El típico
combate aéreo realizado por un IL-2 es un combate defensivo, pero un
IL-2 también es capaz de llevar a cabo un combate aéreo ofensivo
contra bombarderos y aviones de transporte.
Los IL-2
deben evitar el combate aéreo con cazas enemigos.
Pero si
el combate aéreo ha sido impuesto por los cazas enemigos, los IL-2
deben ponerse en una adecuada formación de combate y rechazar los
ataques de manera coordinada.
La
defensa debe ser activa, es decir, no se debe limitar únicamente a
rechazar los ataques, sino que se deben realizar acciones oportunas
para causar al enemigo el mayor daño posible.
En
septiembre de 1943 durante el comienzo de la ofensiva de nuestras
tropas, tras romper la “Línea Azul” en la península de Taman,
nuestro regimiento prestaba apoyo aéreo a unidades terrestres.
En la
zona de nuestra acción aparecían con frecuencia cazas enemigos. Por
ello, estando en el aire, debíamos prestar la máxima atención para
mantener la formación de combate del grupo. Pero en una ocasión no
pudimos detectar a tiempo a los cazas enemigos, y nos atacaron
cuando nuestra formación estaba demasiado alargada. Como resultado,
yo fui victima de un caza, que en el primer ataque dañó mi avión. Y
solamente gracias a mi artillero, que con sangre fría abrió fuego
con precisión, no nos derribaron.
Al
comienzo de la Guerra Patriótica no había suficientes cazas para
escoltar a los grupos de IL-2, sobre todo en las temporadas de mucha
actividad o cuando teníamos que actuar en pequeños grupos.
En el
transcurso de un combate aéreo esta prohibido realizar giros bruscos
e incrementar la velocidad, dado que esto puede hacer que la
formación se rompa y como consecuencia, provocar bajas.
Para
lograr el éxito en un combate, es muy importante tener en cuenta
siguientes aspectos:
- elegir
correctamente la formación de combate;
- la
cantidad de aviones que forman parte del grupo;
- el
nivel de pilotaje del personal que participará en la misión;
- la
cohesión entre los pilotos y su experiencia en vuelos con los mismos
miembros.
Para
realizar un combate aéreo en cuarteto de IL-2, la formación de
combate idónea es la “cuña”.
El día 9
de marzo de 1945, en el 2º Frente Bielorruso me ordenaron realizar
la siguiente misión: bombardear y asaltar a las tropas enemigas que
estaban retirando sus unidades y medios materiales hacia los puertos
de Dantsig y Gdya (Gdansk). Nuestro cuarteto de Shturmovik estaba
escoltado por 2 cazas La-5.
Al cruzar
la línea del frente en la zona de la ciudad de Dirshau, nuestro
grupo fue atacado por artillería antiaérea enemiga. Cuando
aparecieron 8 cazas Me-109, la artillería antiaérea dejó de
disparar. Fuimos informados por radio de la presencia de cazas en la
zona. Cuando los alemanes se acercaron, el artillero aéreo St.
Serzhant Pavlov indicó la posición de los cazas disparando una
ráfaga con su ametralladora.
Nuestro
grupo se puso en formación cerrada, para poder hacerles frente
mediante el fuego concentrado de los artilleros. Los “Messerschmitt”
atacaron el avión de St. Leytenant Truhov, que se había separado del
resto del grupo para registrar mediante sus fotocámaras los daños
que habíamos causado. A Truhov no le dio tiempo de ocupar su lugar
en la formación, y en el momento del ataque se encontraba a 50m del
resto del grupo. Los alemanes atacaron desde arriba y por la cola, y
también desde arriba y en lateral, desde los escorzos 1/4 (15º) y
2/4 (30º). Se retiraban del ataque en trepada para evitar entrar en
nuestra semiesfera delantera. Abrían fuego a una distancia de
300-500m
Los 2
cazas de nuestra escolta rechazaban ataques alemanes, a pesar de que
una pareja de Me-109 los intentaba trabar en combate. Nuestros cazas
realizaban sus ataques desde arriba y en la semiesfera trasera de
los IL-2 con la posterior salida del ataque por delante de los IL-2
para ser cubiertos por nuestro armamento frontal; allí ganaban
altitud y se ponían en posición de realizar el siguiente ataque.
Uno de
los Me-109 se salió por delante de uno de los IL-2, pero trepó
rápidamente. El joven piloto que en aquel momento estaba a su
derecha no pudo abrir fuego, desaprovechando una clara oportunidad
para realizar el ataque. Yo, por mi parte, no tenía posibilidad de
realizar el giro, dado que estaba limitado por los aviones que iban
a ambos lados de mí.
Durante
el combate yo mantenía la velocidad de 280 – 290 km/h para que los
demás pilotos (puntos) puedan mantener su correspondiente lugar en
la formación de combate. Las tripulaciones de cada avión coordinaron
sus acciones piloto-artillero. Los artilleros aéreos concentraban su
fuego de manera coordinada. Como fruto de la coordinación entre las
maniobras de los pilotos y el fuego de los artilleros, uno de los
Me-109 fue derribado durante su salida del ataque.
Nosotros
no perdimos ni un solo avión, solamente el avión del St. Leytenant
Truhov recibió algunos daños.
Al
cumplir con la misión, el grupo volvió a nuestro territorio. Al
cruzar la línea del frente los cazas enemigos dejaron de atacarnos y
se retiraron del combate. Todo nuestro grupo volvió a la base.
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