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Grabación y tratamiento del texto de la entrevista con I.I. Kozhemýako

Realizados por Andrei Sujorukov

 

 

 

 

Yak-1B 

 

 

A.S. En su opinión, ¿cuales son los puntos fuertes y débiles de los pilotos de caza alemanes?

 

I.K. Eran muy calculadores. Este era su principal punto fuerte pero a la vez el principal punto débil. Tenían demasiadas ganas de sobrevivir.

 

Los pilotos alemanes tenían una regla “santa”: ¡nunca realizar el combate en desventaja! Esta regla era seguida por los pilotos alemanes con la famosa puntualidad alemana. En un combate prever el comportamiento de un piloto alemán era fácil: el alemán siempre escogerá la opción menos arriesgada. Los alemanes no eran cobardes (en este aspecto yo no me estoy engañando), simplemente se trataba del puro cálculo. Y curiosamente este fenómeno se revelaba en todos los pilotos alemanes, tanto los expertos como los no tan expertos.

 

Según mis propias experiencias, vi varios combates, cuando los alemanes no podían haberlos ganado de ninguna manera precisamente por ser tan calculadores. En aquellos casos paga ganar había que arriesgar – entonces hubieran ganado seguro. Pero ellos no se arriesgaban.

 

A.S. ¿Los alemanes tenían pilotos mal preparados?

 

I.K. Tenían de todo, igual que nosotros. Aunque cuando yo empecé a luchar, en el año 1943, los alemanes aun tenían muchos pilotos bien preparados. Preparados precisamente en las academias. Nuestro servicio de inteligencia nos informaba (lo recuerdo muy bien) que la mayoría de los pilotos alemanes que llegaban de refuerzo al frente (a los que nosotros normalmente derribábamos), estaban preparados mediante unos cursos “reducidos” o intensivos, con tan solo 100 horas de vuelo realizadas con el Messerschmitt en las academias. Eran “reducidos” porque antes eran 200, o incluso 300 horas. ¿Comprendes? Para los alemanes las 100 horas de vuelo era un “programa de estudios reducido”. Sin lugar a dudas nuestra preparación en las academias era sensiblemente peor.

 

A medida que transcurría la guerra, el nivel de los pilotos alemanes iba empeorando. Además, los pilotos expertos ya no estaban tan motivados para entrar en combate, dejaron de enfrentarse seriamente a nosotros.

 

En el año 1943 cuando yo llegué al frente, la proporción entre pilotos alemanes expertos y pilotos inexpertos era aproximadamente mitad y mitad. Luego la cantidad de los pilotos expertos iba disminuyendo, y ya en el año 1944 las proporciones eran así: los pilotos expertos representaban apenas una cuarta parte de todos los pilotos de caza alemanes.

 

El gran punto fuerte de los alemanes era el siguiente: ellos siempre sabían crear una superioridad numérica. Incluso en los años 1944-45 a veces nos atacaban grupos de cazas alemanes formados por 16-20 aviones. ¡Y esto contra los 8-12 “Yak”! Otra cosa es que ya en estos tiempos, incluso teniendo una superioridad numérica como esta, los alemanes entraban en combate con muy pocas ganas. Ya no eran aquellos pilotos alemanes como en el año 1943.

 

A.S. El as francés más eficiente P. Klostermann describió a Luftwaffe del año 1944 de la siguiente forma: “… Al parecer, en Luftwaffe no había pilotos de “nivel medio”, y a todos los pilotos alemanes se les podía clasificar en dos categorías bastante bien definidas: los ases, que representaban un 15-20% del total, los que realmente superaban el nivel de los pilotos aliados. El resto - no se merecían ninguna atención. Eran audaces, pero no eran capaces de sacar el máximo provecho de su avión….” (Cita aquí y a partir de ahora: P. Klostermann: “El gran show”. M.: ZAO Centrpoligraf, 2004.). ¿Es decir, esto coincide con su opinión?

 

I.K. Si, coincide.

 

Efectivamente, la mayoría de los pilotos alemanes no supieron sacar de su avión todo aquello que este avión era capaz de darles. En un combate esto se notaba enseguida. Seguramente era porque ellos preferían no entrar en combates maniobrables. Alcanzaban altitud, picaban, pegaban cuatro tiros y se retiraban en picado - ¡adiós!

 

Y yo no les definiría como “audaces” (la audacia es algo más que la falta de cobardía). En caso de los alemanes, la audacia siempre era acompañada por la maestría. Siempre. Y cuanto más experto era el piloto alemán, más activo y más ofensivo era su combate maniobrable. Y cuando el piloto alemán se arriesgaba a entrar en un combate maniobrable, “uno contra uno”, entonces créeme – te estas enfrentando a un luchador de la clase suprema.

 

En una ocasión me enfrenté fuertemente a uno de estos “extra-luchadores”. Aquel combate estaba basado en virajes. Era un Bf-109G de tres armas. Resultó ser así: acabábamos de despegar con los Shturmovík, ni siquiera habíamos cruzado la línea del frente cuando se nos echaron encima los Messerschmitt. Yo era líder de la pareja “superior”. Nosotros les detectamos desde lejos, y mi comandante del escuadrón, Sókolov, me ordenó: “¡Iván! ¡Una pareja de “delgados” arriba! ¡Ataca!” (“delgado” – es como llamaban a los Messerschmitt en el Ejercito Rojo. Nota de HR).

 

Y fue cuando nuestra pareja de Yak-1 se encontró con la pareja de los “ciento nueve”. Los alemanes resultaron ser testarudos, entraron en combate maniobrable. Durante el combate yo y el líder de la pareja alemana nos separamos de nuestros puntos. Los dos estuvimos dando vueltas unos 20 minutos. ¡Nos encontrábamos y nos separábamos, encontrábamos y nos separábamos! ¡Ninguno de los dos quería ceder! Yo hacia de todo para poder ponerme en su cola – literalmente colocaba a mi “Yak” “sobre el ala” – ¡pero no lo conseguía! Mientras dábamos vueltas, perdimos la velocidad al mínimo permitido, aun no consigo entender - ¿como no nos caímos en barrena?.. Luego nos separábamos, dábamos un circulo más grande, descansábamos y volvíamos a luchar – con la palanca del gas a tope, y haciendo virajes lo más cortos posible.

 

Todo acabó de siguiente forma: al salir del viraje, casualmente nos colocamos “ala con ala” – ¡y comenzamos a volar en misma dirección! El alemán me miraba a mí, yo le miraba a el. La situación era patética. Pude observar al piloto alemán con el mínimo detalle: en la cabina estaba sentado un muchacho joven, en la cabeza llevaba puesta una gorra-red (recuerdo que en aquel preciso momento le tuve una envidia… pensé: “¡que suerte tienes, hijo de la grandísima puta!” – es que a mi el sudor me caía a chorros debajo del casco).

 

No tenía claro qué hacer en esta situación. Si uno de nosotros hubiera intentado salir realizando el viraje – el otro le hubiera fusilado en un instante. Si hubiera intentado salir en vertical – el otro también lo hubiera fusilado, para esto solamente había que levantar el morro del avión. Antes, mientras estábamos “dando vueltas”, el único pensamiento que tenia era “derribar a ese hijoputa”. Pero cuando “me enfrié” un poco, comprendí que mi situación no era “para tirar cohetes”. Primero, porque el alemán me “ató” en el combate, me separó del resto de la escolta de los Shturmovík. Y no lo quiera Dios que mientras tanto hubieran derribado a alguno de los Shturmovik ya que cuando hubiera aterrizado en la base, “me arrancarían la cabeza”. Y eso a pesar de que era el comandante del escuadrón quien me dio la orden de realizar este combate, pero es que resulta que yo, entrando en un combate prolongado, “fui a por el derribo”, “para ganar los puntos”, y pasé olímpicamente de la misión principal que consistía en defender a los IL-2. A ver como lo explicas luego a tus superiores, por que no pude separarme de los alemanes. Demuestra que “no eres un camello”.

 

Segundo – si en este momento hubiera aparecido un solo Messerschmitt más, seria mi final, ya que yo estaba “atado por los pies y por las manos”. Pero por lo visto el alemán tenía los mismos pensamientos que yo. Por lo menos, seguro que habrá pensado en la posible aparición de otro “Yak”.

 

Miro – y veo que el alemán se va separando poco a poco hacia un lado. Yo me hago el despistado para mostrarle que “no había visto nada”. El alemán “se tumbó de un ala” y entró en un picado muy pronunciado. Yo – la palanca de gas a tope - ¡y para el lado contrario! ¡Vete a tomar por saco! Cuando aterrice, la primera pregunta que hice – “¿Tenemos bajas?” – “No. Todos volvieron sanos y salvos. Tanto losnuestros como los IL-2”. Uffff….

 

A.S. ¿Pero por que Usted no pudo con aquel alemán? A grandes rasgos, la situación se volvía a su favor: era un combate prolongado, la velocidad estaba perdida, lo que no permitía al piloto alemán aprovechar la ventaja de su Messerschmitt en maniobras verticales. Pero finalmente el combate quedo “empatado”.

 

I.K. ¿Por qué? Lo primero y lo más importante – ¡es que en la cabina del Messerschmitt estaba sentado un piloto extraordinario! Por eso no pude con el. Lo demás no es tan importante. ¡Lo más importante es el piloto!

 

A.S. ¿Y? ¿Qué es esto que “no es tan importante”?

 

I.K. Había dado muchas vueltas sobre el tema… A mi juicio, tenia suficiente combustible en los depósitos…. Acabábamos de despegar… Si los alemanes nos hubieran atacado unos 10-15 minutos más tarde… Ahora no tiene sentido estar dando vueltas sobre el asunto. Suficiente, insuficiente… Había, no había… ¡El piloto alemán era buenísimo! De esto estoy segurísimo.

 

A.S. ¿Es verdad que los alemanes evitaban realizar ataques frontales?

 

I.K. Es verdad.

 

A.S. ¿Qué opina: hasta que punto la superioridad del Messerschmitt en velocidad máxima estaba influenciada por las tácticas de combate? Porque según sus palabras, ellos en la mayoría de los casos empezaban el combate, disponiendo de una ventaja en altitud.

 

I.K. Te lo diré así: la superioridad del Messerschmitt en velocidad máxima también dependía de la táctica utilizada. ¿Hasta que punto? No te lo sabría decir exactamente.

 

A.S. A mi me dio la impresión que Usted tenia envida a los pilotos de caza alemanes.

 

I.K. Para ser sincero…. Si, les tenía envidia. Tenían la plena libertad de acción. “Entro en combate cuando me da la gana, salgo – cuando me lo parezca”. ¡Este es el verdadero sueño de un piloto de caza! Pero en mi caso no era así – yo era como un perro encadenado, estaba obligado a dar vueltas alrededor de los IL-2. Sin velocidad, sin altitud… Claro que les tenía envidia. Como te decía antes, los alemanes tenían una regla: nunca entrar en combate, estando en condiciones desfavorables. Si yo hubiera intentado seguir esta regla, me hubieran juzgado por el Tribunal de Guerra.

 

A.S. ¿Y si por una “fuerza mayor”, por algunos acontecimientos extraordinarios, cuando la situación operativa les obligaba a entrar en combate, sin tener en cuenta las condiciones, incluso en desventaja? “La guerra – es la crisis permanente” – este dicho ya existía en aquel entonces. Siempre se puede acabar en una situación, cuando hay que utilizar “lo que hay” y no “aquello que se debería”. ¿Cómo se comportaban los pilotos alemanes en estos casos?

 

I.K. Los alemanes no tenían “fuerzas mayores” ni situaciones especiales. Sea como sea la situación - si ellos consideraban que seguir en el combate no les conviene – lo abortaban enseguida y se retiraban. O simplemente, ni siquiera entraban en combate. Al parecer, en el ejército alemán cuidaban mucho a sus pilotos, por esto les concedían estas libertades.

 

En el ejército alemán los pilotos eran la elite. Esto se notaba enseguida incluso por su aspecto físico. Cuando derribábamos a los alemanes, nos los traían para enseñar. ¡Te lo juro, era para envidiarles, de verdad! A veces derribas a uno – se le ve que es un mocoso desgraciado, no tiene ni idea de nada, ¡pero esta equipado “de primera”! El mono, el uniforme – todo recién salido de fabrica, el casco-rejilla – para que no le sude la cabeza, los guantes de piel extrasuave – para “sentir” mejor el mando del avión, las gafas con cristales oscurecidos – para que no moleste el sol, las botas de cordón alto – para que no se le caigan por culpa del golpe aerodinámico por si le toca saltar con paracaídas… Que te voy a decir, los alemanes apreciaban mucho a sus pilotos.

 

A.S. ¿Y en nuestro ejercito, como trataban a los pilotos?

 

I.K. El trato era bueno, pero hay un dicho: “no hay nadie insustituible”. Nosotros sabíamos perfectamente que en caso de necesidad nuestros comandantes nos mandaran a morir sin dudar ni un instante. ¿Y tú que pensabas? Las raciones de comida las dan para algo, hay que ganarlas, incluso de esta forma, cuando de un día para otro te mandan a la muerte. Y tú despegas sabiéndolo. Sin discusiones.

 

En nuestras fuerzas armadas lo prioritario era el cumplimiento de la misión, las opiniones y los deseos de los pilotos nunca eran tomados en consideración. Evidentemente los Estados planificaban las operaciones bélicas siempre intentando tener en cuenta que las posibilidades de la maquinaria disponible tienen que estar acorde al tipo de misión: los “Yak” – para escoltar los IL-2, los “Cobra” – para intercepción y para “limpieza” del sector, los “La” – para escoltar a los Pe-2, para la “caza libre”, para combates maniobrables. Esta “especialización” se tomaba en cuenta, por su puesto que si. Pero cuando surgía una necesidad operativa, esta “especialización” se la pasaban por los huevos.

 

Supongamos que nuestro servicio de reconocimiento detecta una concentración de tropas alemanas. Enseguida mandan a los IL-2. Pero en este momento resulta que no se dispone de los “Yak” para escoltar a los IL-2. Y tampoco hay “Lávochkin” (mejor dicho, si los hay, pero no existe la posibilidad de prepararlos rápidamente para la misión). Pero hayCobras”. Ya esta. La solución esta encontrada – y empiezan a despegar unas “planchas” para defender a otras “planchas”. Porque “Airacobra” a bajas altitudes también es una “plancha”, como un IL-2. Pero resulta que en el sector que hemos de atacar hay Messerschmitt…. De allí vienen las bajas.

 

Otro escenario. Nuestro servicio de reconocimiento en la retaguardia operativa alemana detecta, cómo en una estación ferroviaria se están descargando carros de combate e infantería alemana. Y además, el mismo servicio de reconocimiento nos informa que la descarga de la tropa esta defendida por unas grandes agrupaciones de Messerschmitt, ocupando todos los escalones de altitudes - desde 3000 hasta 7000 metros. Nuestros mandos toman la decisión momentáneamente: realizar el ataque la estación de forma urgente mediante 18 o 27 Pe-2 (dos o tres grupos de Pe-2, cada uno en formación de nueve). Pero resulta que en este preciso momento no hay ni “Lávochkin” ni “Cobras” disponibles para configurar la escolta. Pero en cambio, hay “Yak”. ¡Ningún problema! Enseguida asignan un grupo de “Yak” para “limpiar” la zona. Este grupo tiene que atar en combate a los Messerschmitt sobre los 7000 metros de altitud. ¡Al ataque, muchachos! ¿Te puedes imaginar como es el combate entre un “Yak” y un “Messerschmitt” a 7000 metros? Te diré que esta tarea no es para los débiles. Pero nosotros luchábamos, no nos íbamos corriendo a casa. De nuevo, más bajas.

 

¿Pero para que hablar de los demás? ¿Te dije antes que no nos solían enviar a bombardear o realizar ataques al suelo en sectores con fuerte oposición de artillería antiaérea? Pues eso, en Gubino (donde yo disparaba en los carros de combate alemanes con un Yak-9T) el fuego de artillería antiaérea era fortísimo, era una autentica picadora de carne. Los alemanes trajeron allí una brutal cantidad de cañones antiaéreos (por lo visto ya no confiaban en sus cazas). Nuestro servicio de reconocimiento descubrió esta agrupación de carros de combate cuando ya era demasiado tarde, cuando esta agrupación ya estaba preparada para entrar en acción. Por esto lanzaron todos los medios disponibles para aniquilarla, incluso a nosotros – a los cazas. Aunque con tanta densidad de fuego de artillería los cazas no pueden atacar al suelo. ¡El fuego de los Oerlikon era extremadamente denso! Pero la situación obligó a los mandos a lanzarnos al ataque.

 

Así es como luchábamos.

Si hemos de comparar nuestras bajas con las alemanas, nosotros siempre sufríamos más. Tanto en combates aéreos, como por culpa de la artillería antiaérea. Es porque nosotros no podíamos elegir ni podíamos escapar. Búscate la vida como puedas, pero ni se te ocurra escapar.

 

A.S. Entiendo. Esta victoria nos costo demasiada sangre.

 

I.K. ¿Y tu que pensabas? Créeme, perdimos mucha sangre en esta guerra.

 

Si te digo la verdad, a veces no entendía nada en la lógica del comportamiento de los pilotos alemanes. Imagínate: nosotros vamos los seis cazas a patrullar un determinado sector, vamos a 3000 metros. El puesto de guiado nos informa: ““Sókol”, atención, sobre los 3500 metros se os están acercando ocho Messerschmitt”. Vale, nosotros realizamos un “giro de combate” y ya estamos sobre los 4000 metros.

 

Llegan los ocho Messerschmitt, pero nosotros ya estamos más alto. ¿Que tienen que hacer los alemanes? En teoría, están obligados a entrar en combate con nosotros. Pero en este escenario estarían obligados a aceptar el combate basado en maniobras horizontales, dado que perderían velocidad en caso de atacarnos realizando maniobras verticales. ¿Y que hacen los alemanes? Enchufan la sobrealimentación del motor, entran en picado y se van de lado – para ganar la altitud. Mientras los alemanes están ganando la altitud, el puesto de mando nos informa del nuevo objetivo: “¡Atención! Se acercan 18 “Junkers-88”! ¡Atacarlos de inmediato!”. Nosotros entramos en picado y nos dirigimos hacia Junkers. Los Junkers al ver que les están a punto de atacar los cazas soviéticos, enseguida se desprenden de sus bombas, se dan la vuelta y “para casa”, a toda pastilla.

 

El bombardeo fue frustrado. Nosotros – a perseguir a los Junkers. Ellos – intentando escaparse de nosotros. Miramos hacia atrás – los Messerschmitt van detrás de nosotros, y con ventaja en altitud. Están picando para poder alcanzarnos. Y se están acercando. Hmmm… Las ganas de derribar a un Junkers son grandes, pero tampoco es para morir en vano. Realizamos un “giro de combate” y seguidamente realizamos un ataque frontal sobre los Messerschmitt. Ellos no aceptan el combate, se retiran en encabritado. Ya esta, fin del combate.

 

Aterrizamos contentos: “Que tíos, ¿visteis como les hemos espantado? ¡De coña!”. Pero luego me ponía a pensar: vale que hemos frustrado el bombardeo, pero los alemanes – ¿para que carajo vinieron? ¿Su misión tenia algún sentido?

 

A.S. Al menos, los Messerschmitt defendieron a sus bombarderos – ustedes no derribaron a ninguno de ellos.

 

I.K. Bueno, si te pones a pensar desde este punto de vista…

 

 

 

 

© Andrei Sujorukov