En otoño del 1943 las tropas del 1er Frente
Ucraniano liberaron la ciudad de Kiev. Seguidamente con el avance
impetuoso de nuestras unidades de caballería fue tomada la ciudad de
Zhitómir. Pero las unidades de tanques alemanes realizaron un
contraataque, y mediante una orden del Mando Supremo nuestras tropas se
retiraron temporalmente de la ciudad de Zhitómir.
En el mes de diciembre del 1943 la continua
nubosidad, nieblas, las frecuentes nevadas hacían imposible a la
aviacion del 1er Frente Ucraniano realizar las misiones de combate.
Según los informes de nuestros servicios de
reconocimiento terrestre y de los partisanos, era evidente que los
alemanes estaban concentrando fuerzas para tomar la revancha en Kiev.
Desde el Estado Mayor de nuestro Regimiento
de Reconocimiento Aéreo de Largo Alcance de la Reserva del Mando Supremo
(ODRAP RGK) se recibió el mensaje codificado: “A cualquier precio
realizar el reconocimiento de las vías ferroviarias y de las carreteras,
siguiendo la siguiente ruta: Korosten, Novograd-Volynsk, Shepetovka,
Berdichev, Zhitomir, Korostyshev”.
La estación meteorológica nos había
informado sobre la situación en la zona: “nubosidad de 100 a 150m,
nevadas, nieblas locales, visibilidad inferior a 1km, congelaciones en
las nubes”.
El viento era suave. Yo, junto al oficial
de navegación del escuadrón Héroe de la Unión Soviética Capitán de la
Guardia Stepin despegamos con el avión Pe-3bis. Despegamos directamente
desde el aparcamiento, sin haber pasado por la pista de despegue.
Cruzamos Dnieper al norte de Kiev.
Cuando nos acercábamos a la línea del
frente en la zona de la estación Korosten, nos dimos cuenta que los
datos meteorológicos facilitados eran correctos: visibilidad de 200 a
300m, altitud de la nubosidad entre 50 y 100m. Al pasar 3 minutos desde
el momento del despegue, entramos en la niebla.
A 250m de altitud sobrepasamos la cota
superior del escalón inferior de nubes. Procedemos volando por el
pasillo formado por el escalón inferior y superior de nubes.
Al cabo de 1,5-2 minutos ya íbamos dentro
de la nubosidad continua, dado que ambos escalones de nubes se juntaron
en uno. Seguíamos manteniendo el mismo rumbo.
Según nuestros cálculos ya deberíamos haber
sobrevolado la línea del frente. Comencé el descenso.
Cuando estábamos a 70m sobre el suelo según
el indicador de altitud, ya se veía la tierra. Detectamos una serie de
trincheras y fortificaciones en la tierra, cubierta por la nieve.
Durante el descenso desvié un poco el avión
hacia derecha, dado que a partir de la estación Korosten la línea del
frente iba dirigida hacia nor-oeste, por lo tanto nuestro rumbo debería
prácticamente coincidir con ella. Volver a entrar en las nubes ni estaba
previsto ni teníamos ganas.
Íbamos volando pegados al suelo,
prácticamente encima de las cabezas de los alemanes, que estaban
sorprendidos por nuestra aparición. No les dio tiempo de emprender
ninguna acción. Cruzamos la zona de mayor peligro a gran velocidad.
En las condiciones de visibilidad muy
limitada nuestra atención estaba puesta plenamente en evitar chocar
contra objetos terrestres, que aparecían ante nuestro avión de forma
inesperada.
No esperábamos encontraros con los cazas
enemigos a estas alturas, además era poco probable teniendo en cuenta
aquellas condiciones meteorológicas. Por tanto el navegante Stepin puso
toda la atención en la orientación y en observación del terreno.
De repente el navegante Stepin me golpeó en
el hombro, mostrando con la mano a la derecha. Miré hacia allá y en la
carretera pude distinguir una columna alemana, formada por un batallón
de infantería.
Dado que era imposible realizar el giro a
derechas estando a 2-3m de altitud sobre el suelo, ascendí hasta 20-30m
de altitud, realicé el giro y volando en un ligero descenso, abrí el
fuego con el armamento de tiro frontal de nuestro Pe-3bis – con las
ametralladoras de gran calibre y con el cañón.
Nuestra inesperada aparición en aquellas
condiciones meteorológicas y en la retaguardia enemiga profunda cogió a
los alemanes por sorpresa. El potente fuego de mi armamento mató a
muchos de ellos.
Procedimos el vuelo en dirección a la
ciudad Novograd-Volynsk. En la carretera detectamos a una columna de
caballería alemana y unos 20 vehículos con soldados. También les metimos
una buena porción de plomo.
En la ciudad Novograd-Volynsk en aquellas
condiciones meteorológicas los alemanes no esperaban un ataque desde el
aire, así que sobrevolamos el nudo ferroviario y la ciudad a 20-30m de
altitud sin haber encontrado ninguna resistencia. Detectamos importantes
concentraciones de tropa y armamento enemigo.
Al sobrevolar la ciudad Novograd-Volynsk,
nosotros ya no confiábamos en la pasividad alemana, por tanto, antes de
acercarse a Shepetovka, la rodeamos a una distancia considerable para
confundir a los puestos de vigilancia aérea alemana.
Nos acercamos a la estación de Shepetovka
desde la dirección más apropiada a nuestro juicio: desde la parte
sur-oeste.
Los nudos ferroviarios de Shepetovka
estaban llenos a tope de convoyes ferroviarios, plataformas y diverso
material bélico. Tuve que abrir fuego para neutralizar a la batería
antiaérea, que por suerte para nosotros abrió el fuego demasiado tarde.
Al sobrevolar Shepetovka nos dirigimos al
sur-este. Durante un tiempo volamos sobre los bosques y posteriormente
giramos hacia Zhitómir.
Yo conocía bien aquella zona. Gracias a
ello, en condiciones de visibilidad máxima de 200m salimos justo a
Zhitómir sin ninguna desviación.
La ciudad apareció de repente ante nosotros.
Puse los motores al máximo posible. Pasamos al sur de la estación
ferroviaria, sobrevolamos el centro de la ciudad y salimos directamente
hacia el centro del aeródromo, en el cual estaban estacionados unos 15
aviones Ju-52.
Mi deseo de girar y abrir el fuego sobre
los aviones se quedó siendo un deseo, dado que el motor derecho estaba
dando problemas ya desde hace un tiempo, y además, la mala visibilidad
nos impedía volver a entrar al aeródromo con la misma precisión.
Instantes después el navegante me llamó la
atención sobre la carretera que pasando a través de la ciudad
Korostyshev comunicaba la ciudad de Zhitómir con Kiev. Aquella carretera
estaba repleta de carros de combate y vehículos con tropas.
Decidimos volar en paralelo a la carretera,
alejados a una distancia segura, de vez en cuando cruzándola para ver
mejor. El navegante iba haciendo marcas en el mapa y apuntaba todos los
datos obtenidos.
Cuando nos acercábamos demasiado cerca a la
carretera, los alemanes abrían fuego con las ametralladoras e incluso
con los cañones de los carros de combate. Esto nos obligaba volar lo mas
bajo posible, incluso a una altitud inferior que la altura de las puntas
de los arbustos. Por eso cuando volvimos a la base, encontramos varios
impactos en el fuselaje y alas, provocados por las ramas de los
arbustos.
Mientras estábamos observando la carretera,
nos acercamos a la línea del frente sin darnos cuenta. Giré el avión
hacia el bosque y en vuelo rasante sobrevolamos la línea del frente.
Nuestro vuelo duró 2 horas 50 minutos.
Aterrizamos en el aeródromo Priluki, habiendo cumplido nuestra misión.