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LAS FUERZAS AÉREAS SOVIÉTICAS EN LA GRAN GUERRA PATRIA DE LOS AÑOS 1941-1945

 

CAPÍTULO XII

En los combates por el istmo de Carelia y la zona polar

 

En el invierno de 1943 y la primavera de 1944, las Fuerzas Armadas soviéticas alcanzaron grandes victorias en las proximi­dades de Leningrado y Nóvgorod, en la margen derecha del Dniéper, en Ucrania y en Crimea. Se habían creado condiciones favorables para realizar grandes operaciones ofensivas en otros sectores del frente.

En el sector septentrional del frente soviético-alemán, las tropas finlandesas se encontraban a 25 km de Leningrado. En los tres años de guerra, el enemigo había convertido el istmo de Carelia en una zona fortificada casi inexpugnable. Su defensa consistía en tres zonas defensivas, con fortificaciones de hormigón armado de un espesor de 2 a 2,5 m y casamatas blindadas hasta de 3 m. En la segunda línea defensiva, que se encontraba a unos 12-25 km de la línea del frente, había unas 1.300 fortificaciones de diversos tipos. La profundidad total de la defensa pasaba de los 100 km. El 1 de de junio de 1944, la agrupación enemiga llamada «Istmo de Carelia» contaba con más de seis divisiones. La mayor den­sidad de tropas se hallaba en la dirección de Viborg, a la que los fascistas concedían gran importancia.

Apoyaba a las tropas terrestres una parte de la 1° flota aérea alemana y la aviación de Finlandia, que disponía de 300 aparatos. Además, el enemigo podía contar con 100 aviones más de la di­rección de Petrozavodsk. Su red de aeródromos le permitía esta­cionar los cazas a 20-30 km de la línea del frente y asegurar una amplia capacidad de maniobra.

Por la parte soviética, operaban en el istmo de Carelia grandes unidades de los ejércitos 21° y 23° del Frente de Leningrado. Al empezar la ofensiva nuestra superioridad en hombres sobre el ene­migo, era del 100%, y en artillería y tanques casi en 6 veces. Las tropas eran apoyadas por el 13° ejército aéreo y el 2° Cuerpo de aviación de caza de la guardia, de la Defensa Antiaérea, lo que hacía un total de 757 aparatos.173 Además, se incorporó una parte de las Fuerzas Aéreas de la Marina de Guerra del mar Báltico, subordinada desde el punto de vista operativo al Comandante en Jefe del 13° ejército aéreo.

De acuerdo con las decisiones del Gran Cuartel General del Alto Mando Supremo, la tarea de las tropas de los ejércitos 21° y 23°, en cooperación con la Flota del mar Báltico, condecorada con la orden de la Bandera Roja, y el 13° ejército aéreo, consistía en romper la potente zona fortificada, derrotar a las tropas ene­migas y liberar el istmo de Carelia y la ciudad de Viborg.

El 3 de mayo empezó la preparación de las unidades y grandes unidades de aviación para la operación. Por entonces, el 13° ejército aéreo protegía a Leningrado, realizaba reconocimiento aéreo y atacaba a las tropas, al material bélico y las fortificaciones de la primera y segunda franjas defensivas. Desde el 1 de mayo al 9 de junio nuestra aviación realizó 1 800 misiones.174 La aviación de la Marina de Guerra operaba contra los convoyes marítimos, colocaba minas en el mar, realizaba reconocimiento aéreo en el mar y protegía sus bases y navíos.

El mando, los estados mayores y los servicios del ejército aéreo y de las grandes unidades de aviación, realizaron un gran trabajo para organizar las acciones de combate con vistas a la operación. Se analizaron minuciosamente las cuestiones de la cooperación entre la aviación y las tropas terrestres. Se organizaron puestos de dirección, próximos a la primera línea, para los jefes de las divisiones de aviación de asalto, bombardeo y caza a fin de que dirigieran sobre el terreno las acciones de la aviación.

Los estados mayores del ejército aéreo y de las Fuerzas Aéreas de la Marina de Guerra concordaron las acciones de combate en el campo de batalla en lo referente al lugar y al momento, seña­laron los objetivos que debían ser atacados y resolvieron los pro­blemas de la indicación de los objetivos. Fueron acordados planes de las acciones a realizar para llevar a cabo un simulacro de de­sembarco marítimo en la zona de la bahía de Ino y al norte de Sestroretska y para rechazar las incursiones de la aviación enemiga a Leningrado.

En el período preparatorio se realizó con éxito el reconoci­miento aéreo. Para fotografiar las zonas defensivas fueron efectua­das 610 misiones, que abarcaron una superficie de 87.000 km2.175 El reconocimiento aéreo ofreció una idea del carácter de la de­fensa, la composición y emplazamiento de las tropas y de la aviación del enemigo. A las unidades, grandes unidades y ejércitos de tropas terrestres se les proporcionó oportunamente fotografías de las zonas defensivas y de los puntos de apoyo más importantes del enemigo.

Se prestó gran atención al enmascaramiento operativo. En el ejército aéreo fueron construidos diversos aeródromos ficticios cuyo número ascendía al 65% de los aeródromos verdaderos.176 En los aeródromos falsos fueron colocadas 252 maquetas de aviones y abiertos 176 refugios. Las tropas del frente y la aviación simularon la preparación de la ofensiva en la dirección de Narva, en la que el 13° ejército aéreo realizó un intenso reconocimiento. La aviación de la Marina de Guerra asestó golpes sistemáticos contra los barcos enemigos en el golfo de Narva. La aviación de bombardeo de largo radio de acción atacaba el transporte del enemigo en las vías férreas de Estonia y a las concentraciones de tropas y material bélico al este de la ciudad de Narva. Para ello fueron realizadas en mayo 572 misiones y arrojadas 4.260 bombas.177

Durante la preparación de la operación, los jefes, organismos políticos de las grandes unidades y las organizaciones del Partido de las unidades incrementaron el trabajo político con el personal. Sistemáticamente se daban conferencias y hacían informes, y se celebraban mítines y reuniones del Partido. Fueron dadas nume­rosas charlas para estudiar la experiencia de los combates librados para romper la línea Mannerheim en 1939 y 1940. El trabajo político del Partido desempeñó un importante papel en la movi­lización de los combatientes para cumplir las tareas planteadas.

Fue elaborado un plan de acciones de la aviación para los tres primeros días de la operación. El 13° ejército aéreo debía apoyar preferentemente al 21° ejército, que tenía que operar en la di­rección principal. Se estipulaba que la víspera del inicio de la ofensiva serían atacadas las consistentes fortificaciones de la defensa enemiga, su sistema de fuego y sus reservas. Para cumplir estas tareas se realizarían unas 1.500 misiones.

Se preveía que al realizar la preparación de la aviación para la ofensiva se emplearían grandes grupos de aviones de asalto y de bombardeo protegidos por cazas. Había que apoyar a las tropas con golpes concentrados y acciones escalonadas de pequeños grupos de aparatos de asalto y de bombardeo.

Para la preparación previa de la aviación y en los tres pri­meros días de la ofensiva, se preveía que los aparatos de asalto y de bombardeo efectuarían unas 6.000 misiones. Se calculaba que el 65 % de las misiones serían realizadas para atacar las fortificaciones y el 26% para atacar a las reservas. Además, la aviación de caza realizaría más de 5.400 misiones para proteger a las tropas del frente y a Leningrado y para escoltar a los aparatos de asalto y de bombardeo.178

De conformidad con el plan elaborado, la víspera del inicio de la ofensiva, el 9 de junio, la artillería y la aviación destruyeron las fortificaciones más consistentes de la primera franja defensiva del enemigo. Al amanecer, 215 aparatos de bombardeo y 155 de asalto, del 13° ejército aéreo, protegido por cazas asestaron un golpe masivo a los puntos de apoyo de la zona de Stari Beloostrov, lago Svetloe y estación de Taiyaioki.

Las grandes unidades de aviación de bombardeo se dirigieron a los objetivos en columnas de regimientos, y los regimientos en columnas de escuadrillas, con intervalos de 750 a 1.000 m y de 300 a 500 respectivamente. Se arrojaron las bombas desde una altura de 1.800 a 2.500 m a una orden del jefe. Los aparatos de asalto atacaron con dispositivos de regimiento, dando una sola pasada, de 5 a 10 min después de asestar el golpe, los aparatos de bombardeo, a esos mismos objetivos. Los ataques fueron muy efi­caces. Su densidad fue de 80 a 100 t de bombas por km2 de super­ficie del objetivo.

Al mediodía, 95 aviones de bombardeo, en grupos de 9 a 12, asestaron unos cuantos golpes escalonados a las estaciones de Viborg, Rautu, Raivola y Kiviniemi. A las 17:30 min, 196 bombarderos, en grupos integrados por regimientos, atacaron a las reservas concentradas en las zonas de Kiviniemi, Valkiarvi y Kivennapa y parejas de bombarderos atacaron los puentes del ferro­carril y de la carretera en Kiviniemi.

En total, el 9 de junio la aviación soviética realizó 1.150 mi­siones, correspondiendo 510 a los bombarderos, 235 a los aparatos de asalto y 406 a los cazas. A consecuencia de las acciones de la aviación soviética, según escribieron historiadores finlandeses, «fueron destruidas muchas fortificaciones y obstáculos y volados los campos de minas».179 En los combates aéreos librados fueron derribados 9 aviones del enemigo.

Al día siguiente, en el transcurso de la preparación artillera, 30 min antes de que comenzara la ofensiva, 172 bombarderos y 168 aparatos de asalto, acompañados por cazas, de la aviación del frente y de la aviación de la Marina de Guerra, asestaron golpes masivos en las zonas de Stari Beloostrov, lago Svetloe y es­tación de Raiyaioki. Según los datos de las fotografías del reco­nocimiento aéreo y de la información confirmada por las tropas terrestres, nuestros aviones destruyeron o causaron daños al 70% de las for­tificaciones.180 La eficacia de los golpes de la aviación y la máxima aproximación de los mismos, al momento del inicio de la ofensiva facilitaron en gran medida la ruptura de la defensa del enemigo.

Se realizó el apoyo a las tropas en la ofensiva, mediante golpes concentrados y acciones escalonadas contra las bocas de fuego, las tropas y el material bélico del enemigo. Desde las 11:40 min hasta las 12 fue asestado un golpe en el que participaron 244 aparatos de bombardeo y de asalto, protegidos por cazas, contra las posiciones artilleras en las zonas de Kallelovo, Zabolotie, Novi Alakul y Stari Alakul. A consecuencia del ataque fueron des­truidas 8 baterías artilleras, sufrieron daños otras 14 y quedaron destrozados muchos fortines. Entre tanto, 54 aparatos de asalto de la aviación de la Marina de Guerra atacaron las posiciones de artillería y morteros en la zona de Stari Bieloostrov.

Aprovechando los excelentes resultados obtenidos por la avia­ción, las tropas del 21° ejército forzaron, sobre la marcha, el río Sestra y al final del primer día de ofensiva habían roto la defensa enemiga en una extensión de 20 km y 14 de profundidad. Para poder seguir desarrollando el éxito, el Comandante en Jefe del frente reforzó al 21° ejército con el 108° cuerpo de infantería. Venciendo la resistencia del enemigo, nuestras tropas, con el apoyo de la aviación, se apoderaron el 11 de junio de varios puntos de apoyo muy importantes, comprendidos los de Raivola, Ternoka y Kellomiaka. Al atardecer del día siguiente, nuestras tropas habían avanzado hasta 30 km y llegaron a la segunda franja de la zona fortificada, pero no consiguieron romperla sobre la marcha.

A fin de lograr la ruptura de la segunda franja de la zona defensiva, el 13 de junio, 274 aviones de bombardeo y de asalto  asestaron un potente golpe a los importantes puntos de apoyo de Liikola, Kuterselka y Metsiakiulia. A lo largo de la jornada fueron atacadas las reservas que se aproximaban procedentes del frente de Carelia. Grupos de 7 a 9 aparatos de la 334° división de bombardeo atacaron los nudos ferroviarios de Viborg, Perkiarvi, Leipiasuo y Siainne, destruyendo 47 vagones y las vías férreas. En total, la aviación del frente realizó, el 13 de julio, 631 misiones.181

Al día siguiente por la mañana, antes de que se lanzaran las tropas al ataque, 347 aviones de bombardeo y de asalto del 13° ejército aéreo y de la aviación de la Marina de Guerra, realizaron una preparación de aviación. Fueron asestados dos golpes a los puntos de apoyo de Mustamiaki, Rasvattu y Buotta. La densidad media del ataque al punto de apoyo de Rasvattu fue extraordi­naria, llegando a 324 t de bombas por km2 de superficie. Que­daron destruidas las trincheras y bunkers, 22 fortines, fueron vo­lados 4 almacenes con municiones y aplastadas 5 baterías de cañones y morteros. A continuación, 280 aviones de bombardeo y de asalto, protegidos por cazas, asestaron duros golpes a los puntos de apoyo de Neuvola y Mustamiaki.

Las tropas a la ofensiva, aprovechando las eficaces acciones de la aviación, avanzaron y entablaron combate para apoderarse de Ios mencionados puntos. «Las acciones de la aviación en el sector del 108° cuerpo de infantería —comunicó el jefe de éste— fueron muy bien ejecutadas. Las unidades de infantería que operaban en el sector del cuerpo de ejército tuvieron un excelente apoyo de la aviación.»182

El mando finlandés envió reservas para contener el avance de las tropas soviéticas. Nuestra aviación, en grupos de 8 a 12 aparatos, las atacó en los sectores de Mesteriarva y Taivola y en las estaciones ferroviarias de Viborg, Kiviniemi, Jitola, Antrea y Kexgolm. Al no disponer de fuerzas suficientes para asestar potentes contragolpes, el enemigo trató de atacar a nuestras tropas con parejas y grupos de cuatro bombarderos, pero todas sus incur­siones fueron rechazadas por nuestros cazas.

A consecuencia de encarnizadísimos combates, el 17 de junio al anochecer, nuestras tropas, apoyadas por la aviación, termi­naron de romper la segunda franja de fortificaciones que era la más importante en el istmo de Carelia. Del 13 al 17 de junio, la aviación del frente realizó 5.623 misiones, en las que atacó los puntos de apoyo, el material bélico y a las tropas y reservas del enemigo. Para cumplir diversas tareas en el sector marítimo, la aviación de la Marina de Guerra efectuó 1.082 misiones. En ese período, nuestros pilotos libraron 33 combates aéreos, en los que derribaron 43 aviones.

El 18 de junio al amanecer, nuestras tropas continuaron desa­rrollando la ofensiva con el propósito de apoderarse de la ciudad de Viborg. Al destruir los puntos de apoyo del enemigo, la aviación impidió la retirada organizada de las tropas fascistas a la tercera franja fortificada de la defensa, no permitió los tra­bajos de fortificación y desorganizó su transporte ferroviario. El 18 de junio por la noche, la aviación de bombardeo de largo radio de acción atacó el nudo ferroviario de Viborg. El 19 de junio, las tropas del 21° ejército rompieron la tercera franja forti­ficada y se apoderaron de los importantes puntos de apoyo y de las estaciones ferroviarias de Leipiasuo, Karjula y Summa. Las tropas del 23° ejército, que avanzaban en la dirección de Kexgolm, desalojaron al enemigo de la orilla meridional de los lagos Suvanto y Vuoksi.

A fin de contener el avance de las tropas soviéticas, el enemigo trasladó a este sector desde el frente de Carelia más de 100 aviones de la 54° escuadra de caza alemana, de la 1° escuadra de avia­ción de bombardeo en picado y de otras unidades.

Las bases de nuestra aviación habían quedado algo rezagadas de las tropas terrestres. Debido a la lejanía de los aeródromos de la 275° división de aviación de caza, sus aparatos no podían pro­teger constantemente a las tropas en el campo de batalla. Las unidades del 2° cuerpo de aviación de caza de la guardia, perte­neciente a la Defensa Antiaérea, tenían que proteger a Leningrado, por lo que no podían ser empleadas en el campo de batalla.

En estas condiciones, la aviación de caza estacionada en los aeródromos de vanguardia tuvo que combatir con la máxima tensión. Los pilotos de caza efectuaban 5 ó 6 vuelos cada día. Se entablaron combates muy encarnizados en el aire. Por ejemplo, el 19 de junio, los cazas de la aviación del frente libraron 244 combates, en los que derribaron 35 aviones. Al día siguiente hubo 28 combates aéreos, en los que participaron, por ambas partes, hasta 200 aviones. En ese día se destacó extraordinariamente el comandante A. Chirkov, gran maestro del combate aéreo, jefe del 196° regimiento de aviación de caza y Héroe de la Unión Soviética. En uno de los combates luchó intrépidamente contra tres cazas enemigos, uno de los cuales fue abatido por sus certeros disparos y los otros dos se dieron a la fuga.

En estos días de cruentos combates, los mejores pilotos, obser­vadores, ametralladores, técnicos e ingenieros de aviación, ingre­saban en las filas del Partido Comunista. En el mes de junio fueron admitidos como miembros y candidatos en las organiza­ciones del Partido del 13° ejército aéreo, 344 aviadores. Ingresó en el Partido el teniente D. Ermakov, que en unos cuantos días había derribado 8 aviones. Dio muestras de una elevada maestría y gran arrojo el piloto de caza, comunista V. Serov, que en los combates en el istmo de Carelia abatió 8 aparatos enemigos, ascen­diendo su cuenta personal a 26 aviones fascistas derribados. Tam­bién actuaron con gran pericia y valentía los pilotos comunistas A. Gorbachevski, V. Zótov, S. Litavrin e I. Neustrúev, que en el mes de junio abatieron de 3 a 6 aviones enemigos. A todos ellos se les galardonó con el título de Héroe de la Unión Soviética. En la 275° división de aviación de caza (de la que era jefe el coronel A. Matvéiev) fueron galardonados, con ese título, 26 pi­lotos. Hizo gala de excepcional coraje, valor y valentía el famoso piloto, comandante P. Pokríschev, dos veces Héroe de la Unión Soviética. En su cuenta tenía ya 20 aviones abatidos. Como jefe de un regimiento de aviación de caza, demostraba con su ejemplo personal, cómo había que combatir al enemigo y transmitía a sus subordinados su rica experiencia.

Las tropas del Frente de Leningrado continuaron desarrollando la ofensiva, con el apoyo de la aviación y la Marina de Guerra, en condiciones muy difíciles, ya que tenían que avanzar por un terreno boscoso y pantanoso, cruzado por muchos ríos y lagos. En 11 días rompieron una potente zona fortificada y el 20 de julio se apoderaron al asalto de la ciudad fortaleza de Viborg. Las tropas enemigas había sufrido grandes pérdidas, pero aún no se había vencido enteramente su resistencia. Los fascistas reagruparon a sus tropas apresuradamente y trasladaron al noroeste de Viborg unidades y grandes unidades de las direcciones de Medvczhegor y Svir. De nuevo, se entablaron combates muy encarni­zados. Las tropas soviéticas avanzaban lentamente. La aviación continuaba operando con gran intensidad.

El subteniente V. Kovaliov participó en numerosos combates. El 9 de junio regresaba a su aeródromo un grupo de nuestros cazas, después de haber cumplido una tarea. El avión que cerraba la formación era el de Kovaliov. En la zona del río Vuoxi advirtió que 12 bombarderos fascistas se dirigían al dispositivo de nuestras tropas. El intrépido piloto los atacó y abatió a dos.

En todo el istmo de Carelia era famoso el piloto de la aviación de asalto G. Parshin. La víspera de la operación le fue entregado un nuevo aparato IL-2, regalado por dos patriotas de Leningrado: Praskovia Barinova y su hija Evguenia, trabajadoras de la medi­cina de uno de los policlínicos de la ciudad. El arrojado piloto soviético, destruyó un gran número de tanques, cañones y aviones y aniquiló a muchos fascistas. Más adelante, en recompensa por sus hazañas, fue galardonado dos veces con el título de Héroe de la Unión Soviética.

El primer teniente V. Mijlik voló, muchas veces, al frente de grupos de aviones de asalto IL-2 para atacar las fortificaciones y bocas de fuego del enemigo. Siempre, empleó con elevada pe­ricia el magnífico armamento de su aparato. Por el cumplimiento ejemplar de las tareas y por su valor y heroísmo, V. Mijlik fue galardonado dos veces con el título de Héroe de la Unión Soviética.

Después de liberado Viborg, continuaron durante tres semanas las acciones en el istmo de Carelia. La Flota del mar Báltico, condecorada con la orden de la Bandera Roja, realizó desembarcos en las islas de Teikarsaari y Suoniosaari, que fueron apoyados por la aviación de la Marina de Guerra y por el 13° ejército aéreo. La víspera de los desembarcos la aviación atacó las baterías de artillería de la isla de Teikarsaari, y 50 min antes de que llegara el destacamento de navíos a las islas, 45 aparatos de bombardeo y 102 de asalto, protegidos por cazas, atacaron las fortificaciones, las posiciones artilleras y las zonas contiguas.

Los cazas protegieron el desembarco de las tropas. Grupos de 4 a 8 aviones de asalto se dedicaron a machacar a las tropas fascistas y las baterías de artillería. En el transcurso de 2 días, las unidades de desembarco, en cooperación con la Marina de Guerra y la aviación, cumplieron la tarea planeada, que consistía en desalojar al enemigo de unas cuantas islas del golfo de Viborg. Para apoyar a las fuerzas de desembarco, la aviación realizó 1.800 misiones.

A fin de apoyar las operaciones de desembarco y también para quebrantar la agrupación de aviación enemiga, fueron ases­tados varios golpes a sus aeródromos. El 23 de junio, 28 aparatos de asalto y 16 cazas asestaron el primer golpe al aeródromo de Lappenranta, en el que fueron destruidos 10 aviones, incendiados 2 almacenes de combustible, aplastadas 2 baterías de artillería antiaérea y dañada la pista de aterrizaje.183

Los golpes más fuertes fueron asestados a los aeródromos de Lappenranta e Immalaii-yarvi, el 2 de julio por la tarde. Este ataque fue precedido de un minucioso reconocimiento aéreo. En la acción participaron 188 aviones: el aeródromo de Immalan-yarvi fue atacado por 44 aparatos de bombardeo y 28 de asalto, y el de Lappenranta, por 16 bombarderos y 36 aviones de asalto, que volaron sobre el objetivo protegidos por cazas.

Antes de que llegaran los aparatos de bombardeo y de asalto, aviones de caza, designados especialmente para esta acción, habían bloqueado los aeródromos desde el aire. Siete grupos de cuatro cazas, cada uno, patrullaban escalonados en tres hileras sobre los aeródromos, impidiendo el despegue de los aparatos enemigos. Des­pués de soltar su carga, los bombarderos atacaron los aparatos de asalto. El enemigo perdió 49 aviones, de los cuales 37 fueron destruidos en los aeródromos y 12 abatidos en combates aéreos. Nosotros perdimos 6 aviones.184

En estos golpes a los aeródromos enemigos, se destacaron los pilotos mandados por el jefe de patrulla E. Kungúrtsev, que atacaron el aeródromo de Immalan-yarvi. Ese grupo destruyó o averió 15 aviones enemigos, voló un almacén de municiones y combustible y derribó un aparato de caza. En lo sucesivo el primer teniente Kungúrtsev fue galardonado dos veces con el título de Héroe de la Unión Soviética.

A finales de junio, las tropas del Frente de Leningrado habían ocupado las islas del golfo de Viborg, cumpliendo así la tarea principal que se les había encomendado. El 11 de julio pasaron a la defensiva en la línea comprendida entre el lago Ladoga y la orilla meridional del sistema de lagos Vuoxisnsk hasta Lapinlajti, Repola y Tikkala. En la etapa final de la operación (18 de junio-11 de julio), nuestra aviación realizó unas 19.000 misiones en apoyo a las tropas terrestres.

Las tropas de los ejércitos 21° y 23° del Frente de Leningrado, en cooperación con la Flota del mar Báltico condecorada con la orden de la Bandera Roja, y con la flotilla militar del lago Ladoga y con la activa participación de la aviación, derrotaron al ejército finlandés: rompieron la poderosa zona fortificada del istmo de Carelia, desalojaron de ella al enemigo, avanzaron de 110 a 130 kilómetros y liberaron la ciudad de Viborg. De este modo fue liquidada la amenaza que se cernía sobre Leningrado desde el noroeste, y la Flota del mar Báltico, condecorada con la Bandera Roja, adquirió libertad de maniobra en el golfo de Finlandia.

La operación para liberar el istmo de Carelia y Viborg fue realizada en la dirección del litoral con los esfuerzos conjuntos de las tropas terrestres, la Marina de Guerra y la aviación. En el transcurso de la operación fue adquirida experiencia en la orga­nización y realización de acciones coordinadas del ejército aéreo y la aviación de la Marina de Guerra, la aviación de bombardeo de largo radio de acción y la aviación de caza de la Defensa Antiaérea.

A pesar de las desfavorables condiciones meteorológicas, la aviación soviética prestó una gran ayuda a las tropas terrestres en la ruptura de la consistente zona fortificada y en la lucha contra las reservas del enemigo. En el transcurso de la operación, los pilotos soviéticos realizaron unas 28.000 misiones y arrojaron más de 4.700 t de bombas, que causaron enormes bajas al ene­migo y destruyeron numerosos fortines y casamatas.

Durante los preparativos y el curso de la operación ayudaron, considerablemente, los regimientos de transporte 40° y 52° de la Aviación Civil. Estas unidades realizaron más de 5.700 misiones y transportaron unos 6.100 soldados y oficiales, gran cantidad de municiones y otras cargas, y evacuaron 2.503 heridos.

Al liberar el istmo de Carelia, la aviación, a diferencia de lo ocurrido en las operaciones anteriores de la guerra, se dedicó a destruir previamente las consistentes fortificaciones del enemigo. La tarea fundamental de la aviación consistió en apoyar a las tropas en la ofensiva y luchar contra las reservas. En el ataque a las reservas fascistas, el 13° ejército efectuó el 19 % del total de misiones.

La lucha por el mantenimiento del dominio en el aire se llevó a cabo mediante la destrucción de los aviones fascistas, en com­bates aéreos y en los aeródromos. Para cumplir esta tarea se dedicó el 45 % de todas las misiones, en las que el enemigo perdió más de 400 aparatos.

Las divisiones de aviación de bombardeo 113° y 334°, que actuaron magníficamente en la lucha contra los invasores fascistas, fueron distinguidas con la denominación «de Leningrado», y 4 regimientos de la aviación de caza (el 11°, 27°, 102° y 283°) reci­bieron la denominación honorífica «de Viborg».

En el período de la ofensiva del Frente de Leningrado en el istmo de Carelia, las unidades y grandes unidades del Frente de Carelia se prepararon para atacar desde la línea comprendida entre el río Svir y la parte meridional del lago Onega con los ejércitos 32° y 7°. El 21 de junio de madrugada, después de una potente preparación de la artillería y la aviación, las tropas em­prendieron la ofensiva en la dirección de Olonets. Superando la encarnizada resistencia del enemigo, las tropas soviéticas habían avanzado para finales de junio de 200 a 250 km, llegando a la frontera de Finlandia. Con eso se había desalojado al enemigo de una gran parte de la República Socialista Soviética                     Carelo-Finlandesa.

En cooperación con las tropas terrestres, las unidades y grandes unidades del 7° ejército aéreo (del que era comandante en jefe, el general I. Sokolov, adjunto para el trabajo político, el coronel I. Serguéiev y jefe del estado mayor el coronel B. Sveshinkov, y desde el 29 de junio, el general I. Bielov), realizaron durante la operación 12.000 misiones y arrojaron sobre el enemigo 1.500 t de bombas, causándole enormes pérdidas.

Los pilotos soviéticos protegieron firmemente a las tropas te­rrestres contra los ataques de la aviación enemiga y asestaron duros golpes a las fortificaciones, concentraciones de tropas y ma­terial bélico.

Actuó con gran éxito la 257° división mixta de aviación inde­pendiente, condecorada con la orden de la Bandera Roja, man­dada por el coronel A. Mináev. Se destacaron extraordinariamente los grupos de aparatos de bombardeo en picado mandados por V. Petrov y A. Akviliánov, que realizaron bombardeos de gran precisión, con los que dejaron expedito el camino para el avance de la infantería y los tanques.

Se hizo famoso en aquellos días en todo el frente el joven piloto de caza B. Karamíshev, que en pareja con el piloto       N. Káper, atacó audazmente a un grupo de 26 aviones fascistas. En un breve pero encarnizado combate nuestros pilotos derribaron 3 apa­ratos enemigos, obligando a huir al resto del grupo. El capitán Nikolái Bieli realizó una hazaña inmortal al dirigir su avión averiado contra una concentración de tanques y camiones del ene­migo. Por la valentía derrochada en la liberación de Carelia, numerosos aviadores fueron condecorados con órdenes y medallas.

La derrota del ejército finlandés en el istmo de Carelia y en el sur de esa república alteró considerablemente la situación en el sector septentrional del frente soviético-alemán. Se habían creado condiciones favorables para expulsar a los invasores fascistas de la zona polar soviética. Durante tres años el enemigo había cons­truido allí poderosas fortificaciones: La inclemente naturaleza de la zona polar facilitaba la defensa de los fascistas.

Del 7 de octubre al 9 de noviembre, las tropas del Frente de Carelia, en cooperación con la Flota del Norte y la aviación, llevaron a cabo la operación ofensiva de Petsamo-Kirkenes. Du­rante esta operación fue desalojado el enemigo del territorio que ocupaba en la región de Murmansk, la importante zona económica de Petsamo y los puertos del mar de Barents. El enemigo perdió unos cuantos aeródromos, desde los que atacaba objetivos de nuestra retaguardia.

Las acciones de las tropas y la Marina de Guerra, eran prote­gidas desde el aire por el 7° ejército aéreo y las Fuerzas Aéreas de la Flota del Norte, que contaba con más de 1.000 aviones.185

El sector en que tenía que operar la aviación era una franja costera de la tundra montañosa de la zona polar. Se trataba de un terreno muy accidentado, con numerosos ríos, pantanos y lagos, escasos caminos y un clima muy riguroso, lo que dificultaba la búsqueda y construcción de aeródromos y el transporte de los medios materiales y técnicos necesarios para asegurar la actividad de la aviación, que estaba muy limitada por las condiciones me­teorológicas sumamente desfavorables.

Pese a todo eso, la aviación soviética jugó un papel impor­tante en la exitosa realización de la operación. Ya en el período preparatorio, el reconocimiento aéreo descubrió el sistema de de­fensa, los puntos de apoyo más importantes de la misma, el acanto­namiento de las tropas enemigas, la ubicación de la aviación, los caminos utilizables y los pasos de los ríos en la dirección del golpe principal de las tropas. Asimismo encontró lugares apropiados para realizar desembarcos marítimos y sitios adecuados para el aterrizaje de los aviones. Las tripulaciones de los Héroes de la Unión Soviética A. Anojin, V. Donehuk y A. Slivka propor­cionaron datos muy valiosos al mando.

La aviación soviética, cooperando con las tropas terrestres y los navíos de la Marina de Guerra en el aniquilamiento del enemigo, destruyó sus puntos de apoyo y nudos de resistencia. El 9 de octubre, dos grupos de 6 aviones de la 261° división de aviación de asalto, aplastaron 4 baterías de morteros al norte del lago Chapry y destruyeron 3 fortines y un almacén de municiones. El jefe del 131" cuerpo de infantería elogió la actuación de los aviadores.

El 11 de octubre, 19 IL-2 de la aviación de la Flota del Norte atacaron el puerto de Kirkenes y sus accesos y hundieron 2 grandes transportes, averiaron 2 barcazas, 3 guardacostas y unas cuantas embarcaciones menores.

Al desarrollar la ofensiva por un terreno casi carente de ca­minos, en el que la artillería y los tanques quedaban rezagados de la infantería, la aviación constituía su único medio de apoyo. El enemigo intentó reiteradamente dificultar las acciones de nuestra aviación. Sobre el campo de batalla se entablaban encar­nizados combates aéreos. Por ejemplo, el 9 de octubre, en 32 combates aéreos nuestros pilotos abatieron 37 aviones. La aviación enemiga sufría también pérdidas en tierra. El 11 de octubre, 56 aviones de la 261° división de aviación de asalto y de la 1° di­visión mixta de aviación de la guardia (mandada por el coronel F. Pushkariov) atacaron un aeródromo en la zona de Pechenga, destruyendo 15 aparatos y averiando 18.186

En los combates por la zona polar soviética, los aviadores dieron muestra de gran valentía y elevada pericia. Muchos de esos combatientes son famosos en todo el país. Ya a mediados de septiembre de 1942, por sus hazañas en la defensa del extremo norte, uno de los primeros pilotos que fue galardonado dos veces con el título de Héroe de la Unión Soviética fue B. Safrónov, de las Fuerzas Aéreas de la Flota del Norte, que derribó personal­mente 41 aviones fascistas. Entre los pilotos de la zona polar había bastantes patriotas que se lanzaban audazmente a la embes­tida y aniquilaban implacablemente al enemigo.

Entre los más famosos pilotos soviéticos que empleaban la em­bestida, se encontraban los héroes: el teniente coronel M. Krasnolutski, los capitanes A. Pozdniakov, A. Jlobistov y otros. Pelearon con gran pericia los Héroes de la Unión Soviética, L. Galcrenko, V. Mirónov y V. Krupski, veteranos de los combates aéreos de la zona polar.

En el transcurso de la operación fueron realizadas unas 6.700 misiones. Los aviadores soviéticos arrojaron sobre el enemigo cientos de toneladas de bombas, causándole grandes pérdidas en hombres y material. En los combates aéreos los fascistas perdieron 125 aviones.187. Por su parte, los aviadores de la Marina de Guerra hundieron 136 embarcaciones, lo que constituye el 85% de las pérdidas sufridas por el enemigo en la Flota del Norte.188

El Alto Mando Supremo expresó su gratitud a los aviadores del 7° ejército aéreo por su excelente actuación. Se destacaron de una manera especial la 113° división de aviación de bombardeo y la 112° división de aviación de caza, de la Defensa Antiaérea, a las que se distinguió con la denominación honorífica «de Pe­chenga», y los regimientos de aviación de bombardeo 80°, 114°, 121° y 716°, que fueron honrados con la denominación «de Kirkenes». Por su arrojo, valentía y heroísmo, a los 14 mejores pilotos les fue otorgado el título de Héroe de la Unión Soviética. Numerosos aviadores fueron condecorados con órdenes y medallas, y entre ellas la medalla «Por la defensa de la zona polar soviética».

 

RKKA_OverG y HR_Tokarev

 

 

 

 

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