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Grabación y tratamiento del texto de la entrevista con T.P. Punióv

Realizados por Andrei Sujorukov

 

 

 

”Después de la guerra”: los pilotos del regimiento “Vislenskiy».

El segundo contando desde la izquierda – Punióv T.P. (con la mano levantada).

La foto fue tomada en Austria, en el 1949.

Punióv ya estaba formando parte del regimiento “Vislenskiy”,

cuyo escudo podemos apreciar en el fuselaje del avión.

 

A.S. ¿Timoféy Panteléevich, cuantos vuelos de combate realizó?

 

T.P. Sobre las misiones realizadas en el frente de Karélia no voy hablar, porque no queda ninguna documentación que lo pueda confirmar.

 

En el 1-r Frente Ucraniano hice 43 vuelos de combate con éxito, y nueve “retornos”.

 

A.S. ¿Que quiere decir “retorno”?

 

T.P. Un “retorno” – es cuando vuelves a la base sin haber atacado el objetivo. Hay dos tipos de retornos:

 

Primer tipo: provocado por algún fallo del avión o fallo de la cámara de fotocontrol. Por ejemplo, me acerco a la línea del frente, sube la temperatura del motor - hay que volver a la base. ¿Donde vas a ir con un solo motor operativo? O bien, al despegar, no sube el tren de aterrizaje. Lo único que puedes hacer – es volver a aterrizar.

 

Cuando el ataque no quedaba registrado por las cámaras de fotocontrol – el vuelo también era considerado como un “retorno”.

 

Segundo tipo: cuando no se pudo localizar el objetivo a causa de niebla o bruma. Recuerdo un “retorno” así: tomamos el rumbo hacia Ratibor, una ciudad de Checoslovaquia. Había una niebla densa que llegaba hasta 400 metros de altitud. No pudimos bombardear en estas condiciones, ya que no se veía la tierra. Así que tuvimos que volver.

 

A.S. ¿Que es lo que se consideraba como “vuelo de combate”? ¿Variaba la interpretación de este término a lo largo de la guerra?

 

T.P. No variaba. Un vuelo de combate es aquel vuelo durante el cual se realiza el bombardeo de aquel objetivo que estaba predeterminado. Y el ataque obligatoriamente tenía que ser registrado por las cámaras de fotocontrol. Si no tienes registrado el ataque por las cámaras – es como si no hubieras bombardeado el objetivo. Es que al principio de la guerra algunos llegaban contentos y decían: “Hemos eliminado a toda Alemania, con Europa incluida”.

 

A.S. ¿Las cámaras se instalaban en todos los aviones?

 

T.P. Si, obligatoriamente. El AFA (aerofotocámara) – es un dispositivo grande y complejo. En la cabina había el control remoto del AFA, que previamente estaba programado para filmar. Aunque programes lo que programes - al verter las bombas la cámara empezaba a sacar fotos automáticamente. Aunque no quisieras, captaba el resultado del bombardeo.

 

A.S. ¿Las bajas de los pilotos, de los navegadores, de los artilleros? ¿Las proporciones de estas bajas?

 

T.P. Las mayores bajas eran sufridas por los navegadores. El caza normalmente intenta atacar desde arriba y dispara en la cabina, ya que de esta forma el ataque resulta ser más eficiente. Y el navegador es quien tiene que rechazar este ataque. No estaba protegido por coraza, esta es la razón de tantas bajas entre navegadores.

 

Luego iban los artilleros, y en el ultimo lugar – los pilotos. Los pilotos son los que menos bajas sufrían, ya que estaban protegidos por el respaldo blindado del asiento.

 

Lastima que los navegadores y los artilleros no estaban protegidos por la coraza, pero protegerlos seria peor ya que el avión seria mas pesado.

 

Durante el tiempo que pilote el Pe-2 perdí a dos navegadores y a dos operadores de radio, y menos mal que solo fueron heridos. Esto sin contar a mi tripulación del “SB”, hasta hoy en día no se nada de ellos.

 

A.S. ¿Timoféy Panteléevich, cuales fueron las bajas en su regimiento durante los diferentes periodos de la guerra?

 

T.P. Sufríamos las mayores bajas en el territorio de Ucrania.

 

Nuestro mecánico (que ahora vive en Ucrania) actualmente encabeza a un grupo de rescatadores, tiene contactos con los grupos similares de toda Ucrania. Pues me ha escrito una carta, donde decía que los “rescatadores” de Ucrania han encontrado y han determinado el destino (a donde se dirigían) de 2000 (¡dos mil!) aviones soviéticos derribados, y esto solamente en el territorio de Ucrania.

 

No te puedo decir exactamente las bajas humanas de nuestro regimiento durante toda la guerra, pero te diré que yo pertenecí al quinto grupo de refuerzo. Y después de mi llegada, el regimiento fue reforzado tres veces más. Las bajas eran enormes.

 

A.S. ¿La escolta de los bombarderos era eficaz? ¿Siempre había escolta?

 

T.P. La eficacia de la escolta dependía de la experiencia de los pilotos de cazas. No siempre teníamos escolta, y cuando la teníamos, no siempre era eficaz ya que dependía de la experiencia de los pilotos de escolta.

 

A finales de la guerra a menudo éramos escoltados por los regimientos de Siberia. Los pilotos de estos regimientos no tenían experiencia en combate, eran novatos (seguramente los destinaron para adquirir experiencia). Pues tuvimos problemas con estos pilotos, se separaban de nosotros, a veces nos perdían. Esto pasaba por falta de experiencia. Venían con demasiadas ganas de derribar a alguien. Hubo casos cuando un grupo de cazas alemanes les retenía atados en un combate, mientras otro grupo de alemanes nos atacaba a nosotros.

 

Una cosa: estábamos dislocados en Krakov. Nos llegó un nuevo regimiento de escolta desde Siberia, volaban con los La-5. Eran todos muchachos jóvenes, sin ninguna experiencia. Nos presentamos, empezamos a visitar unos a otros. Pues ellos paseaban por nuestro aparcamiento (nuestro regimiento era de elite), todos nuestros aviones tenían dibujados los escudos – algunos tenían un león, otros – un tigre. Yo tenía representado “un león en salto”. Pues esto, cuando andaban por nuestro aparcamiento, observaban las estrellas dibujadas en los aviones, y preguntaban:

 

- “¿Y esto que es?”

- “¿Como que “que es”? Son cazas derribados.”

- ¿Cómo que cazas derribos? ¿Derribados con un bombardero?”

- “Si, con las ametralladoras, ¡esta chupado!”.

 

Y así iban paseando, y se iban inspirando: “si los bombarderos pueden derribar a los cazas alemanes - ¡nosotros triunfaremos segurísimo!”.

 

Les dijimos: “mañana tenemos una misión importante, tenéis que estar en alerta”.

Les explicamos todo, que es lo que tiene que hacer cada uno de ellos, cual es el puesto de cada uno, donde tiene que estar colocado el grupo de escolta directa, donde tiene que estar el grupo de combate, y etc. Les explicamos todo con el mínimo detalle.

 

Despegamos el día siguiente. Enseguida comprendimos que estos eran unos locos. Cuando ya estábamos encima del territorio alemán, uno de los cazas se me acercó al máximo por debajo del ala, y me enseñó el dedo grande, como si fuera diciendo: “¡que bien!”. Teníamos el silencio por radio, solo se podía hacer señas con las manos. Le hago una señal para decir: ¡lárgate de aquí!

 

Luego empezaron a disparar los antiaéreos, ¡y los cazas desaparecieron! Llegaba el momento culminante, porque cuando los antiaéreos dejaban de disparar, enseguida atacaban de los cazas alemanes. ¡Atacaban de inmediato! No se como se ponían de acuerdo los cazas alemanes con sus antiaéreos, pero la coordinación entre los cazas y los antiaéreos alemanes era excelente.

 

Como había que esperar, pasó exactamente esto: cuando los antiaéreos dejaron de disparar, nos atacaron los “Messerschmitt”. Pero nuestra escolta se había esfumado.

 

Cuando volvimos a la base, nos fuimos directamente a “dar una charla” los pilotos de nuestra escolta. Les partimos las caras y les dijimos: “¡ténganlo en cuenta, nosotros disparamos a todos los que se ponen a nuestros seis! ¡Si alguno de vosotros una vez mas se pone detrás de nosotros, le dispararemos!”

 

Resultó que estos inútiles subieron arriba para salvarse del fuego de artillería antiaérea, y a partir de allí nos perdieron de vista.

 

Durante un tiempo nos escoltaban los muchachos de la división de Pokríschkin. Esta escolta muy eficiente.

 

Te diré que nosotros éramos tan chulos que tranquilamente podíamos ir sin escolta. El Pe-2 inicialmente se diseñó como un caza pesado, así que cuando nos encontrábamos con los alemanes, habría que ver quien le mete caña a quien. Éramos unos tipos duros, no nos dejábamos “ofender”, somos nosotros los que podíamos machacar a quien sea. Para nosotros los antiaéreos eran más peligrosos que los cazas. Para el Pe-2 la escolta era deseable, pero no era imprescindible.

 

Y cuando íbamos en misión de reconocimiento o a “cazar”, íbamos solos, sin escolta.

 

A.S. ¿Cuantos cazas habitualmente se asignaban para escoltar a nueve bombarderos?

 

T.P. Todo dependía de la importancia de la misión. No existía un reglamento fijo.

 

Si a principios de la guerra nos asignaban dos cazas, ya no estaba mal.

 

Al final de la guerra asignaban por lo menos a cuatro cazas. Si la misión era muy importante, podían asignar un escuadrón entero, doce cazas. En la segunda mitad de la guerra, la cantidad de cazas que escoltaban a nueve bombarderos oscilaba entre 4 y 12 unidades.

 

A.S. ¿Siempre se cumplía la orden, según la cual en caso de que los bombarderos sufrían bajas, a los casas de escolta no se les consideraba el vuelo como vuelo de combate?

 

T.P. Nunca había oído hablar sobre esta orden.

 

A.S. Dígame, Timoféy Panteléevich, cuando Usted hablaba con los pilotos de cazas, ¿no se quejaban éstos diciendo: “lo que pilotamos nosotros es “leña” y no aviones”?

 

T.P. No, al contrario. Recuerdo que decían que los Yak-3 y La-5 eran aviones excelentes.

 

Yo era piloto bombardero, y por tanto vi los combates entre cazas soviéticos y alemanes como un observador, y la impresión que tengo – es igualdad absoluta de las características técnicas de los aviones de ambos bandos.

 

A.S. ¿Cual era la formación de vuelo básica para los Pe-2?

 

T.P. La formación básica – cinco o nueve aviones. A veces íbamos solo una escuadrilla en formación de trío, a veces - quince aviones. Intentábamos evitar volar en pareja. Es tremendamente difícil defenderse de los cazas en formación de pareja. En este caso es mejor volar en solitario.

 

A.S. ¿Cuantas veces se encontró con los cazas enemigos?

 

T.P. Prácticamente en la mitad de los vuelos de combate. Aunque dicen que los alemanes se quedaron sin las fuerzas aéreas. ¿Pero a quien perdieron? A los mocosos, los ases seguían volando.

 

A.S. ¿Realmente el Pe-2 podía hacer frente en un combate aéreo a los Bf-109 y FW-190?

 

T.P. En caso de necesidad el Pe-2 podía meter una buena caña a un caza alemán. Era fácil. Esta claro que la velocidad del “Peschka” es inferior, pero una excelente maniobrabilidad y la posibilidad de disparar en todas las direcciones igualan las posibilidades.

 

El fuego de los navegadores y de los artilleros realmente representaba una seria amenaza para el caza alemán, porque las posibilidades de los artilleros de derribarlo eran elevadas. En mi opinión, mucho mas elevadas que las posibilidades del piloto del avión de derribar a un caza con el fuego de sus ametralladoras de tiro frontal. Por eso cuando un “BF” o “FW” solitario atacaba a un “Peschka” solitario, el alemán tenia bastante probabilidad de ser derribado.

 

Un “Peschka” solitario durante la “caza libre” o en misión de reconocimiento escapaba fácilmente de los cazas. Bajas en picado, coges velocidad - ¡y adiós! Lo importante era detectarlos a tiempo.

 

Si los alemanes no eran detectados a tiempo, un Pe-2 solitario podía hacer frente a dos cazas, disparándoles y así quitándoles las ganas de atacar. Estaba chupado. Una tripulación bien formada, no una tripulación “súper formada” sino simplemente bien formada, tenia muchas posibilidades contra una pareja de cazas.

 

Esta claro que si la cantidad de cazas alemanes superaba a dos, “Peschka” solitario tenía pocas posibilidades de ganar el combate. Un “Peschka” solitario, a diferencia de un grupo de Pe-2 en formación, podía ser atacado desde todos lados.

 

Una vez me tocó realizar la misión de “caza libre”, pero resulto que el “cazado” era yo. Era en el 1944, en Polonia. ¡Como me hicieron correr! Era una pareja de “Messerschmitt”.

 

Tuve que hacer de todo para librarme de ellos, pero éstos se agarraron y no me querían dejar en paz. Incluso me metí en las nubes. (¡Allí es donde pasé más miedo! Nadie me había enseñado “volar a siegas”. Durante los primeros minutos, mientras recuperaba fuerzas, todo estaba en norma. Pero luego empecé a tener la sensación de que la inclinación lateral iba aumentando progresivamente. Miré los instrumentos – todo en orden, pero la sensación era esta – el incremento progresivo del alabeo. Aguanté lo que pude, y luego dije al resto de tripulación: “chicos, hemos de salir de las nubes. No se si los Messerschmitt conseguirán derribarnos o no, pero si seguimos así – seguro que nos estrellaremos contra el suelo”. Y justo cuando salimos de las nubes – los alemanes ya estaban allí. Así que todo empezó de nuevo).

 

Finalmente logramos separarnos de ellos, al parecer se les acabó el combustible. Se habrán cansado, habrán dicho: “¡al carajo con este!” y dieron la vuelta.

 

Nos hicieron correr tanto que perdimos la orientación. La pérdida de orientación total. Volábamos, veíamos unos bosques, ríos. ¿Pero que bosques y que ríos eran? No nos aclarábamos. Le dije al operador de radio que pidiera el rumbo hacia nuestra base. Me dice: “la tierra no contesta”. Y así varios intentos fracasados. La calidad de nuestras radios era baja.

 

Nos metimos en un buen lío. Se nos acababa el combustible, haba que hacer aterrizaje de emergencia. ¡Imagínate que vergüenza! Pero al final pudimos averiguar nuestra posición: estábamos justo en el extremo del mapa. Había una aldea en forma de ángulo. Resultó que estábamos al este de la base. Dimos la vuelta. Al aterrizar, el mecánico me dio el tradicional cigarrillo y me preguntó: “¿a donde os habéis metido?”. Le contesté: “¿por que lo preguntas?” - pensando: ¿como se habrá enterado éste? (Me hice el tonto). Me dice: “ustedes pasaron encima de la base y os fuisteis lejos de aquí”.

 

Resultó que mientras yo y el navegador estábamos estudiado el mapa extendido en el suelo de la cabina (la ventanilla de observación quedó tapada), pasamos encima de nuestra propia base sin darnos cuenta. Así que le contesté: “volábamos donde era necesario”, dándole entender que éste no era asunto suyo.

 

Pero lo más curioso no era esto. Normalmente el día empezaba así: todos los especialistas del regimiento daba instrucciones a la tripulación que iba a realizar una misión. Entre estos especialistas también estaba el Jefe de Comunicaciones. Éste normalmente pronunciaba la típica frase: “solicitar el rumbo en la frecuencia cooperativa”.

 

Cuando aterrizamos, yo estaba cabreadísimo. Bajé del avión y dije a mi operador de radio: “¡voy a matar a los putos indicadores de rumbo!” Y el me contesta en voz baja: “por favor, no vaya”. Le digo: “¿Por qué no?” Y me contesta: “¿que es “la frecuencia cooperativa”?”

 

Me quedé parado. La “frecuencia cooperativa” ya estaba predeterminada, solo tenia que pulsar el botón correspondiente. Le digo: “¿no sabes lo que es? ¿Por que no me has preguntado?” – y el me contestó: “tenia vergüenza…”. “¡Burro!”

 

Mi operador de radio era demasiado joven…

 

A.S: ¿Cual de los cazas se consideraba mas peligroso, “Messerschmitt” o “Focke-Wulf”?

 

T.P. “Focke-Wulf”. Llevaba un armamento más pesado, era más rápido. Tengo la impresión de que era mejor que el “Messerschmitt”. Pero entró tarde en servicio.

 

A.S. ¿Cuantos cazas alemanes normalmente intervenían para atacar a nueve Pe-2?

 

T.P. Habitualmente entre cuatro y ocho. A veces eran más, a veces menos. Al final de la guerra podían atacar incluso en solitario. Normalmente la cantidad de cazas atacantes era par, ya que la formación básica alemana era una pareja de cazas.

 

Si los bombarderos van en una formación “firme”, se cubren mutuamente unos a otros, entonces un bombardero no puede ser atacado por más de dos cazas simultáneamente, ya que ellos (los cazas) tienen limitadas las direcciones de ataque. Así que por muchos cazas que haya, un mismo avión puede ser atacado simultáneamente como mucho por dos cazas. Pero contra una pareja de cazas el Pe-2 tenía muchas posibilidades.

 

El peligro de una gran cantidad de cazas enemigos consiste en que ellos pueden realizar muchos ataques seguidos con pequeños intervalos de tiempo. Acabas de rechazar el ataque de una pareja – seguidamente te acata la otra, y luego otra, y así sucesivamente. Si no pudiste detectar a tiempo al atacante, o no te dio tiempo a reaccionar – estás perdido.

 

A.S. ¿Para detener el lanzamiento de bombas de un grupo de nueve Pe-2, cuantos cazas se necesitan?

 

T.P. Muchos. Es porque hay que derribar a varios bombarderos del grupo.

 

Para impedir el lanzamiento de bombas de nueve bombarderos, hay que derribar al líder del grupo. Pero el camino hacia el líder pasa por sus puntos. Esto significa que hay que derribar a dos o a tres puntos, y éstos cubrirán a su líder como sea, ya que el navegador del líder es quien realiza los cálculos principales para el lanzamiento. Es el cerebro del grupo, de él depende el resultado de la misión. El navegador del líder ni siquiera dispara, solo se dedica a hacer cálculos. Derribar al líder de una formación de nueve Pe-2 se convierte en un gran problema, ya que el potencial defensivo del “Peschka” es muy alto. Para desviar del rumbo a nueve Pe-2 hay que derribar por lo menos a 3 de ellos. Desviar del rumbo a nueve Pe-2 era extremadamente difícil.

 

A.S. ¿Alguna vez en su regimiento derribaron a tres bombarderos durante la misma misión?

 

T.P. Una vez derribaron a 6 bombarderos, pero los alemanes tenían este lujo solamente durante los dos primeros años de la guerra.

 

Al final de la guerra, la oposición más fuerte de los cazas alemanes la tuvimos cuando atacábamos a las refinerías húngaras. Estas regiones estaban fuertemente protegidas por los cazas. Había un montón de cazas. En aquel entonces a veces perdíamos hasta dos o tres aviones en la misma misión, pero al líder – muy rara vez.

 

A.S. ¿Alguna vez os atacaron los cazas alemanes cuando estabais de vuelta a la base después de eliminar el objetivo?

 

T.P. Si que hubo casos, pero no se producían de forma sistemática. Es porque atacar a los bombarderos una vez realicen su misión ya no tiene ningún sentido. La misión de un caza consiste en no dejar que los bombarderos enemigos lancen las bombas sobre el objetivo. Pero una vez lanzadas las bombas, ¿que sentido tiene atacar a los bombarderos? Además, un bombardero es mucho mas maniobrable cuando vas sin bombas, por tanto tiene mas posibilidades de rechazar los ataques de los cazas.

 

Posiblemente atacaban por rabia, mas que nada. Te cargas a un montón de tropas de tierra, ellos se cabreaban. A veces nos atacaban de vuelta, pero nos atacaban mas a menudo cuando íbamos a hacia el objetivo.

 

Recuerdo un caso. Teníamos una misión de bombardear a Potsdam. No me acuerdo la causa pero aquella vez íbamos en pareja. Creo que es por ser demasiado “listos”: “somos unas fieras, lo podremos hacer en pareja si nos da la gana”. Realizamos un bombardeo muy eficiente. Cuando concluimos la misión, nos atacaron. Además, ellos iban “frescos”, con depósitos de combustible llenos y con la carga de munición completa. Nos lanzábamos de un lado a otro. Ellos intentaban cortarnos el camino hacia el Este. Cuatro “Messerschmitt”  contra una pareja de Pe-2. Nos hicieron correr bastante. Pero nosotros no éramos novatos, rechazamos todos sus ataques.

 

Si en el año 1942 me hubieran dicho que dos bombarderos rechazaron el ataque de cuatro “Messerschmitt”, yo hubiera contestado: “¡mentira!”. Pero mira… En aquel combate con el fuego de las ametralladoras de tiro frontal me cargué a uno de los alemanes. No podría afirmar que derribé a propósito, pero si el tío era tonto y salió del ataque metiéndose delante de mis ametralladoras… Aquel combate fue muy duro.

 

A.S. ¿Que considera Usted más peligroso: los cazas o las baterías antiaéreas?

 

T.P. Al principio de la guerra – los cazas, al final – los antiaéreos.

 

Los antiaéreos alemanes hacían unos agujeros enormes y feos. Pasar un cinturón de la defensa antiaérea fija no era nada fácil (al final de la guerra nos encontrábamos precisamente con este tipo de defensas antiaéreas). En el territorio de Alemania había varios cinturones de defensa antiaérea fija. En aquel entonces dejamos de considerar como un problema a la artillería antiaérea de pequeño calibre.

 

Los alemanes empezaron a disponer de una cosa que nosotros en aquel momento aun desconocíamos.

 

Era el guiado por radar de los cañones antiaéreos. Nos encontramos con esto cuando empezamos a operar en el territorio de Alemania. Esto ocurrió de forma siguiente: habitualmente, cuando entras en la zona de fuego de defensa antiaérea, éstos empiezan a disparar, realizando primero unos tiros de reglaje. Y los tiros de reglaje muy rara vez alcanzaban a un avión. O se equivocaban en calcular la altitud, o la velocidad. Y así pasaba en Ucrania, así fue en Polonia. Pero aquí – no, vas volando - ¡ni un disparo! ¡Es como si estos bastardos se hubieran muerto todos! Es una sensación muy desagradable. Vas volando y piensas: “¡disparad de una puta vez, cabrones!”. De golpe abren fuego – ¡y aciertan! ¡Acertaban correctamente en altitud y en velocidad! Cuando íbamos nueve, habitualmente perdíamos a un avión por una sola salva. Menos mal que les daba tiempo a realizar solamente una salva, sino nos hubieran derribado a todos.

 

A.S. Y nosotros, ¿utilizábamos los radares?

 

T.P. En el 1944, al final del año, nos llevaron a un aeródromo vecino. Nos enseñaron una maquina con la antena en forma de cuernos. Nos dijeron: “esto es un radar, con antena de modelo Udoyagi”. La diseño un japonés, nunca lo olvidaré. “Esta maquina detecta a los aviones, y para que no os confundan con el enemigo, tenéis que activar el sistema de identificación “amigo-enemigo”.”

 

Este sistema de identificación ya venia instalado en nuestros aviones, pero que es y para que sirve – nadie lo sabía. A principio lo activábamos, pero al final lo dejamos. Pensábamos que estos dispositivos permitían a los alemanes a detéctanos con mayor facilidad.

 

Recuerdo que en Ucrania, en la tierra, a veces encontrábamos un montón de cintas de papel de aluminio. Sabíamos que los americanos las lanzaban desde sus B-17, pero para que – no lo sabíamos. No teníamos ni idea. Después nos dijeron que era para provocar interferencias en los radares. En aquel entonces nosotros sabíamos poco sobre los radares.

 

A.S. ¿Ustedes sabían a que cuerpos de Luftwaffe se enfrentaban?

 

T.P. Por su puesto que si. No sabíamos con exactitud su designación, pero los distinguíamos por sus escudos. En Berlín nos enfrentábamos a los “Messerschmitt”, que tenían dibujado un diablo de color rojo con un arco y una cola en forma de flecha. Lo sabíamos seguro. Estos tíos eran muy buenos, así que había que tener mucho cuidado con ellos. Les llamábamos “Diablos rojos”.

 

A.S. ¿Como empezaban los combates con los cazas? ¿Había una estrategia repetitiva, una “plantilla”?

 

T.P. No. No era repetitiva. Cada vez era diferente, cada vez atacaban de repente. ¿Como lo conseguían? Vete a saber, hace un momento no había nadie y de repente aparecían. Los alemanes eran unos adversarios bien formados, disciplinados, sabían lo que hacían. Todos estos cuentos sobre la cobardía y la estupidez de los alemanes – son fabulas de los comisarios políticos. Yo cuando oía esos comentarios les decía: un tío tan valiente y tan inteligente como tú no duraría ni un instante en un combate contra uno de estos “estúpidos cobardes”.

 

Al final de la guerra, a veces, algunos cazas alemanes nos seguían y se metían en la zona de fuego de las baterías antiaéreas – ¡eran unos auténticos camicazes!

 

 

 

 

© Andrei Sujorukov