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LAS FUERZAS AÉREAS SOVIÉTICAS EN LA GRAN GUERRA PATRIA DE LOS AÑOS 1941-1945

 

CAPÍTULO VII

En la batalla de Kursk

Las victorias obtenidas por las Fuerzas Armadas soviéticas en la batalla del Volga y en la ulterior contraofensiva general del invierno de 1942, modificaron considerablemente, la situación en el frente soviético-alemán. El Ejército Rojo se apoderó firme­mente de la iniciativa estratégica.

A fin de amortiguar las consecuencias políticas de las grandes derrotas sufridas por sus tropas, el mando alemán empezó en la primavera de 1943 los preparativos para una nueva ofensiva, cuya finalidad consistía en recuperar la iniciativa estratégica y torcer el rumbo de la guerra a su favor. Para esa ofensiva fue elegido el sector central del frente. Los hitlerianos confiaban en aprove­char el contorno favorable de la línea del frente y planeaban asestar dos golpes convergentes desde la zona meridional de Oriol y sep­tentrional de Járkov en la dirección general de Kursk, a fin de cercar y aniquilar a las tropas soviéticas que ocupaban el saliente de Kursk. El plan de la ofensiva recibió el nombre convencional de «Ciudadela».

En sus plazas de armas el enemigo concentró 900.000 hombres, unos 10.000 cañones y morteros y 2.700 tanques y cañones auto­motrices.115 El mando alemán depositaba grandes esperanzas en el empleo masivo de la nueva técnica: tanques pesados «Tigre» y «Pantera» y cañones autopropulsados «Ferdinand», que tenían poderoso armamento y una consistente defensa blindada.

Al prepararse para la ofensiva, el enemigo trató de crear una situación en el aire que le fuera favorable. En los aeródromos de las zonas de Oriol, Belgorod y Járkov concentró las mejores escuadras de aviación que hasta entonces se encontraban en otros sectores del frente y en otros teatros de operaciones. Para reforzar las flotas aéreas 4° y 6°, que operaban en el sector del arco de Kursk, desde el 15 de marzo hasta el 1° de julio llegaron de Alemania, Francia y Noruega 13 grupos de aviación.116 La aviación alemana del sector de Kursk contaba con 17 escuadras de avia­ción, integradas por 1.850 aviones. Además, con objeto de apoyar la ofensiva de las tropas terrestres se planeaba utilizar 200 bom­barderos estacionados en aeródromos de la retaguardia profunda. En total, la aviación enemiga tenía 2.050 aparatos (1.200 bom­barderos, 600 cazas, 100 de asalto y 150 de reconocimiento), lo que constituía el 70% de las Fuerzas Aéreas hitlerianas que ope­raban en el frente soviético-alemán.

El Alto Mando Supremo soviético descubrió oportunamente los planes del enemigo y decidió agotar y desangrar al principio al enemigo por medio de una defensa tenaz y activa, para pasar después a la contraofensiva y derrotar a sus agrupaciones de choque. Las líneas defensivas del saliente de Kursk estaban ocupadas por las tropas de los Frentes Central y de Vorónezh.

Para apoyar y proteger a las tropas que se encontraban a la de­fensiva fue concentrada una agrupación de aviación compuesta por el 16° ejército aéreo, del Frente Central; el 2° ejército aéreo, del Frente de Vorónezh; el 17° ejército aéreo, del Frente Sudoeste y el grueso de las fuerzas de la aviación de bombardeo de largo radio de acción. Antes de que empezara la operación ofensiva, los ejércitos aéreos habían sido muy reforzados por grandes uni­dades de aviación de la reserva del Gran Cuartel General del Alto Mando Supremo. La aviación soviética contaba con 2.900 apa­ratos, superando casi en el doble al enemigo en cuanto al número de cazas, pero se tenía sólo el 40% del número de bombarderos diurnos que poseía el enemigo. Sin embargo, esta superioridad del enemigo estaba plenamente compensada por nuestros aparatos de asalto y de bombardeo nocturno. En general, la correlación de fuerzas de la aviación, teniendo en cuenta la de bombardeo de largo radio de acción, nos era favorable en la proporción 1,5:1.

A la defensa del saliente de Kursk precedió un período de calma de tres meses, que fue aprovechado para realizar una com­pleta preparación con vistas a la operación. En los estados mayores de los ejércitos aéreos y de las grandes unidades de aviación se elaboraban los planes de las acciones combativas, se precisaban las cuestiones de la cooperación, se celebraban conferencias y se realizaban ejercicios técnicos y de vuelo. En los regimientos de avia­ción bullía la preparación combativa. Durante los vuelos de ins­trucción y entrenamiento se perfeccionaba la técnica del pilotaje y la coordinación en vuelo de los grupos de aviones y se elevaba la calidad del bombardeo y ametrallamiento.

Se realizó también un gran trabajo en las unidades de la re­taguardia de la aviación. En tres meses, los batallones de ingeniería y de servicio de aeródromo de los ejércitos aéreos 16° y 2°, con la entusiasta participación de la población local, reconstruyeron 154 aeródromos.117 Para asegurar la maniobra en los ejércitos aéreos en lo relativo a los aeródromos se formó una reserva de 5 o 6 batallones de servicio de aeródromo. Se prestó gran atención al enmascaramiento de la aviación. Para este fin, además de los aeródromos verdaderos se construyeron en ambos ejércitos 50 campos de aviación ficticios, 118 a los cuales asestó el enemigo más adelante unos cuantos golpes. Fueron creadas reservas de medios materiales para las operaciones activas de la aviación  durante 10 o 15 jornadas.

Unos días antes de que empezara la operación, fueron llevadas en aviones de transporte a los regimientos de aviación de asalto bombas antitanques, ideadas por nuestros científicos y fabricadas por la industria de guerra en un breve plazo. Los descansos de que se disponía entre vuelo y vuelo eran aprovechados también para reparar los aparatos. El porcentaje de aparatos ave­riados se redujo del 12%, el 1° de mayo, al 5%, el 1° de junio.

En el período de preparación para la batalla, nuestra aviación no suspendió las acciones de combate, ya que atacaba las reservas del enemigo, peleaba por el dominio en el aire, protegía a las tropas terrestres y efectuaba el reconocimiento aéreo.

El mando soviético trató de debilitar al máximo a la agrupación de aviación enemiga en el sector central del frente y de crear condiciones favorables para conquistar el dominio en el aire. A este fin, de conformidad con el plan del Gran Cuartel General del Alto Mando Supremo, fueron realizadas dos operaciones aéreas tendentes a destruir aviones enemigos en los aeródromos.

La primera fue realizada del 6 al 8 de mayo de 1943 y en ella participaron los ejércitos aéreos 1°, 15°, 16°, 2°, 17° y 8°. El primer golpe masivo contra 17 aeródromos fue asestado en un frente de 1.200 km, el 6 de mayo de madrugada y participaron simultáneamente en él 112 bombarderos, 156 aparatos de asalto y 166 cazas.119 Parte de los aeródromos en que se encontraba la aviación de caza alemana fueron bloqueados desde el aire. Al ser sor­prendido, el enemigo no pudo ofrecer una resistencia organizada, perdiendo en los aeródromos 194 aviones y otros 21 en combates aéreos. Nosotros perdimos 21 aparatos en total.120 La gran eficacia de los golpes contra los aeródromos fue lograda en gran medida gracias al reconocimiento aéreo, que descubrió oportunamente el lugar de estacionamiento de la aviación alemana y la composición de la misma.

El mismo 6 de mayo, pero ya de día y el 7 por la mañana fueron repetidos los golpes a esos mismos aeródromos. Para vencer la creciente resistencia de la defensa antiaérea del enemigo fueron empleados grandes grupos de aparatos de bombardeo y asalto, escoltados por numerosos cazas. La artillería antiaérea fue aplastada por grupos de aviones asignados especialmente para ese fin. Las medidas adoptadas dieron excelentes resultados. En las 777 mi­siones efectuadas, nuestros pilotos destruyeron o averiaron en su segundo y tercer ataques 285 aviones, de ellos 53 fueron abatidos en combates aéreos. La gran eficacia de las acciones de nuestra aviación fue confirmada por la fotografía de control, por las de­claraciones de los pilotos alemanes prisioneros y por las informa­ciones de los guerrilleros.

El 8 de mayo, el mando hitleriano trasladó muchas unidades de aviación a la retaguardia. Los aviones fueron dispersados y cuidadosamente enmascarados. Para luchar contra la aviación so­viética, fueron movilizados numerosos aparatos de caza fascistas. A fin de descubrir a nuestros aviones e informar a sus unidades de aviación del peligro, los alemanes emplearon, además de las estaciones de radio, pequeños escalones de aparatos de caza a lo largo de la línea del frente.

Ese día nuestros aviadores realizaron 181 misiones. Sólo pu­dieron destruir 6 aparatos fascistas y perdieron 8. En total, en los tres días de la operación fueron destruidos o averiados 506 aviones enemigos, perdiendo nosotros 122. La operación se ca­racterizó por su gran envergadura, por lo resuelto de los objetivos y por los elevados resultados obtenidos. Por término medio fue destruido un aparato enemigo por cada tres misiones.

Transcurrido un mes se realizó la segunda operación, del 8 al 10 de junio. En esta ocasión el Gran Cuartel General del Alto Mando Supremo empleó tres ejércitos aéreos 1°, 15° y 2° y grandes unidades de la aviación de bombardeo de largo radio de acción, que atacaron 28 aeródromos del enemigo. El objetivo de la ope­ración consistía en destruir la agrupación de aviación de bom­bardeo que efectuaba ataques nocturnos a importantes centros in­dustriales del país, como Gorki, Sarátov y Yaroslavl. En este golpe y en los siguientes asestados a los aeródromos, la aviación alemana perdió en junio 580 aparatos y suspendió sus ataques a nuestros centros industriales.

En los ataques a los aeródromos los pilotos soviéticos cum­plieron ejemplarmente su deber combativo. El 8 de junio, un grupo de aparatos de asalto, al mando del comandante M. Bondarenko, Héroe de la Unión Soviética, destruyó o averió unos 35 aviones enemigos, voló un hangar y un almacén de municiones. El comandante Bondarenko participó activamente en la batalla de Kursk y por las hazañas realizadas fue galardonado por se­gunda vez con el título de Héroe de la Unión Soviética. A la vez que se atacaba los aeródromos, los cazas soviéticos combatían con la aviación alemana en el aire,  rechazando sus ataques a los aeródromos y objetivos ferroviarios.   El 2 de junio se entabló un gran combate aéreo al rechazar un ataque al nudo ferroviario de Kursk.   Ese día, unos cuantos grupos de bombar­deros fascistas, protegidos por cazas, se dirigían a la ciudad.   Para interceptarlos fueron enviados 280 cazas de  los ejércitos aéreos 16° y 2°, y 106° de la 101° división de aviación de caza de la De­fensa Antiaérea. El primer grupo de aviones alemanes, compuesto por 137 bombarderos y 30 cazas, fue atajado a las 04:45 por los pilotos del 16° ejército aéreo en los accesos lejanos a Kursk. Una parte de los cazas entablaron combate con los cazas alemanes de protección y el grueso de las fuerzas, conjuntamente con los avio­nes de la 101° división de caza de la Defensa Antiaérea, atacó a los bombarderos, derribando 58.

La lucha contra los demás grupos no fue tan exitosa. De 287 bombarderos, unos 160 consiguieron irrumpir en Kursk y arro­jaron bombas en el nudo ferroviario, que quedó paralizado du­rante 12 horas. En su ataque aéreo del 2 de junio, el enemigo perdió 145 aparatos.

Durante la preparación de la operación, se prestó gran aten­ción a la interrupción del transporte ferroviario y por carretera. Durante casi tres meses fueron atacadas las comunicaciones del enemigo en un amplio frente y en una profundidad de 200 a 250 km. En estos ataques se empleó preferentemente la aviación de bombardeo de largo radio de acción y también la de los ejércitos aéreos. Sistemáticamente quedaron interrumpidas las comunica­ciones del enemigo. Solamente las tripulaciones de los ejércitos aéreos realizaron 1.909 misiones, destruyendo 6 trenes, 260 va­gones con carga, 7 locomotoras y más de 120 camiones y se pro­dujeron más de 90 grandes explosiones y 220 focos de incendios en las estaciones.

Las Fuerzas Aéreas soviéticas actuaron contra las tropas ene­migas en las zonas de concentración, los estados mayores, los centros de transmisiones y los depósitos. Para cumplir estas tareas fueron efectuadas 7.987 misiones. Los vuelos eran realizados des­pués de un minucioso reconocimiento aéreo y fueron muy eficaces. En los primeros días de mayo, un grupo de 50 bombarderos Pe-2 del 16° ejército aéreo destruyó grandes depósitos de municiones en la estación de Brasovo y en la aldea de Lokot, destruyó varios tanques y transportes blindados y destrozó un tren con carga militar.121

También se llevó a cabo un intenso reconocimiento aéreo, que descubrió las zonas de concentración de las principales agrupa­ciones de tropas del enemigo, el estacionamiento y composición de su aviación, el sistema de la defensa antiaérea de los aeródro­mos, el carácter de las fortificaciones y la disposición de los puntos de apoyo, de las posiciones artilleras y de las reservas del enemigo. Todo esto ayudo al mando soviético a adivinar los propósitos de los fascistas y adoptar oportunamente las medidas para organizar una firme defensa y prepararse eficazmente para la ul­terior contraofensiva.

En el período de preparación para la operación defensiva se prestó gran atención a la organización de la cooperación de la aviación y las tropas terrestres. Orientándose por los planes de las operaciones defensivas de los frentes y de la actividad de los ejér­citos aéreos, los estados mayores concordaron meticulosamente las tareas de las Fuerzas Aéreas, estableciendo el lugar y el momento, con cada ejército de infantería o de tanques. Para re­solver los problemas que habían de surgir en el curso de la ope­ración, los ejércitos aéreos designaron representantes que habrían de permanecer en los ejércitos de infantería y de tanques.

Por decisión del Gran Cuartel General del Alto Mando Su­premo, la coordinación de las acciones de las agrupaciones de aviación corrió a cargo del mariscal de aviación A. Nóvikov, co­mandante en jefe de las Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo, y de sus adjuntos, los generales G. Vorozheikin y S. Judiakov, que es­tuvieron con pequeños grupos operativos en los puestos de mando de los frentes. Fueron elaborados los planes de la interacción entre los ejércitos aéreos 16° y 2°, así como también entre el 2° y el 17°. Las organizaciones del Partido y del Komsomol y los orga­nismos políticos de las Fuerzas Aéreas desplegaron un gran tra­bajo orientado preferentemente a elevar la capacidad combativa de las unidades de aviación. Se prestó gran atención al fortaleci­miento de la amistad entre los aviadores y los combatientes de los ejércitos de infantería y de tanques. Visitaban a las tropas terrestres los pilotos que más se habían destacado en los combates e intervenían en sus mítines y reuniones. A su vez, los ejércitos de infantería y de tanques enviaban a sus representantes a las unidades de aviación.

El enemigo emprendió la ofensiva el 5 de julio de madru­gada, lo que no fue una sorpresa para las tropas soviéticas. El 2 de julio, el Gran Cuartel General del Alto Mando Supremo pre­vino a los Comandantes en Jefe de los Frentes Central y de Voronezh de la posibilidad de que pasara el enemigo a la ofensiva en los próximos días. Con este motivo, las tropas terrestres y la avia­ción se encontraban en estado de alerta y en la madrugada del 5 de julio realizaron una poderosa contrapreparación artillera.

En el sector de las tropas del Frente Central, el enemigo se lanzó a la ofensiva desde la plaza de armas de Oriol con el grueso de las fuerzas en dirección a Oljovatka y asestó un golpe auxiliar contra Maloarjánguelsk y Gnilets. Las tropas alemanas, apoyadas por grandes grupos de aviación, que concentró toda su actividad en el campo de batalla, en un sector de 25 a 30 km de extensión y no más de 10 a 15 km de profundidad. En cada incursión parti­cipaban de 100 a 150 bombarderos, escoltados por unos 60 cazas. Al aparecer los aparatos enemigos sobre la línea del frente les salían al encuentro los aviones del 6° cuerpo de aviación de caza(mandado por el general JN. Erlikin) y los de la 1ra división de aviación de caza de la guardia (mandada por el teniente coronel I. Krupenin). Cuando se hizo evidente que el grueso de las fuerzas enemigas había tomado la dirección de Oljavatka, los aparatos de asalto y bombardeo recibieron la orden de atacar en pequeños grupos durante todo el día a los tanques, artillería y tropas del enemigo.

Al entrar en combate el grueso de las fuerzas del 16° ejército aéreo (comandante en jefe, el general S. Rudenko, adjunto para el trabajo político, el general V. Vinogradov y jefe del estado mayor el general P. Braiko) aumentó considerablemente la inten­sidad de las acciones. Las tripulaciones del 3° cuerpo de avia­ción de bombardeo (mandado por el general A. Karavatski), del 2° cuerpo de aviación de bombardeo de la guardia (mandado por el coronel G. Komarov) y de la 299° división de aviación de asalto, volando en grupos de 6 a 8 aviones, se dedicaron a atacar a los tanques y a las tropas del enemigo en el campo de batalla en las zonas de Yasnia Poliana, Ozerok y Arjánguelsk. Allí fue donde emplearon nuestros aviadores por primera vez las bombas antitanque de acción acumulativa, que resultaron ser muy efi­caces, ya que perforaban el blindaje de los tanques, inutilizán­dolos.

Con el eficaz apoyo de la aviación, nuestras tropas rechazaron los ataques del enemigo. Al terminar la jornada del 5 de julio, los fascistas sólo habían conseguido penetrar en nuestra defensa de 6 a 8 km en la dirección de Oljovatka. No obstante, el primer día de la operación demostró que la aviación dispersaba su actividad en la destrucción de un gran número de objetivos.

La lucha contra la aviación fascista adquirió desde el primer día un carácter muy encarnizado. Protegiendo a las tropas en el campo de batalla, los pilotos de los cazas rechazaban los ataques de la aviación enemiga y en 76 combates aéreos en grupo derri­baron 106 aviones fascistas perdiendo nosotros 98.122 En esos combates, los pilotos soviéticos pelearon con gran intrepidez e hicieron gala de una elevada maestría combativa. Se destacó sobre todo el subteniente V. Poliakov (de la 1° división de aviación de caza de la guardia), que abatió un aparato con fuego de ametra­lladora y derribó al segundo embistiéndolo. El teniente S. Kolesnichenko derribó el primer día de la batalla tres aparatos ene­migos.

Sin embargo, en las acciones de nuestros cazas existían serias deficiencias, ya que se enfrascaban en la pelea contra los cazas y a veces se desentendían de los bombarderos enemigos. Algunos grupos de aparatos de caza no escalonaban en altura las patrullas y se mantenían en territorio propio. No estaba bien organizada la información acerca de la aproximación de la aviación enemiga, lo que obligaba a patrullar constantemente sobre las tropas terrestres, con la consiguiente dedicación de considerables medios a este fin.

En el segundo día, para restablecer la situación y aniquilar al enemigo que había penetrado en la defensa fue lanzado un contragolpe. De acuerdo con la situación creada, el Comandante en Jefe del 16° ejército aéreo adoptó la decisión de que a las cinco en punto de la mañana del 6 de julio se asestara un golpe con 140 aviones a la principal agrupación enemiga, que se encontraba en las zonas de Podolian, Saborovka y Butirka.

Al amanecer del 6 de julio, la aviación de reconocimiento descubrió los lugares de concentración de tanques, infantería mo­torizada y artillería del enemigo y lo comunicó por radio. Inme­diatamente despegaron aviones de bombardeo y asalto, que a las 5 de la mañana atacaron al enemigo con bombas antitanque, de fragmentación e incendiarias. El efecto fue asombroso. Nuestras tropas, que vieron cómo nuestros aviadores incendiaban decenas de tanques, lanzando un potente ¡hurra! atacaron al enemigo. Ese día aún se asestaron otros dos golpes.

El éxito de nuestros aparatos de bombardeo y asalto fue ase­gurado por la excelente protección de los cazas. En el cumpli­miento de esta misión se destacaron extraordinariamente los pi­lotos del 127° regimiento de aviación de caza, al mando del ca­pitán F. Jímich, que protegieron de tal modo a los aviones de bombardeo que no sufrieron ninguna baja por los ataques de la aviación de caza enemiga.

El 6 de julio, el mando de la aviación consiguió subsanar los defectos observados en la actuación de los cazas el primer día de combate. Los jefes del 6° cuerpo de aviación de caza y de la 1° división de aviación de caza de la guardia dirigieron personalmen­te las acciones de los cazas desde puestos de mando de vanguardia, que se encontraban cerca de la primera línea de fuego en el sec­tor del contragolpe. Observaban atentamente la situación en el aire y cuando era necesario reforzaban los grupos de patrullaje llamando para ello a pequeñas unidades de los aeródromos. La zona de patrullaje fue fijada sobre terreno enemigo, de tal modo que los aparatos alemanes eran interceptados antes de que lle­garan al campo de batalla. Se incrementó en gran medida la ac­tividad de nuestra aviación de caza, lo que influyó inmediata­mente en la situación en el aire.

Al tropezar con una tenaz resistencia se redujo considerable­mente la actividad de la aviación enemiga. Entre tanto, nuestra aviación acrecentó sus golpes y realizó casi el doble de misiones que el día anterior. En 92 combates aéreos fueron abatidos 113 aparatos alemanes.123

Como consecuencia del contragolpe de nuestras tropas terres­tres y de la enérgica actuación de la aviación, el enemigo sufrió grandes pérdidas en hombres y material. Se redujo muchísimo el ímpetu de la ofensiva enemiga. Sin embargo, el mando hitle­riano trató de enderezar la situación. A la plaza de armas de Oriol fueron enviadas apresuradamente divisiones de infantería y de tanques, así como nuevas unidades de aviación de caza de otros sectores del frente. Pero todas estas medidas no pudieron impedir la crisis de la ofensiva que ya se advertía. En los días 7 y 8 fracasaron los intentos del enemigo de irrumpir en Kursk a tra­vés de Ponira.

En esos días también se produjo un viraje en la lucha por el dominio en el aire. Desde el día 7, nuestros aviones de caza se apoderaron firmemente de la iniciativa. La mayoría de los bombarderos alemanes eran interceptados antes de que llegaran al campo de batalla. Decayó notablemente la actividad de la avia­ción fascista. Mientras que el 7 de julio realizó 1.162 misiones en el sector del Frente Central, el 9 de ese mes sólo efectuó 350.

El 10 de julio se habían agotado enteramente, las posibili­dades ofensivas del enemigo. Al emprender los Frentes Oeste y de Briansk la ofensiva el 12 de julio en la dirección de Oriol, las tropas fascistas del norte de Kursk pasaron definitivamente a la defensiva.

Durante la operación defensiva en la dirección de Oriol y Kursk, el 16° ejército aéreo realizó más de 7.600 misiones y la aviación de bombardeo de largo radio de acción casi 800. Los aviadores soviéticos destruyeron 517 aparatos fascistas, se apode­raron del dominio en el aire y prestaron una gran ayuda a las tropas terrestres en el rechazamiento de la ofensiva enemiga.

El mando de las tropas terrestres evaluó, altamente, las accio­nes de la aviación soviética. El Consejo Militar del 13° ejército del Frente Central, cuyas tropas defendieron la dirección principal, escribió: «Rogamos que transmitan al personal de vuelo del 16° ejército nuestra más cálida gratitud por su activo apoyo desde el aire... Los combatientes del 13° ejército comentan con todo ca­riño y fervor los afortunados golpes asestados desde el aire por sus hermanos de armas.»124

En la dirección de Belgorod y Kursk la aviación empezó a actuar también el 5 de julio de madrugada. A las 04:30 los ejércitos aéreos 2° y 17° asestaron un golpe masivo a los aeró­dromos de Mikoyanovka, Sokólniki, Pomerki, Osnova, Rogañ, Barvenkovo y Krematórskaya. Para ello fueron empleados 132 aparatos de asalto y 285 de caza. Sin embargo, en el momento del golpe no había muchos aviones en todos los aeródromos. El mando hitleriano había hecho despegar a las 4 de la mañana a sus gran­des unidades de aviación a fin de realizar la preparación de la avia­ción para la ofensiva. Por ello no fue elevada la eficacia en to­das partes. Según datos de las tripulaciones fueron destruidos o averiados unos 60 aparatos.

Al dedicar un gran número de aviones para atacar a los aeró­dromos, los ejércitos aéreos se demoraron algo en actuar contra las tropas enemigas que habían iniciado la ofensiva. Las tropas del Frente de Vorónezh empezaron a rechazar los ataques sin la debida protección desde el aire. Sin embargo, a las nueve de la mañana ya había cambiado la situación. Las unidades de avia­ción, que habían regresado de cumplir la tarea encomendada, se dedicaron a atacar a los tanques, la artillería y las tropas del ene­migo en el campo de batalla.

Los combates más encarnizados se libraron en la dirección de Oboyaiisk. Se concentraron 700 tanques y el grueso de la infan­tería y la artillería fascistas. El enemigo asestó allí el golpe principal en su intento de abrirse paso hasta Kursk por el camino más corto. A la vez, parte de sus tropas atacó Koroch con el propósito de atraer a nuestras fuerzas a esa dirección secundaria. Casi toda la 4° flota aérea alemana apoyaba a las tropas terrestres enemigas.

A fin de frustrar la ofensiva alemana, el mando del Frente de Vorónezh concentró en la dirección de Oboyansk al grueso de sus fuerzas, es decir, casi todas las grandes unidades del 2° ejér­cito aéreo (comandante en jefe, el general S. Krasovski, adjunto para el trabajo político el general S. Romazánov y jefe del estado mayor el general F. Káchev). En la dirección de Koroch apo­yaba a las tropas el 17° ejército aéreo (comandante en jefe, el general V. Sudéis, adjunto para el trabajo político el general V. Tolmachov y jefe del estado mayor el general N. Korsakov).

La aviación de bombardeo y de caza se dedicaron preferen­temente a atacar las agrupaciones de tanques enemigas que inten­taban romper la defensa en el sector del 6° ejército de la Guardia. En los primeros 2 días de la operación defensiva los aparatos de asalto y de bombardeo actuaron en grupos de 6 a 8 y después asestaron golpes concentrados con 30 a 40 aviones, gracias a lo cual aumentó la eficacia de los ataques y se redujeron las pér­didas de aviones. Los grandes grupos de aparatos de asalto y de bombardeo tenían mayor capacidad defensiva y además, a los cazas les era más fácil protegerlos. Por otra parte, cada uno de estos grandes grupos podía dedicar unos cuantos aviones al aplasta­miento de los medios de la defensa antiaérea. Los golpes concen­trados de la aviación a las tropas producían un gran efecto mo­ral, que en ocasiones hizo fracasar los ataques enemigos. El 7 de julio, dos golpes concentrados del 1er cuerpo de aviación de asalto (mandado por el general V. Razánov) hizo fracasar el ata­que de una gran agrupación de tanques e infantería del enemigo en los sectores de Sirtsevo y Yakovlevo.

El general S. Judiakov, representante del Gran Cuartel Ge­neral del Alto Mando Supremo y jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo, informó el 8 de julio al Co­mandante en Jefe de las Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo: «La decisión adoptada en la víspera de modificar la táctica de nuestra aviación en el sentido de emplearla masivamente, en grandes gru­pos, ha sido completamente correcta. El mando del Frente de Vorónezh   ha   calificado   la   actividad  de  nuestra   aviación   como mucho más eficaz que la víspera.»125

Desde que empezó la ofensiva del enemigo en las direcciones de Belgorod y Kursk se entabló una encarnizada lucha por el dominio en el aire. En una zona de 20 a 60 km actuaban simultáneamente por ambas partes más de 2.000 aviones. A menudo se libraban combates en que participaban de 100 a 150 aparatos. Solamente del 5 al 10 de julio, los cazas del 2° ejército aéreo entablaron 205 combates y derribaron 330 aviones enemigos, per­diendo por su parte 153.126   En los combates se distinguieron especialmente los pilotos de la 8° división de aviación de caza de la Guardia, al mando del general D. Galunov, que el primer día destruyeron unos 76 aparatos. Sin embargo, en la actividad de la aviación de caza, al igual que ocurrió en la dirección de Oriol y Kursk se advirtieron serias deficiencias, lo que originó la pér­dida del dominio en el aire en los primeros días de la operación. Solamente después de corregir estos defectos nuestros pilotos se hicieron dueños absolutos de la situación en el aire.

En encarnizados combates que duraron 5 días, las tropas soviéticas con la activa participación de la aviación causaron gran­des pérdidas al enemigo, sobre todo en tanques. Fracasaron los intentos de los fascistas de irrumpir en Kursk a través de Oboyañ, siendo contenida el 10 de julio su ofensiva en este sector del frente. Sin embargo, el mando hitleriano no se resignó. Después de reagrupar sus divisiones de tanques y motorizadas, apoyadas por la aviación, lanzó al grueso de sus tropas en la dirección de Prójorov a fin de penetrar en Kursk por medio de un movimiento envolvente.

Para hacer fracasar también este plan, el Comandante en Jefe del Frente de Vorónezh decidió desangrar y agotar a las tropas enemigas con una defensa tenaz y activa y asestar un potente contragolpe el 12 de julio para derrotar definitivamente a la agrupación que atacaba en dirección a Prójorov.

Las noches del 10 y 11 de julio, la aviación de bombardeo de largo radio de acción de los ejércitos aéreos 2° y 17° atacaron a los trenes en las estaciones y a las columnas de tropas en las carre­teras y caminos a fin de aislar la zona en que iba a librarse la batalla e impedir la llegada de refuerzos a ella. También fueron atacadas las tropas en el campo de batalla.

El 12 de julio, en la madrugada, 40 min antes de que empezara el contragolpe, el 2° ejército aéreo llevó a cabo una preparación de aviación en la que participaron más de 200 aparatos. Debido a las desfavorables condiciones meteorológicas, la aviación tuvo que atacar con pequeños grupos de aparatos a los tanques y po­siciones artilleras.

El contragolpe de la zona de Prójorov se convirtió en una gran batalla de tanques, en la que el enemigo sufrió considerables pérdidas en hombres y armamento. Gracias a los esfuerzos con­juntos de las tropas y la aviación soviéticas fue desbaratado el último intento del enemigo de irrumpir en Kursk.

También fracasó la ofensiva alemana al sur de Kursk. Del 17 al 23 de julio nuestras tropas restablecieron la situación existente el 5 de julio. Durante la operación ofensiva de Kursk nuestra aviación realizó 19.263 misiones. En su informe al Gran Cuartel General del Alto Mando Supremo, el Consejo Militar del Frente de Vorónezh indicó: «Según declaraciones de los prisioneros, nues­tra aviación de todos los tipos y artillería causaron al enemigo enormes pérdidas en tanques y hombres.»

En aquellos días de encarnizados combates, los aviadores die­ron muestras de ilimitado amor a la Patria y revelaron heroísmo, intrepidez y una elevada maestría. Se destacó de manera especial el primer teniente A. Gorovets, jefe de patrulla. Al regresar el 6 de julio de cumplir una tarea descubrió a un numeroso grupo de bombarderos fascistas que se dirigían a nuestras posiciones. El arrojado piloto decidió atacarlos. Se aproximó ocultamente a ellos y derribó a nueve bombarderos, aunque él pereció como los valientes. El Gobierno soviético evaluó altamente la hazaña de A. Gorovets, al que le concedió post mortem el título de Héroe de la Unión Soviética.

En aquellos días se destacaron también el comandante M. Tókarev, el capitán S. Luganski, el teniente V. Andriánov y mu­chos otros pilotos, observadores y ametralladores, así como otros oficiales y clases de las unidades y grandes unidades de las Fuer­zas Aéreas. Allí recibió el bautismo de fuego I. Kozhedub, en la actualidad general y tres veces Héroe de la Unión Soviética, que en la operación defensiva de Kursk derribó varios aviones.

De este modo, la operación defensiva en las direcciones de Oriol y Kursk se prolongó hasta el 12 de julio, y en la dirección de Belgorod y Kursk, hasta el 23 de julio. Durante unos cuantos días, las tropas soviéticas, con la activa participación de la avia­ción, desangraron al enemigo y desbarataron su ofensiva.

La aviación soviética actuó en una escala mucho mayor en la batalla de Kursk que en la defensa de Moscú y de Stalingrado. En la operación defensiva de los dos frentes tomaron parte tres ejércitos aéreos 16°, 2° y 17° y grandes contingentes de la avia­ción de bombardeo de largo radio de acción. Al final de la ope­ración del Frente de Vorónezh (del 17 al 23 de julio) se incor­poró también a la pelea el 5° ejército aéreo, del Frente de la Es­tepa (comandante en jefe, el general S. Goriunov, adjunto para el trabajo político el general A. Grúbich y jefe del estado mayor el general N. Selezniov).

La actividad principal de la aviación del frente fue dedicada al aniquilamiento de las mayores agrupaciones de tropas del ene­migo, a las que atacó masivamente en las direcciones principales. Las Fuerzas Aéreas soviéticas pelearon en estrecha cooperación con las tropas terrestres, sobre todo al asestar contragolpes y du­rante la lucha por el mantenimiento de la zona principal de la defensa.

Los combates aéreos, de creciente encarnizamiento a lo largo de la batalla, fueron una nueva fase de elevación de la maestría de nuestros pilotos de caza. En las zonas de operaciones en que se asestaban los golpes principales actuaban por ambas partes unos 4.000 aviones y a menudo se encontraban en vuelo simultánea­mente de 200 a 300 cazas. Sólo el 5 de julio se libraron 175 com­bates aéreos entre grupos de aparatos, siendo derribados 239 aviones fascistas. En la lucha por el dominio en el aire fue ca­racterístico el hecho de que por ambas partes tuvo un acusado carácter ofensivo. En total, durante la operación ofensiva, la avia­ción soviética destruyó en combate y en los aeródromos más de 1.500 aparatos hitlerianos, a la vez que perdía unos 1.000.

Al planear la contraofensiva de Kursk, el Gran Cuartel Ge­neral del Alto Mando Supremo se propuso derrotar a las agru­paciones enemigas de Oriol y de Belgorod-Járkov, liquidar los salientes que ocupaban y crear condiciones favorables para la ul­terior ofensiva general. En la dirección de Oriol y Kursk se esti­pulaba romper la defensa en unos cuantos sectores y asestar va­rios golpes convergentes en dirección a Oriol a fin de cercar y aniquilar por partes a la agrupación enemiga. En la dirección de Belgorod y Járkov se preveía asestar varios golpes hacia el oeste y sudoeste de Járkov para fraccionar la agrupación enemiga y aniquilarla por partes.

En la dirección de Oriol continuaron operando las grandes unidades de la 6° flota aérea alemana, que se encontraban estacionadas en los aeródromos de las zonas de Oriol, Briansk y Sescha.

La agrupación soviética de aviación que operaba en la direc­ción de Oriol estaba constituida por el 1° ejército aéreo del Frente Oeste; el 15° ejército aéreo del Frente de Briansk, y el 16° ejército aéreo del Frente Central. Gracias a los refuerzos re­cibidos por los ejércitos aéreos de la reserva del Gran Cuartel General del Alto Mando Supremo, nuestra aviación superaba nu­méricamente a la enemiga casi en el triple. Además actuaban pe­riódicamente grandes unidades de la aviación de bombardeo de largo radio de acción.

En el saliente de Belgorod y Járkov operaba la 4° flota aérea alemana y el 2° cuerpo de aviación húngaro. La agrupación so­viética estaba integrada por el 2° ejército aéreo del Frente de Vorónezh; el 5° ejército aéreo del Frente de la Estepa, y parte de las fuerzas de la aviación de bombardeo de largo radio de ac­ción. Después de llegar los refuerzos del Gran Cuartel General del Alto Mando Supremo, nuestra aviación tenía el doble de aparatos que la enemiga.

A las Fuerzas Aéreas soviéticas se les planteaban las siguientes tareas: mantener con firmeza el dominio en el aire y proteger a las agrupaciones de tropas de los frentes contra la acción de la avia­ción enemiga, apoyar a las tropas terrestres en la ruptura de la defensa enemiga y en el desarrollo del éxito, impedir a las tropas enemigas ocupar las posiciones intermedias, alterar la dirección de las tropas fascistas, obstaculizar la maniobra de sus reservas y llevar a cabo el reconocimiento aéreo. De acuerdo con estas ta­reas y con los planes de la operación ofensiva, los comandantes en jefe de los ejércitos aéreos adoptaron decisiones que se basaron en un minucioso planeamiento de las acciones de las Fuerzas Aéreas en forma de ofensiva de aviación.

El 12 de julio empezó la contraofensiva en la dirección de Oriol. En el sector de ruptura del 11° ejército de la Guardia, del Frente Oeste, 70 bombarderos Pe-2 y 48 aparatos de asalto del 1° ejército aéreo (comandante en jefe, el general M. Grómov, ad­junto para el trabajo político el general I. Litvinenko y jefe del estado mayor, el general A. Pronin), 15 min antes de comenzar la ofensiva atacaron las posiciones artilleras y los puntos de apoyo del enemigo. Estos objetivos habían sido atacados ya durante toda la noche por las grandes unidades de la aviación de bom­bardeo de largo radio de acción y por unidades de la 213° división de bombardeo nocturno, que realizaron 362 misiones y arrojaron al enemigo 210 t de bombas. En el sector de ruptura del 61° ejército del Frente de Briansk, sólo se efectuó preparación de aviación por la noche. Aviones de la aviación de bombardeo de largo radio de acción y del 15° ejército aéreo (comandante en jefe, el general N. Naumenko, adjunto para el trabajo político, el coronel M. Sujachov y jefe del estado mayor, el coronel A. Sakovnin), aplastaron las posiciones artilleras y de morteros y los nudos de resistencia y castigaron duramente a las tropas en las zonas de concentración. Como resultado de la preparación de la artillería y la aviación fue debilitada considerablemente la defensa enemiga.

El 12 de julio al amanecer, con el apoyo de la aviación y pro­tegidas por una cortina de humo tendida por los aviones de asalto, las agrupaciones de choque del frente se lanzaron al ataque. Grupos de 10 a 12 aparatos de asalto, custodiados por cazas, vo­laban constantemente sobre el campo de batalla, aplastando las bocas de fuego y atacando a los tanques y a las tropas del enemigo.

Las tropas fascistas se defendían tenazmente, siendo apoyadas por la aviación, que se mostraba muy activa en el sector del 61° ejército. A la hora de comenzada la ofensiva, aparecieron grupos de bombarderos enemigos que trataban de atacar a nuestras tropas. Sin embargo, los aparatos del 1° cuerpo de aviación de caza de la guardia (mandado por el general E. Beletski) se encontraban en estado de plena disposición combativa, patrullando en el aire y permaneciendo de guardia en los aeródromos. Al atacar a los bombarderos fascistas alteraron su orden combativo y les impidieron enfilar las posiciones de nuestras tropas.

En total, el 12 de julio los 3 ejércitos aéreos realizaron 2.174 misiones y libraron 72 combates, en los que fueron derribados 86 aparatos enemigos, siendo nuestras pérdidas de 59. En esos com­bates se destacaron extraordinariamente nuestros pilotos de caza A. Merésiev, B. Panin, P. Muraviov, I. Vitkovski y A. Borojiv, a los que más adelante se les galardonó con el título de Héroe de la Unión Soviética. Conjuntamente con los aviadores soviéticos, los pilotos de caza franceses de la escuadrilla «Normandía» par­ticiparon activamente en los combates aéreos.

En 8 días de operación, las tropas del Frente Oeste avanzaron 70 km y el 61° ejército del Frente de Briansk, 20 km. Se habían creado condiciones favorables para cercar a la agrupación ene­miga de Boljov.

A fin de mantener Boljov en su poder y evitar la derrota de su agrupación, el mando hitleriano trasladó allí del 13 al 19 de julio hasta 10 divisiones de otros sectores y de la retaguardia, entre las que se contaban seis divisiones de tanques y motorizadas. El enemigo lanzó un potente golpe contra las tropas de los Frentes Oeste y de Briansk. La situación cambió bruscamente a favor del enemigo. Los hitlerianos, que habían logrado superioridad de fuerzas, frenaron nuestra ofensiva.

En estas condiciones se hacía necesario lanzar urgentemente nuevas reservas a la pelea y el bando soviético hizo entrar en cómbate sucesivamente, del 16 al 25 de julio, al 25° cuerpo de tanques, al 11° ejército, al 4° ejército de tanques y al 2° cuerpo de caballería, procedentes de la reserva del Gran Cuartel General. Casi todas las fuerzas de los ejércitos aéreos 1° y 15° fueron em­pleadas en la lucha contra el enemigo.

Nuestra aviación asestó golpes muy sensibles a las tropas que contraatacaban. Sólo el 25 de julio, los aviadores del 1° ejército aéreo destruyeron unos 25 tanques, 150 camiones, 5 baterías de artillería y aniquilaron grandes contingentes de tropas fascistas.

Nuestra aviación prestó un gran apoyo al 4° ejército de tanques cuando entró en combate y al operar en la profundidad de la defensa enemiga. Pese a las desfavorables condiciones meteoroló­gicas, los aparatos de bombardeo y de asalto atacaron certeramente a las tropas enemigas en la zona de la ofensiva de las grandes unidades de tanques y los cazas patrullaron constantemente, pro­tegiendo el orden combativo de los tanquistas. Con la activa protección de la aviación, las grandes unidades de tanques avan­zaron rápidamente en dirección de Jotinets, tratando de cortar el camino de retirada a las tropas hitlerianas de la plaza de armas de Oriol.

Para el 29 de julio, las tropas y la aviación de los Frentes Oeste y de Briansk habían infligido una contundente derrota a la agrupación fascista de Boljov. Los restos de las divisiones derro­tadas huyeron precipitadamente hacia el oeste.

La ofensiva de los ejércitos 3° y 63° del Frente de Briansk, que empezó en la parte occidental de Novosil, fue precedida de una preparación de aviación aún más poderosa que la emprendida en la dirección de Boljov. El 11 de julio por la noche, la aviación de bombardeo de largo radio de acción y los bombarderos del 15° ejército realizaron más de 600 misiones y lanzaron sobre el ene­migo unas 550 t de bombas. De madrugada, los aparatos del 3° cuerpo de aviación de asalto (mandado por el general M. Gorlachenko) atacaron en grandes grupos al enemigo, destruyendo muchas bocas de fuego y causándole grandes pérdidas en hombres en el sector de la ruptura. Cinco minutos antes de que empezara el combate, 89 bombarderos arrojaron 500 bombas incendiarias y más de 3.000 bombas de fragmentación sobre los principales nudos de resistencia y posiciones artilleras del enemigo.

Las acciones masivas de la aviación de bombardeo y asalto, así como de la artillería, desmoralizaron al enemigo, que casi no ofreció resistencia en los primeros momentos. Las tropas sovié­ticas se apoderaron en seguida de las líneas de trincheras y em­pezaron a progresar rápidamente. Las bocas de fuego y los nudos de resistencia enemigos que habían quedado indemnes eran aplas­tados por pequeños grupos de aviones de asalto. El general M. Ivashechkin, jefe del estado mayor del 39° ejército, escribió que: «las acciones de los aparatos de asalto sobre el campo de batalla han permitido a las tropas terrestres avanzar rápidamente y ocupar los puntos de apoyo y los nudos de resistencia de la defensa enemiga».

El mando hitleriano trasladó apresuradamente sus reservas y divisiones de los sectores en calma al campo de batalla, hacién­dolas entrar en combate sobre la marcha. Y también fueron con­centrados allí los esfuerzos fundamentales de la aviación alemana, que comenzó a atacar en grupos de 40 a 50 aviones a los órdenes combativos de nuestra infantería y tanques, así como los pasos del río Zusha. Los pilotos del 1° cuerpo de aviación de caza de la guardia se mantenían avizores, y en 48 combates aéreos derri­baron 67 aviones enemigos.

Desarrollando el éxito, nuestra infantería y los tanquistas, con el apoyo de la aviación, continuaron atacando al enemigo, y el 16 de julio llegaron al río Oleshnia, en cuya orilla occidental habían construido los fascistas una línea defensiva. Para acelerar la ruptura de la defensa, el Comandante en Jefe del frente lanzó al 3° ejército de tanques de la Guardia. Para apoyarlo y prote­gerlo, el general Naumenko empleó al grueso de las fuerzas del 15° ejército aéreo: 120 aviones de asalto, 112 de bombardeo y 200 de caza.

El 19 de julio a las 08:00 de la mañana, 63 bombarderos atacaron a las concentraciones de tanques y tropas del enemigo en el sector en que iban a entrar en combate los tanques soviéticos. Al mismo tiempo, los aparatos de asalto atacaban los objetivos alemanes en los flancos. El mando hitleriano lanzó al combate a su aviación, que en grupos de 8 hasta 35 bombarderos, protegidos por cazas, trató de contener nuestra ofensiva. Se entablaron cruentos com­bates aéreos, en los cuales fueron derribados 23 bombarderos ale­manes y casi todos los demás tuvieron que huir sin poder llegar al objetivo. El general P. Ribalko, comandante en jefe del 3° ejército de tanques de la guardia, expresó su gratitud a los pilotos de caza por su excelente actuación.

Con el activo apoyo de la aviación, las tropas del Frente de Briansk rompieron las líneas intermedias de la defensa enemiga y llegaron a los ríos Oka y Optuja, donde se entabló combate para romper la última línea de defensa enemiga, que pasaba por allí. Los fascistas, temiendo caer en el cerco, replegaron apresurada­mente su agrupación de tropas de Oriol. El 1 de agosto por la mañana, el reconocimiento aéreo descubrió una columna de unos 300 camiones que se retiraban de la ciudad hacia el oeste, la cual fue atacada inmediatamente por los ejércitos aéreos 15° y 16°, sufriendo grandes pérdidas. En unas condiciones de pleno do­minio en el aire, nuestros aparatos de bombardeo y de asalto, dieron unas cuantas pasadas sobre el enemigo volando a muy poca altura y en vuelo rasante. Otros bombarderos atacaban simultá­neamente a los trenes, puentes y pasos de los ríos en los caminos de retirada del enemigo, y por la noche los aparatos Pe-2 lanzaron bombas de fragmentación a las tropas.

Durante cinco días, el 15° ejército aéreo realizó unas 4.800 misiones, y el 16° ejército aéreo más de 5.000, de las cuales el 50% fueron para atacar a las tropas en retirada. Las carreteras sobre las que actuó nuestra aviación estaban cubiertas de cadá­veres de soldados alemanes y de tanques, camiones y demás material de guerra completamente destrozado.

El 4 de agosto al amanecer, las tropas de los ejércitos 63° y 3°, apoyadas activamente por la aviación, irrumpieron en Oriol y entablaron combates en las calles. Al día siguiente por la mañana la ciudad estaba completamente liberada. Ese mismo día por la noche, en Moscú, capital de la Patria, fueron disparadas salvas artilleras en honor a los combatientes soviéticos, que habían libe­rado Oriol y Belgorod. Esas fueron las primeras salvas de saludo de la Gran Guerra Patria.

La actividad ofensiva de los Frentes Oeste y de Briansk obligó al enemigo a enviar de refuerzo a su 2° ejército de tanques y a parte de las divisiones que se encontraban en el lado meridional del saliente de Oriol. Aprovechando esta circunstancia, el Frente Central emprendió también la contraofensiva el 15 de julio, que en tres días restableció la situación existente el 5 de julio, y el 6 de agosto liberó la ciudad de Kromi.

Las grandes unidades del 16° ejército aéreo prestaron un apoyo muy eficaz. Al tropezar con una resistencia relativamente débil del enemigo, realizaron unas mil misiones diarias e incluso más y causaron al enemigo grandes pérdidas en hombres y material.

Después de liberadas las ciudades de Oriol, Boljov y Kromi, las tropas soviéticas emprendieron la persecución de los restos del enemigo. El Gran Cuartel General del Alto Mando Supremo ordenó que el grueso de las fuerzas de los ejércitos aéreos y de la aviación de bombardeo de largo radio de acción se dedicaran a ani­quilar a las tropas en retirada. En cumplimiento de esta tarea, los aparatos de asalto y de bombardeo emprendían vuelo al ser lla­mados por la aviación de reconocimiento y atacaban a las columnas motorizadas en la carretera Kromi-Karachov y a los trenes en el ferrocarril Oriol-Jotinets-Karachov-Briansk. También atacaban los cazas a esos objetivos y por la noche actuaban la aviación del frente y la de largo radio de acción. Gracias a la enérgica acti­vidad de la aviación, del 6 al 10 de agosto fueron destruidos hasta 60 trenes y numerosos tanques y camiones.

El 18 de agosto terminó la operación en la dirección de Oriol. Nuestras tropas, con la cooperación de la aviación, derrotaron 21 divisiones enemigas y liquidaron el saliente de Oriol, creando con­diciones favorables para emprender ulteriores operaciones ofen­sivas. En 36 días, la aviación del frente y la de bombardeo de largo radio de acción efectuaron 60.995 misiones y arrojaron sobre los objetivos enemigos 15.000 t de bombas. En ese período la aviación alemana perdió más de 1.400 aparatos, de los cuales 1.320 fueron abatidos en combates aéreos y 80 destruidos en los aeródromos. Fracasaron todos los intentos del mando hitleriano de recuperar la iniciativa perdida. Las Fuerzas Aéreas soviéticas consolidaron su dominio en el aire.

Las tropas de los frentes de Vorónezh y de la Estepa empren­dieron la contraofensiva el 3 de agosto. La víspera por la noche fue asestado un golpe en los sectores de ruptura por la aviación de bombardeo de largo radio de acción, que realizó 370 misiones.127 De madrugada, dos horas antes de que atacaran las tropas, los aparatos de bombardeo y de asalto del 2° ejército aéreo, en grupos de 6 a 12, protegidos por cazas, se dedicaron a aplastar los puntos de apoyo del enemigo en los sectores de la ruptura de los ejércitos de la Guardia 5° y 6° del Frente de Vorónezh. Unos instantes antes de iniciar la contraofensiva, 36 bombarderos, 76 aparatos de asalto y 45 cazas atacaron la zona principal de la de­fensa. Durante la preparación de aviación en sector de la rup­tura de las tropas del Frente de la Estepa, los pilotos del 1° cuerpo de aviación de bombardeo (mandado por el coronel I. Polbin) asestaron dos golpes a los nudos de resistencia de la primera y se­gunda líneas de defensa del enemigo, realizando en total 150 misiones.

Los certeros golpes de la aviación y de la artillería destruyeron y aplastaron las bocas de fuego de los puntos de apoyo del ene­migo. Las tropas fascistas alemanas apenas ofrecieron resistencia en los primeros 30 min de la ofensiva. Alguna que otra batería que intentaba oponerse al avance era rápidamente destruida por los aparatos de asalto que se encontraban volando sobre el campo de batalla. Las tropas de los ejércitos de la Guardia 5° y 6° se apoderaron por la mañana de la primera línea de la defensa enemiga.

En su afán de contener nuestra ofensiva, el mando alemán lanzó al sector de ruptura grandes fuerzas de aviación. Los bom­barderos fascistas, que actuaban preferentemente en pequeños grupos, trataron de atacar a las tropas y tanques soviéticos, pero nuestros cazas rechazaron con todo éxito las incursiones de los aviones enemigos.

Para acelerar la ruptura de la defensa táctica, el Comandante en Jefe del frente hizo entrar en combate a los ejércitos de  tanques de la guardia 1° y 5°, que fueron apoyados por el grueso de las fuerzas del 2° ejército aéreo. El 5° cuerpo de la aviación de asalto y la 291° división de aviación de asalto, se dedicaron a aplastar las bocas de fuego y los focos de resistencia en el campo de ba­talla; la 202° división de aviación de bombardeo atacaba a las reservas enemigas que se aproximaban al frente y los cazas pro­tegían el orden combativo de las grandes unidades de tanques.

Con el activo apoyo de nuestra aviación, que dominaba en el aire, los ejércitos de tanques rompieron la zona táctica de la defensa y al anochecer del 3 de agosto llegaron a la zona de Tomarovka, Saenkov y Dóbraya Volia, avanzando 26 km.  Entre tanto, las tropas del Frente de la Estepa, penetraron de 7 a 9 km en la defensa enemiga.

El primer día de ofensiva, la aviación del frente efectuó 2.670 misiones y su actuación fue altamente evaluada. El jefe del 48° cuerpo de infantería envió un telegrama al general V. Razánov, jefe del 19 cuerpo de aviación de asalto, en el que se decía: «Sólo gracias a la cooperación y a los golpes masivos de la aviación de asalto han podido avanzar las unidades de tropas terrestres».128 Rota la defensa enemiga, las tropas de los Frentes de Vorónezh y de la Estepa pudieron desarrollar rápidamente el éxito. El 11 de agosto, los ejércitos de tanques de la guardia 1° y 5°, con la activa cooperación de la aviación, dividieron en dos partes a la agrupación enemiga de Belgorod y Járkov y cortaron la línea férrea Járkov-Poltava. El 5 de agosto, las tropas del Frente de la Estepa liberaron Belgorod y llegaron a la línea externa de defensa de Járkov.

El mando alemán envió refuerzos apresuradamente por ferro­carril y carretera a las zonas de Járkov y Ajtirka, procedentes de las reservas del Donbass y de otros sectores del frente. Fueron concentradas dos grandes agrupaciones de tropas fascistas al sur de Bogodujova y Ajtirka, que debían asestar duros contragolpes al flanco del Frente de Vorónezh.

El traslado de refuerzos fue descubierto oportunamente por nuestro reconocimiento aéreo. Para hacer fracasar los propósitos del enemigo, el Gran Cuartel General del Alto Mando Supremo adoptó resueltas contramedidas. Se ordenó a grandes fuerzas de la aviación del frente y de la de bombardeo de largo radio de acción que obstaculizara el transporte ferroviario y por carretera de las tropas alemanas. El 8° ejército aéreo, del Frente Sur, fue el pri­mero en atacar a las reservas del enemigo. Sus aparatos de bom­bardeo y asalto actuaron enérgicamente contra las grandes unidades hitlerianas de tanques e infantería, que eran transportadas del Donbass a la zona de Járkov. En cumplimiento de esta tarea fueron realizadas de 400 a 500 misiones. Después, a medida que se fueron acercando los refuerzos a la línea del frente, emprendieron la lucha contra ellos la aviación de bombardeo y de asalto de los ejércitos aéreos 17°, 5° y 29, que atacaron con éxito las estaciones ferroviarias de Gorlovka, Slaviansk, Barvenkovo, Makiéevka, Pav-lograd y otras, destruyendo trenes y columnas de camiones.

A partir del 5 de agosto, cuando ya se aproximaban las reservas de tanques del enemigo a la zona de Járkov, la aviación de bom­bardeo de largo radio de acción atacó los trenes que las transpor­taban en las estaciones ferroviarias de Járkov, Liubotin, Shpakovka, Merefa y Osnova. En total, del 6 al 17 de agosto la aviación de bombardeo de largo radio de acción realizó en esa zona en la lucha contra las reservas enemigas 2.300 misiones.129 La aviación causó grandes pérdidas al enemigo y retardó la con­centración de sus tropas.

Sin esperar a que terminara la concentración de la agrupación de Ajtirka, tres divisiones de tanques alemanes asestaron un con­tragolpe el 11 de agosto al sur de Bogodujova y 7 días más tarde lanzaron otro contragolpe en la zona de Ajtirka. Se entabló una encarnizada batalla en tierra y en el aire, que duró hasta el 21 de agosto.

Gracias a la coordinación de las tropas y la aviación soviética no tuvieron éxito esos contragolpes. Las divisiones de tanques y motorizadas del enemigo, al tropezar con una enérgica resis­tencia y sufrir grandes pérdidas se vieron obligados a retirarse, siendo castigados por las tropas terrestres y la aviación del Frente de Vorónezh. Los aviadores del 2° ejército aéreo sólo en la zona de Ajtirka destruyeron en 3 días más de 30 tanques y 400 camiones y aplastaron varias baterías de artillería y morteros.

Mientras que las tropas del Frente de Vorónezh rechazaban los contragolpes del enemigo, los combatientes del Frente de la Estepa luchaban por liberar Járkov. El 18 de agosto rompieron las fortificaciones de la ciudad y penetraron en ella por tres lados, tratando de cercar al enemigo. Temiendo el aniquilamiento com­pleto de sus tropas, el mando hitleriano ordenó retirar de Járkov a sus divisiones de tanques y motorizadas, llevándose a la vez todas las riquezas saqueadas por la carretera Járkov-Poltava. El reconocimiento aéreo descubrió a tiempo la maniobra del enemigo, siendo enviados casi todos los aviones del 5° ejército aéreo para atacar a las columnas enemigas. Sólo el 21 y 22 de agosto, nuestros aviadores realizaron 1.300 misiones, destruyendo y averiando nu­merosos tanques y más de 135 camiones.130

El 23 de agosto por la noche, después que terminaron los combates en las calles, quedó completamente liberado Járkov, y al día siguiente por la noche Moscú saludó con salvas artilleras a las tropas del Frente de la Estepa, que habían reconquistado uno los mayores centros industriales, administrativos y políticos de Ucrania. El Alto Mando Supremo expresó su gratitud a los combatientes que habían participado en la operación, comprendidos los aviadores.

De ese modo terminó la contraofensiva en la dirección de Belgorod y Járkov, que se transformó en ofensiva general del Ejército Rojo, cuya finalidad consistía en liberar el Donbass y la margen izquierda del río Dniéper.

En la operación de Belgorod y Járkov, la aviación soviética realizó 28.265 misiones. Los aviadores soviéticos prestaron una gran ayuda en la derrota de las tropas enemigas. En combates aéreos y en los aeródromos fueron destruidos unos 800 aviones enemigos. Habiendo mantenido el dominio en el aire, conquistado ya en el período de la defensa, nuestros aviadores crearon condi­ciones favorables para que las tropas terrestres cumplieran sus tareas. La contraofensiva de Kursk terminó con una brillante victoria del Ejército Rojo.

Por el cumplimiento exitoso de las tareas de combate y el heroísmo de los aviadores, muchas unidades y grandes unidades de las Fuerzas Aéreas fueron condecoradas con órdenes, conver­tidas en unidades y grandes unidades de la Guardia y distinguidas con las denominaciones honoríficas «de Belgorod», «de Oriol» y  «de Járkov». Miles de aviadores fueron condecorados y otros reci­bieron el galardón de Héroes de la Unión Soviética. Sólo en el 5° regimiento de aviación de caza de la Guardia, de la 295° di­visión de caza, por su valentía y arrojo fueron galardonados con el título de Héroe de la Unión Soviética: N. Dmítriev, I. Leveikin, I. Sítov, V. Popkov e I. Shardakov. El coronel V. Zaítsev, jefe del regimiento, recibió ese galardón por segunda vez.

En la contraofensiva se llevó a cabo en toda su magnitud la ofensiva de la aviación, que constituyó un paso más en el des­arrollo del arte operativo de las Fuerzas Aéreas. Después de reali­zada la ofensiva de la aviación, los aparatos de bombardeo y asalto pasaban inmediatamente a apoyar a las tropas en la profundidad del dispositivo operativo. Los ataques de la aviación se concen­traban en estrechos sectores del frente y eran dirigidos a los obje­tivos más importantes, como los tanques y la artillería, que se oponían al avance de las tropas. Los constantes ataques de la aviación soviética a las tropas enemigas, redujeron su capacidad de resistencia y les causaron grandes bajas, contribuyendo con ello al éxito de la ruptura de sus posiciones defensivas.

Al entrar en combate las grandes unidades de tanques, los ejércitos de aviación se dedicaban preferentemente a destruir los medios de la defensa antitanque del enemigo, impedir el acceso de reservas y proteger desde el aire a los cuerpos blin­dados y motorizados. Al empezar la retirada de las tropas enemigas, nuestra aviación participó activamente en su persecución. Las Fuerzas Aéreas ejercieron gran influencia en todas las etapas de la operación.

Fueron desarrollados los procedimientos de interacción de la aviación y las tropas terrestres y la organización de la dirección de las unidades y grandes unidades en la defensa y en la ofensiva. A fin de lograr una dirección más precisa de la aviación fueron instaladas unas cuantas redes de comunicación por radio. Entre otras cosas fue montada una red especial para dirigir la acción de los aviones de asalto en el campo de batalla. La experiencia del apoyo de la aviación a las tropas atacantes, adquiridas en la contraofensiva de Kursk, y sobre todo la relacionada con la organización de la coordinación de los ejércitos de tanques y de la aviación de asalto en el campo de batalla por medio de emisoras de radio instaladas en tierra fue ampliamente aplicada en otras batallas de la Gran Guerra Patria. Nuestra aviación adquirió también una valiosa experiencia en la lucha contra las reservas operativas del enemigo.

La batalla de Kursk se caracterizó por la tensa lucha librada por el dominio en el aire. Los ejércitos aéreos dedicaron el 35% del total de las misiones realizadas al cumplimiento de esta tarea. La pelea contra la aviación enemiga, que se prolongó casi mes y medio, terminó con la derrota del grueso de sus fuerzas. Esta lucha fue librada impetuosamente y en gran escala. Con la derrota de la agrupación de aviación enemiga en la batalla de Kursk, nuestras Fuerzas Aéreas conquistaron el dominio estratégico en el aire. El mando hitleriano ya no pudo reponer en poco tiempo las enormes pérdidas sufridas por su aviación, ante todo en lo referente al personal de vuelo, lo que creó condiciones favorables para que nuestras Fuerzas Aéreas pudieran planear y llevar a cabo grandes operaciones ofensivas. La batalla de Kursk permitió a nuestras Fuerzas Aéreas per­feccionar la táctica de los diversos tipos de aviación.

Fue desarrollada la táctica de nuestra aviación de asalto, tanto de operar en grandes grupos como al actuar con pequeñas unidades. Para dirigir mejor a los aparatos de asalto y observar su actuación en el campo de batalla, los puestos de mando de los jefes de los cuerpos de aviación de asalto fueron instalados cerca de los puestos de observación de los comandantes en jefe de los ejércitos de tropas terrestres. Se enviaron representantes de la aviación a los cuerpos y divisiones de tropas terrestres para dirigir los aparatos al obje­tivo, lo que aseguró la coordinación en las acciones de la aviación de asalto y de las tropas.

La aviación de bombardeo aplicó en vasta escala el procedi­miento de los ataques concentrados con grandes grupos de aparatos, hasta llegar a una división inclusive, y se adquirió gran experiencia en el bombardeo en picado.

La aviación de caza adquirió una valiosa experiencia en el combate con grupos de aviones empleando la maniobra en un plano vertical. A las grandes unidades de la aviación de caza que protegían a las tropas terrestres se les asignaron zonas en las que atacaban a los aviones enemigos. Para descubrir a los aparatos fascistas, al carecer los ejércitos aéreos de medios de localización radial, fueron empleados los aviones de reconocimiento, que patrullaban en las zonas de los aeródromos enemigos, cubriendo los posibles itinerarios a seguir en sus vuelos, y trans­mitían por radio la noticia del despegue de los aparatos fascistas. Esto permitía incrementar oportunamente los ataques de nuestros grupos de cazas que estaban patrullando e interceptando los aviones enemigos lejos del objetivo.

En la batalla de Kursk se enriqueció el arte operativo de las Fuerzas Aéreas y la táctica de los diversos tipos de aviación con muchas nuevas tesis. El mando de la aviación, los estados ma­yores y los servicios mostraron su madurez y preparación en la dirección de las divisiones y los cuerpos, en el planeamiento de las acciones y en la organización de la cooperación.

 

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