Era
verano de 1944 la Aviación de la Flota del Norte realizaba intensos
ataques sobre los convoyes alemanes, las bases marítimas militares y
otros objetivos enemigos.
Recibimos
la siguiente orden: “Con un sexteto de IL-2 eliminar el carguero
enemigo mediante lanzamiento de bombas “top-mast”. Dicho carguero
iba escoltado por navíos de guerra y se dirigía hacia la zona de
Varanger Fiord”.
El
sexteto de IL-2 era liderado por el Capitán Katunin. El grupo de
escolta lo lideraba yo. Todo el personal que iba a intervenir
analizó la misión de forma conjunta, analizando diversos escenarios.
Sobre todo, se prestó mayor atención a los siguientes aspectos: ruta
y perfil de vuelo, lugar de reunión del grupo tras finalizar el
ataque y señales adoptadas para la dirección del combate.
La
escolta iba a ser con relación de dos a uno: para los 6 aviones IL-2
se destinaron 12 aviones Yak-9. Por eso, aparte de la misión
principal que consistía en escoltar a los IL-2, cada pareja de los
cazas se encargaba de vigilar a un IL-2 concreto. En el caso de que
uno de los IL-2 recibiera daños, dicha pareja se encargaba de
prestarle escolta directa.
Tras
despegar, todos los aviones se reunieron en círculo sobre el
aeródromo y en vuelo rasante se dirigieron hacia el objetivo,
volando a lo largo del Golfo de Kola y luego alejados a 30 – 35km de
la línea costera.
Durante
la toma de altitud, los cazas iban en cuartetos. Cuando hasta el
objetivo faltaban 60 – 70km, se pusieron en la siguiente formación:
1)
El grupo de escolta directa era formado por el primer
cuarteto e iba junto a los IL-2, alejado a 100-150m de ellos, y a
unos 100-150m por encima de su formación;
2) El
grupo de ataque era formado por el segundo cuarteto e iba detrás de
la formación, alejado a 200-250m y a 400-500m por encima;
3) Yo iba
con el cuarteto de reserva, maniobrando por detrás y ligeramente por
encima de todos.
Cuando
hasta el objetivo faltaban 10-15km, de repente aparecieron 4 cazas
enemigos, a 600-700m de distancia por nuestra derecha y a nuestra
altitud.
Avisé por
radio al resto sobre la aparición del enemigo. Ordené a una pareja
del segundo cuarteto a girar en dirección a los alemanes y entablar
combate.
En este
momento por debajo se nos acercaban otros 4 cazas enemigos. Ordené a
la pareja restante del segundo grupo a atacar a este segundo grupo
de alemanes.
Los IL-2
comenzaron el ataque, empezando a bombardear con el método “top-mast”.
Como había que esperar, por arriba aparecieron otros 6 cazas
enemigos. Les ataqué con la escuadrilla de reserva, bajo mi mando.
Al mismo tiempo, ordené al primer cuarteto de Yak-9 (grupo de
escolta directa) a seguir en formación con los IL-2, dado que en el
lugar de la salida del ataque y sobre los barcos había más cazas
enemigos. Comenzó el combate aéreo de 14 cazas enemigos contra los
12 Yak-9 y los 6 IL-2.
Durante
el combate aéreo, mi mayor preocupación consistía en no perder de
vista a los IL-2, para en caso de necesitad prestarles ayuda. Al
mismo tiempo, yo procuraba ocupar un lugar que me permita observar
en todo momento la evolución del combate aéreo. Estando algo por
encima de los demás y viendo todo el combate aéreo, yo podía ayudar
a los demás en caso de necesidad.
El líder
de los IL-2 me comunicó por radio y duplicó el mensaje lanzando la
combinación de bengalas para informar sobre la salida del ataque y
el comienzo de la retirada al punto de encuentro. Repetí su mensaje
al resto de cazas por radio y les ordené a desplazarse hacia los
IL-2. El combate continuaba en cercanía de los IL-2. Los IL-2 en la
medida de lo posible nos ayudaban con sus cañones y ametralladoras.
De esta forma, logramos llevar a cabo un combate aéreo coordinado,
con el apoyo mutuo entre los IL-2 y los cazas Yak-9.
Prestar
el apoyo a los IL-2 para reducir su riesgo era nuestro principal
objetivo, y por tanto, en el transcurso del combate aéreo yo
recordaba sistemáticamente a mis cazas para que no pierdan de vista
a los IL-2 y para que no se entretengan demasiado con el combate
aéreo.
En este
combate, hemos hundido a un transporte y hemos derribado a 3 aviones
enemigos. Volvimos a la base sin haber sufrido bajas por nuestra
parte.
La alta
moral de nuestros pilotos, la buena preparación previa de la misión,
la coordinación directa entre los pilotos de IL-2 y Yak-9, la
correcta dirección del combate aéreo y una eficaz distribución de
recursos en el combate nos posibilitaron cumplir nuestra misión con
éxito.
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