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LAS FUERZAS AÉREAS SOVIÉTICAS EN LA GRAN GUERRA PATRIA DE LOS AÑOS 1941-1945

 

Balance y deducciones

 

En el tercer período de la guerra, las Fuerzas Aéreas operaron teniendo objetivos más importantes. Prestaron una gran ayuda a las tropas terrestres en la liberación de la región de Leningrado, de la margen derecha del río Dniéper en Ucrania, de Crimea, Bielorrusia, de las regiones occidentales de Ucrania, del litoral del Báltico, del sur de Carelia, de la zona polar, de la parte oriental de Polonia, de Checoslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria y Yugoslavia.

 

Los éxitos obtenidos por el Ejército Rojo, sobre todo a prin­cipios del año 1944, demostraron a todo el mundo que él solo era capaz de derrotar definitivamente al ejército fascista alemán. Y esto fue precisamente lo que obligó a Estados Unidos e Ingla­terra a abrir el segundo frente en Europa. Sin embargo, aun después de abierto el segundo frente apenas cambió la situación en el frente soviético-alemán, ya que el grueso de las fuerzas de las tropas terrestres y de la aviación alemana se mantuvo en el oriente, donde se decidía de hecho el desenlace de la guerra.

 

En la etapa final de la guerra, las Fuerzas Aéreas soviéticas prestaron una gran ayuda a las fuerzas terrestres para apresar o ani­quilar grandes agrupaciones enemigas y liberar Polonia, Checos­lovaquia, Hungría, la parte oriental de Alemania y una gran parte de Austria.

 

En el tercer período de la guerra, nuestras Fuerzas Aéreas rea­lizaron 1.470.000 misiones, arrojaron sobre el enemigo 18.332.000 bombas, con un peso total de 286.326 t y causaron al enemigo enormes pérdidas en hombres y material. En los combates aéreos y en los aeródromos, la aviación soviética y la artillería antiaérea destruyeron más de 21.000 aviones del enemigo. La elevación de la maestría combativa del personal de vuelo y el incremento de la actividad combativa, permitieron a nuestras Fuerzas Aéreas mantener el dominio en el aire y reducir considerablemente las pérdidas sufridas en los combates aéreos y las causadas por la ar­tillería antiaérea fascista.

 

Por sus exitosas acciones combativas, intrepidez, valentía y heroísmo miles de aviadores fueron condecorados con órdenes y medalla; 95 grandes unidades y unidades de las Fuerzas Aéreas, fueron convertidas en grandes unidades y unidades «de la guardia», 840 fueron condecoradas con órdenes y 547 recibieron denomi­naciones honoríficas de grandes ciudades por su activa partici­pación en su liberación.

 

La incesante elevación de la preparación de los cuadros de la aviación y el enriquecimiento de su experiencia combativa, fueron una de las condiciones principales del logro de la victoria sobre el enemigo. El mando de las Fuerzas Aéreas, los comandantes en jefe, los jefes y los estados mayores de todos los niveles apren­dieron a comprender profundamente el carácter y los medios de dirección de las acciones de combate y a aplicar con gran sentido práctico sus conocimientos en las condiciones concretas de la situación.

 

Las victorias alcanzadas en todos los frentes elevaron el senti­miento de orgullo de los combatientes por su gran Patria, reafir­maron su confianza en la potencia del material de guerra soviético y les inspiró para realizar nuevas hazañas.

 

En el proceso de los combates y batallas se afianzó la firmeza y valentía de los aviadores, así como su amor a la Patria. El mando, los organismos políticos y las organizaciones del Partido y del Komsomol, elevaron sin cesar el nivel del trabajo político del Partido, fortalecieron el espíritu combativo de los aviadores y les infundieron plena fe en el desenlace victorioso de la lucha, suscitando en ellos un fervoroso amor a la Patria y el odio al enemigo.

 

Los éxitos decisivos de las Fuerzas Aéreas fueron asegurados en gran medida por la heroica actividad de los trabajadores de la retaguardia. El rápido desarrollo de la industria pesada y de la rama de construcción de maquinaria permitió ampliar consi­derablemente la producción para fines militares. En 1943 y 1944, las fábricas de aviación produjeron el cuádruple de aviones que en el período de la preguerra.

 

En el transcurso de las acciones combativas de las Fuerzas Aéreas se fue perfeccionando su estructura organizativa y mejo­rando la dirección y la cooperación de la aviación y las tropas terrestres. El sucesivo pertrechamiento de las Fuerzas Aéreas con nuevo material y la elevación de la moral y de la preparación combativa del mando y de los estados mayores de todos los niveles, así como del personal de vuelo y técnico, influyeron favorable­mente en el desarrollo ulterior del arte operativo de las Fuerzas Aéreas y en la táctica de las acciones de los diversos tipos de aviación al cumplir las tareas más importantes en el tercer período de la guerra.

 

La lucha por el mantenimiento del dominio en el aire siguió siendo una de las principales tareas  de la aviación soviética. La experiencia de los dos períodos anteriores de la guerra demostró que el dominio en el aire era, ante todo, una de las condiciones fundamentales para el éxito de las tropas terrestres en las opera­ciones ofensivas.

 

El Alto Mando Supremo, que concedía una importancia extra­ordinaria a las acciones de la aviación, la concentraba en grandes agrupaciones en la dirección de los golpes principales de las tropas terrestres. En el tercer período de la guerra, realizaron grandes maniobras los cuerpos de aviación de la reserva del Alto Mando Supremo, lo que permitió disponer de una enorme superioridad sobre el enemigo y obtener excelentes resultados operativos y es­tratégicos.

 

La creación de grandes agrupaciones de aviación fue lograda principalmente gracias al empleo de las reservas del Alto Mando Supremo, cuya proporción respecto al parque total de aviones creció considerablemente en el segundo período de la guerra. En vísperas de la operación ofensiva de Bielorrusia, los ejércitos aéreos 1°, 3°, 4° y 16°, recibieron de la reserva del Alto Mando Supremo 11 cuerpos de aviación, con más de 3.000 aparatos de combate. Durante la preparación de la operación ofensiva de Lvov y Sandomir, le fueron cedidos al 2° ejército aéreo, 4 cuerpos y 2 di­visiones de aviación, con un total de 1.440 aviones de combate. El Gran Cuartel General del Alto Mando Supremo realizó hábiles maniobras con las reservas de aviación, creando las más favorables situaciones en el aire, lo que contribuía a la elevación de la im­portancia de las Fuerzas Aéreas en la derrota de las grandes agru­paciones de tropas del enemigo.

 

En todas las operaciones ofensivas de los años 1944 y 1945, gracias a la firme protección de la aviación, las agrupaciones de choque de los frentes entraban en combate y avanzaban impetuo­samente sin tropezar con gran resistencia por parte de la aviación enemiga. El tercer período de la guerra demostró incuestionable­mente la superioridad de la aviación soviética, que se apoderó de la iniciativa en el aire, poseía una enorme fuerza de choque y nu­merosas reservas y además aventajaba al enemigo en el arte de maniobrar con las fuerzas, y en maestría y cualidades morales del personal de vuelo.

 

Con la participación muy activa de la aviación, en 1944 fueron derrotados los grupos de ejércitos alemanes «Norte», «Centro», «Ucrania septentrional» y «Ucrania meridional».

 

Aún fueron más demoledores los golpes que asestó la aviación en las operaciones ofensivas de 1945 a todas las agrupaciones estratégicas del enemigo en el frente soviético-alemán.

 

En el tercer período de la guerra, gracias al incesante incre­mento del poderío de las Fuerzas Aéreas soviéticas, las ofensivas se llevaban a cabo con la participación de grandes fuerzas de aviación, lo que permitía ampliar la escala de las operaciones ofensivas y contribuía a desarrollar la teoría del empleo comba­tivo de la aviación.

 

En los documentos destinados a sintetizar la ruptura de la defensa posicional, se indicaba que las acciones de la aviación se convertían en una forma de ofensiva de la aviación, que tenía por finalidad asegurar el dominio en el aire y apoyar ininterrumpida­mente a las tropas atacantes. Además, en esos documentos se ofrecía una definición de la preparación de aviación previa y de la dilecta para el ataque. Se consideraba que la preparación de aviación previa para el ataque empezaba mucho antes que se ini­ciara la ofensiva y se realizaba con golpes concentrados y también con pequeños grupos, e incluso aviones solitarios, en un amplio frente durante todo el período de preparación de la ruptura. La preparación de aviación directa era la etapa culminante del primer período de la ofensiva de la aviación y se podía efectuar la víspera del inicio de la operación por la noche, o en el momento de la preparación artillera y terminaba con potentes ataques concen­trados antes del ataque de la infantería y los tanques en el sector del golpe principal.

 

En los años 1944 y 1945, la aviación de los frentes y la de bombardeo de largo radio de acción amplió su lucha contra los transportes operativos y las reservas del enemigo, lo que contri­buyó al aumento de la escala de las operaciones ofensivas. Perió­dicamente desorganizaba el transporte del enemigo (operación de Bielorrusia), exterminaba a sus tropas en las carreteras al diri­girse al campo de batalla (operación de Lvov y Sandomir) y ata­caba a las reservas enemigas en los lugares de concentración (Lodz y Kielce).

 

Para la elevación de la capacidad combativa de las Fuerzas Aéreas soviéticas tuvo gran importancia el trabajo científico mi­litar que fue realizado días tras día. Sobre la base del estudio y síntesis cíe la experiencia combativa fueron elaboradas y dadas a conocer a las unidades y grandes unidades de aviación, las ins­trucciones relativas al empleo de los diversos tipos de aviación.

 

EI Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo editó sistemáticamente recopilaciones informativas, boletines y otros do­cumentos. Al preparar las operaciones ofensivas se prestó gran atención al empleo de la experiencia de la guerra y a la prepa­ración del personal de mando y de vuelo, así como del resto del personal de las grandes unidades de aviación.

 

Los temas para las clases de los jefes y oficiales de los estados mayores eran seleccionados teniendo en cuenta las acciones a rea­lizar en la operación planeada. Eran elaborados con extraordi­naria minuciosidad los problemas más importantes de la dirección de las unidades y grandes unidades en la operación y de la coo­peración con las tropas terrestres y entre los diversos tipos de aviación.

 

Se continuó desarrollando y fortaleciendo los servicios de aviación, que fueron ampliados con nuevos cuadros y pertrechados con todo tipo de medios técnicos para el servicio y reparación de los aviones. Gracias a la existencia de una gran experiencia de trabajo, y a la elevada moral y al trabajo abnegado del personal de los servicios fueron cumplidas las obligaciones de asegura­miento de las acciones de las Fuerzas Aéreas en las grandes ope­raciones ofensivas.

 

Se prestó gran atención al reconocimiento aéreo, que era con­siderado por los mandos de los frentes como uno de los medios fundamentales de obtención de información valiosa y fidedigna acerca del enemigo. Y en las operaciones de liberación de la margen derecha del río Dniéper en Ucrania, de Bielorrusia, Po­lonia, Rumania y otras, como el medio fundamental para con­seguir dicha información. Antes de cada operación ofensiva, la aviación de reconocimiento descubría y fotografiaba el dispositivo del grueso de las fuerzas de las operaciones de tropas del enemigo y el sistema y carácter de sus fortificaciones, lo que permitía planear y realizar con éxito las operaciones.

 

El servicio de observación adquirió una gran experiencia en el aseguramiento de las acciones de la aviación en las grandes operaciones ofensivas. Uno de los principales resultados del trabajo fue la reducción al mínimo de la pérdida de orientación por parte de las tripulaciones y de misiones fallidas, así como la elevación de la precisión de los bombardeos.

 

Para mejorar la preparación del personal de vuelo y elevar la precisión de los bombardeos, el servicio de observación de las Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo elaboró, en 1944, unas nuevas instrucciones para el bombardeo (PB-44), relativas al empleo de las bombas, explosivos y cálculos del bombardeo, y también otras disposiciones. Los aviones fueron pertrechados con colimadores OPB-1D (para el bombardeo en vuelo horizontal) y con los PBP-4 (para el bombardeo en picada). Esto permitió aumentar en el 11% la precisión de los bombardeos, en 1944, en comparación con el año anterior.

 

Para facilitar el regreso de los aviones a los aeródromos fue realizado un gran trabajo por el servicio de aseguramiento te­rrestre de los vuelos. En el transcurso de las operaciones ofen­sivas, las pequeñas unidades de este servicio, que poseían alta capacidad de maniobra, se desplazaban oportunamente a las di­recciones necesarias y aseguraban las acciones combativas de la aviación y la precisión en el vuelo de los aparatos. El sistema de servicio de aseguramiento terrestre de los vuelos disponía de suficientes puntos de trasmisión radial, goniómetros y faros de se­ñales. Creció constantemente el número de misiones que contaron con la colaboración del servicio de aseguramiento terrestre de los vuelos. Mientras que en 1943, las pequeñas unidades del servicio atendieron 597.212 misiones, en 1944 esa cifra se elevó a 879.559.

 

Adquirieron una importancia cada vez mayor todos los esla­bones del servicio de ingenieros de aviación y aumentó conside­rablemente el carácter operativo en el empleo de los medios para la reparación de campaña de los aviones. Antes de que empe­zaran las grandes operaciones ofensivas era completado el personal de casi todos los talleres de reparación de campaña, se creaban reservas de materiales de reparación y de piezas para los 6 ó 7 primeros días de operaciones, y en los talleres especializados, para 12-15 días. Los talleres, que se especializaban en la reparación de determinado tipo de técnica, solían seguir a los batallones de vanguardia de servicio de aeródromo.

 

Se elevó considerablemente la potencia productiva de los ta­lleres de reparación. Mientras que, en 1943, los medios de repa­ración de campaña pusieron en condiciones de vuelo más de 540 aviones diarios, en 1944 esa cifra se elevó a 2.155, y en 1945 a más de 4.000.

 

Constituyó una digna aportación a la derrota de los invasores alemanes la ejecución oportuna y a un elevado nivel de calidad de todos los trabajos y tareas gracias al heroísmo y valentía de todo el personal técnico y de ingeniería, mandado por los gene­rales A. Agréiev, I. Bondarenko, A. Vinokúrov, Z. Ioffe, V. Kóblikov, K. Moiséiev, I. Márkov, P. Nevinni, I. Osipenko, N. Plót nikov, A. Rudenko, V. Rebrov y A. Shepelov.

 

El personal de la retaguardia de las Fuerzas Aéreas realizó un gran trabajo para asegurar las acciones de combate en todo lo relativo al material y al acondicionamiento de los aeródromos en el curso de las operaciones ofensivas. En el territorio de Po­lonia, Hungría, Checoslovaquia y de otros países, había pocos ae­ródromos, y por lo general fueron destruidos por el enemigo al retirarse. Asimismo, se disponía de escasos lugares adecuados para construir nuevos aeródromos, lo que creó dificultades complemen­tarias en el aseguramiento de aeródromos a las unidades de los ejércitos aéreos.

 

Gracias al fortalecimiento constante de la retaguardia de las Fuerzas Aéreas y a la elevada moral y heroísmo laboral del per­sonal, fueron cumplidas todas las tareas y se adquirió una consi­derable experiencia en el aseguramiento de las acciones de las grandes agrupaciones de aviación al llevar a cabo las operaciones ofensivas estratégicas en una gran profundidad.

 

De este modo, en el tercer período de la Gran Guerra Patria, los combatientes de las Fuerzas Aéreas soviéticas, en cooperación con otras armas de las Fuerzas Armadas, cumplieron exitosamente las tareas que les fueron encomendadas.

 

RKKA_OverG y HR_Tokarev

 

 

 

 

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