Quien haya leído las memorias de Pokryshkin,
recordará que en su narración menciona la historia de muchos pilotos
que volaron con él, algunos de ellos sobrevivieron y muchos cayeron.
También habla de los que desparecieron por ser derribados detrás de
la línea del frente. Algunos volvieron, otros no... En fin, como en
todas las guerras, cuenta historias verídicamente duras, rasposas y
sobre todo, profundamente humanas.
Pero hay una historia que sobresale a todas. Un
piloto de la escuadra de Pokryshkin, llamado Mihail Deviataev fue
derribado y hecho prisionero. Destinado a un campo de concentración,
su ansia de escapar le hizo preparar la fuga con otros presos. Pero
un chivatazo descubrió los preparativos, así que después de
torturarlo en vez de fusilarlo lo mandaron a Sachsenhausen, un campo
de exterminio. Se quedó con la identidad de un soldado de infantería
muerto, así nadie supo que era piloto. En 1944 Alemania necesitaba
urgentemente trabajadores, por lo que fue trasladado con medio
millar de prisioneros a otro campo de concentración, el de
Peenemunde, que estaba en la isla de Usedom, situada al norte de
Alemania, en el Báltico. Desde una base secreta de esta isla partían
las V-2, y para proteger esta base había un campo de aviación. Los
presos eran la carne de cañón para los trabajos más duros.
Aviones.
Un piloto.
Os podéis imaginar el resto.
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