilar grandes agrupaciones enemigas y liberar Polonia,
Checoslovaquia, Hungría, la parte oriental de Alemania y una gran parte
de Austria.
En el tercer período de la guerra, nuestras Fuerzas
Aéreas realizaron 1.470.000 misiones, arrojaron sobre el enemigo
18.332.000 bombas, con un peso total de 286.326
t y causaron al enemigo enormes pérdidas en hombres y material.
En los combates aéreos y en los aeródromos, la aviación soviética y la
artillería antiaérea destruyeron más de 21.000 aviones del enemigo. La
elevación de la maestría combativa del personal de vuelo y el incremento
de la actividad combativa, permitieron a nuestras Fuerzas Aéreas
mantener el dominio en el aire y reducir considerablemente las pérdidas
sufridas en los combates aéreos y las causadas por la artillería
antiaérea fascista.
Por sus exitosas acciones combativas, intrepidez,
valentía y heroísmo miles de aviadores fueron condecorados con órdenes y
medalla; 95 grandes unidades y unidades de las Fuerzas Aéreas, fueron
convertidas en grandes unidades y unidades «de la guardia», 840 fueron
condecoradas con órdenes y 547 recibieron denominaciones honoríficas de
grandes ciudades por su activa participación en su liberación.
La incesante elevación de la preparación de los cuadros
de la aviación y el enriquecimiento de su experiencia combativa, fueron
una de las condiciones principales del logro de la victoria sobre el
enemigo. El mando de las Fuerzas Aéreas, los comandantes en jefe, los
jefes y los estados mayores de todos los niveles aprendieron a
comprender profundamente el carácter y los medios de dirección de las
acciones de combate y a aplicar con gran sentido práctico sus
conocimientos en las condiciones concretas de la situación.
Las victorias alcanzadas en todos los frentes elevaron el
sentimiento de orgullo de los combatientes por su gran Patria,
reafirmaron su confianza en la potencia del material de guerra
soviético y les inspiró para realizar nuevas hazañas.
En el proceso de los combates y batallas se afianzó la
firmeza y valentía de los aviadores, así como su amor a la Patria. El
mando, los organismos políticos y las organizaciones del Partido y del
Komsomol, elevaron sin cesar el nivel del trabajo político del Partido,
fortalecieron el espíritu combativo de los aviadores y les infundieron
plena fe en el desenlace victorioso de la lucha, suscitando en ellos un
fervoroso amor a la Patria y el odio al enemigo.
Los éxitos decisivos de las Fuerzas Aéreas fueron
asegurados en gran medida por la heroica actividad de los trabajadores
de la retaguardia. El rápido desarrollo de la industria pesada y de la
rama de construcción de maquinaria permitió ampliar considerablemente
la producción para fines militares. En 1943 y 1944, las fábricas de
aviación produjeron el cuádruple de aviones que en el período de la
preguerra.
En el transcurso de las acciones combativas de las
Fuerzas Aéreas se fue perfeccionando su estructura organizativa y
mejorando la dirección y la cooperación de la aviación y las tropas
terrestres. El sucesivo pertrechamiento de las Fuerzas Aéreas con nuevo
material y la elevación de la moral y de la preparación combativa del
mando y de los estados mayores de todos los niveles, así como del
personal de vuelo y técnico, influyeron favorablemente en el desarrollo
ulterior del arte operativo de las Fuerzas Aéreas y en la táctica de las
acciones de los diversos tipos de aviación al cumplir las tareas más
importantes en el tercer período de la guerra.
La lucha por el mantenimiento del dominio en el aire
siguió siendo una de las principales tareas de la aviación soviética.
La experiencia de los dos períodos anteriores de la guerra demostró que
el dominio en el aire era, ante todo, una de las condiciones
fundamentales para el éxito de las tropas terrestres en las operaciones
ofensivas.
El Alto Mando Supremo, que concedía una importancia
extraordinaria a las acciones de la aviación, la concentraba en grandes
agrupaciones en la dirección de los golpes principales de las tropas
terrestres. En el tercer período de la guerra, realizaron grandes
maniobras los cuerpos de aviación de la reserva del Alto Mando Supremo,
lo que permitió disponer de una enorme superioridad sobre el enemigo y
obtener excelentes resultados operativos y estratégicos.
La creación de grandes agrupaciones de aviación fue
lograda principalmente gracias al empleo de las reservas del Alto Mando
Supremo, cuya proporción respecto al parque total de aviones creció
considerablemente en el segundo período de la guerra. En vísperas de la
operación ofensiva de Bielorrusia, los ejércitos aéreos 1°, 3°, 4° y
16°, recibieron de la reserva del Alto Mando Supremo 11 cuerpos de
aviación, con más de 3.000 aparatos de combate. Durante la preparación
de la operación ofensiva de Lvov y Sandomir, le fueron cedidos al 2°
ejército aéreo, 4 cuerpos y 2 divisiones de aviación, con un total de
1.440 aviones de combate. El Gran Cuartel General del Alto Mando Supremo
realizó hábiles maniobras con las reservas de aviación, creando las más
favorables situaciones en el aire, lo que contribuía a la elevación de
la importancia de las Fuerzas Aéreas en la derrota de las grandes
agrupaciones de tropas del enemigo.
En todas las operaciones ofensivas de los años 1944 y
1945, gracias a la firme protección de la aviación, las agrupaciones de
choque de los frentes entraban en combate y avanzaban impetuosamente
sin tropezar con gran resistencia por parte de la aviación enemiga. El
tercer período de la guerra demostró incuestionablemente la
superioridad de la aviación soviética, que se apoderó de la iniciativa
en el aire, poseía una enorme fuerza de choque y numerosas reservas y
además aventajaba al enemigo en el arte de maniobrar con las fuerzas, y
en maestría y cualidades morales del personal de vuelo.
Con la participación muy activa de la aviación, en 1944
fueron derrotados los grupos de ejércitos alemanes «Norte», «Centro», «Ucrania
septentrional» y «Ucrania meridional».
Aún fueron más demoledores los golpes que asestó la
aviación en las operaciones ofensivas de 1945 a todas las agrupaciones
estratégicas del enemigo en el frente soviético-alemán.
En el tercer período de la guerra, gracias al incesante
incremento del poderío de las Fuerzas Aéreas soviéticas, las ofensivas
se llevaban a cabo con la participación de grandes fuerzas de aviación,
lo que permitía ampliar la escala de las operaciones ofensivas y
contribuía a desarrollar la teoría del empleo combativo de la aviación.
En los documentos destinados a sintetizar la ruptura de
la defensa posicional, se indicaba que las acciones de la aviación se
convertían en una forma de ofensiva de la aviación, que tenía por
finalidad asegurar el dominio en el aire y apoyar ininterrumpidamente a
las tropas atacantes. Además, en esos documentos se ofrecía una
definición de la preparación de aviación previa y de la dilecta para el
ataque. Se consideraba que la preparación de aviación previa para el
ataque empezaba mucho antes que se iniciara la ofensiva y se realizaba
con golpes concentrados y también con pequeños grupos, e incluso aviones
solitarios, en un amplio frente durante todo el período de preparación
de la ruptura. La preparación de aviación directa era la etapa
culminante del primer período de la ofensiva de la aviación y se podía
efectuar la víspera del inicio de la operación por la noche, o en el
momento de la preparación artillera y terminaba con potentes ataques
concentrados antes del ataque de la infantería y los tanques en el
sector del golpe principal.
En los años 1944 y 1945, la aviación de los frentes y la
de bombardeo de largo radio de acción amplió su lucha contra los
transportes operativos y las reservas del enemigo, lo que contribuyó al
aumento de la escala de las operaciones ofensivas. Periódicamente
desorganizaba el transporte del enemigo (operación de Bielorrusia),
exterminaba a sus tropas en las carreteras al dirigirse al campo de
batalla (operación de Lvov y Sandomir) y atacaba a las reservas
enemigas en los lugares de concentración (Lodz y Kielce).
Para la elevación de la capacidad combativa de las
Fuerzas Aéreas soviéticas tuvo gran importancia el trabajo científico
militar que fue realizado días tras día. Sobre la base del estudio y
síntesis cíe la experiencia combativa fueron elaboradas y dadas a
conocer a las unidades y grandes unidades de aviación, las
instrucciones relativas al empleo de los diversos tipos de aviación.
EI Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo
editó sistemáticamente recopilaciones informativas, boletines y otros
documentos. Al preparar las operaciones ofensivas se prestó gran
atención al empleo de la experiencia de la guerra y a la preparación
del personal de mando y de vuelo, así como del resto del personal de las
grandes unidades de aviación.
Los temas para las clases de los jefes y oficiales de los
estados mayores eran seleccionados teniendo en cuenta las acciones a
realizar en la operación planeada. Eran elaborados con extraordinaria
minuciosidad los problemas más importantes de la dirección de las
unidades y grandes unidades en la operación y de la cooperación con las
tropas terrestres y entre los diversos tipos de aviación.
Se continuó desarrollando y fortaleciendo los servicios
de aviación, que fueron ampliados con nuevos cuadros y pertrechados con
todo tipo de medios técnicos para el servicio y reparación de los
aviones. Gracias a la existencia de una gran experiencia de trabajo, y a
la elevada moral y al trabajo abnegado del personal de los servicios
fueron cumplidas las obligaciones de aseguramiento de las acciones de
las Fuerzas Aéreas en las grandes operaciones ofensivas.
Se prestó gran atención al reconocimiento aéreo, que era
considerado por los mandos de los frentes como uno de los medios
fundamentales de obtención de información valiosa y fidedigna acerca del
enemigo. Y en las operaciones de liberación de la margen derecha del río
Dniéper en Ucrania, de Bielorrusia, Polonia, Rumania y otras, como el
medio fundamental para conseguir dicha información. Antes de cada
operación ofensiva, la aviación de reconocimiento descubría y
fotografiaba el dispositivo del grueso de las fuerzas de las operaciones
de tropas del enemigo y el sistema y carácter de sus fortificaciones, lo
que permitía planear y realizar con éxito las operaciones.
El servicio de observación adquirió una gran experiencia
en el aseguramiento de las acciones de la aviación en las grandes
operaciones ofensivas. Uno de los principales resultados del trabajo fue
la reducción al mínimo de la pérdida de orientación por parte de las
tripulaciones y de misiones fallidas, así como la elevación de la
precisión de los bombardeos.
Para mejorar la preparación del personal de vuelo y
elevar la precisión de los bombardeos, el servicio de observación de las
Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo elaboró, en 1944, unas nuevas
instrucciones para el bombardeo (PB-44), relativas al empleo de las
bombas, explosivos y cálculos del bombardeo, y también otras
disposiciones. Los aviones fueron pertrechados con colimadores OPB-1D (para
el bombardeo en vuelo horizontal) y con los PBP-4 (para el bombardeo en
picada). Esto permitió aumentar en el 11% la precisión de los bombardeos,
en 1944, en comparación con el año anterior.
Para facilitar el regreso de los aviones a los aeródromos
fue realizado un gran trabajo por el servicio de aseguramiento
terrestre de los vuelos. En el transcurso de las operaciones ofensivas,
las pequeñas unidades de este servicio, que poseían alta capacidad de
maniobra, se desplazaban oportunamente a las direcciones necesarias y
aseguraban las acciones combativas de la aviación y la precisión en el
vuelo de los aparatos. El sistema de servicio de aseguramiento terrestre
de los vuelos disponía de suficientes puntos de trasmisión radial,
goniómetros y faros de señales. Creció constantemente el número de
misiones que contaron con la colaboración del servicio de aseguramiento
terrestre de los vuelos. Mientras que en 1943, las pequeñas unidades del
servicio atendieron 597.212 misiones, en 1944 esa cifra se elevó a
879.559.
Adquirieron una importancia cada vez mayor todos los
eslabones del servicio de ingenieros de aviación y aumentó
considerablemente el carácter operativo en el empleo de los medios para
la reparación de campaña de los aviones. Antes de que empezaran las
grandes operaciones ofensivas era completado el personal de casi todos
los talleres de reparación de campaña, se creaban reservas de materiales
de reparación y de piezas para los 6 ó 7 primeros días de operaciones, y
en los talleres especializados, para 12-15 días. Los talleres, que se
especializaban en la reparación de determinado tipo de técnica, solían
seguir a los batallones de vanguardia de servicio de aeródromo.
Se elevó considerablemente la potencia productiva de los
talleres de reparación. Mientras que, en 1943, los medios de
reparación de campaña pusieron en condiciones de vuelo más de 540
aviones diarios, en 1944 esa cifra se elevó a 2.155, y en 1945 a más de
4.000.
Constituyó una digna aportación a la derrota de los
invasores alemanes la ejecución oportuna y a un elevado nivel de calidad
de todos los trabajos y tareas gracias al heroísmo y valentía de todo el
personal técnico y de ingeniería, mandado por los generales A. Agréiev,
I. Bondarenko, A. Vinokúrov, Z. Ioffe, V. Kóblikov, K. Moiséiev, I.
Márkov, P. Nevinni, I. Osipenko, N. Plót nikov, A. Rudenko, V. Rebrov y
A. Shepelov.
El personal de la retaguardia de las Fuerzas Aéreas
realizó un gran trabajo para asegurar las acciones de combate en todo lo
relativo al material y al acondicionamiento de los aeródromos en el
curso de las operaciones ofensivas. En el territorio de Polonia,
Hungría, Checoslovaquia y de otros países, había pocos aeródromos, y
por lo general fueron destruidos por el enemigo al retirarse. Asimismo,
se disponía de escasos lugares adecuados para construir nuevos
aeródromos, lo que creó dificultades complementarias en el
aseguramiento de aeródromos a las unidades de los ejércitos aéreos.
Gracias al fortalecimiento constante de la retaguardia de
las Fuerzas Aéreas y a la elevada moral y heroísmo laboral del personal,
fueron cumplidas todas las tareas y se adquirió una considerable
experiencia en el aseguramiento de las acciones de las grandes
agrupaciones de aviación al llevar a cabo las operaciones ofensivas
estratégicas en una gran profundidad.
De este modo, en el tercer período de la Gran Guerra
Patria, los combatientes de las Fuerzas Aéreas soviéticas, en
cooperación con otras armas de las Fuerzas Armadas, cumplieron
exitosamente las tareas que les fueron encomendadas. |